Dario Argento: “No me importa nada lo que digan de mí”

Hablamos con el legendario director italiano que estrena Occhiali neri, su primera película desde 2012, aún sin fecha de lanzamiento en España.
Dario Argento en el festival de cine de Roma en 2015.
Dario Argento en el festival de cine de Roma en 2015.Paradisi Alessia

Cuando Dario Argento (Roma, 1940) abrió el cajón de su escritorio durante el primer confinamiento encontró un guion que escribió en 2002 –junto a Franco Ferrini– para una película que habría tenido que producir Vittorio Cecchi Gori. En realidad, fue su hija quien desenterró el guion entre legajos y le sugirió llevarlo a cabo. Ahora. No es casualidad que en Occhiali neri –la última película que acaba de estrenar el maestro italiano del horror– aparezca Asia Argento como protagonista y productora asociada. De hecho, fue ella quien eligió también al compositor francés Arnaud Rebotini para la banda sonora, que define como una fantasía, una ferocidad moderna. 

Déjeme que comencemos hablando de animales o insectos. Aparecen, de una u otra manera, en todas sus películas (Phenomena, L’ucello dalle piume di cristallo, Il gatto a nove code…). En la última, un perro lobo llamado Nerea ayudaba a Diana (Ilenia Pastorelli), que acaba de perder la vista. 
Los animales, los insectos forman parte de la vida. De hecho, la vida son las personas, los animales y los miedos. No mucho más. Hay que normalizar todo eso.

Presentó su película en el último festival de Berlín. Han pasado diez años exactos desde Drácula 3D, que se estrenó en 2012. ¿Qué ha estado haciendo esta última década?
He escrito mi autobiografía (Paura, editorial Einaudi). Ha salido en inglés, francés, español… Además, he publicado seis relatos de terror para Mondadori. También me tomé un par de años sabáticos para leer, descansar y pensar. 

Escribió Profondo Nero (una versión de Dylan Dog) y también debutó como actor en Vortex (dirigida por Gaspar Noé), una película que indaga en el terror del envejecimiento. Fue un éxito en Cannes. Usted vive solo. ¿Sus miedos son visibles?
No, mis miedos son profundos, metafísicos. Están en el subconsciente, más allá de la vida cotidiana. 

¿Cómo puede conocer tan bien la mente humana sin haber nunca visitado un psicólogo?
He leído mucho a Freud, a Carl Jung… He aprendido a autoanalizarme, a comprender la mente humana, el miedo, los traumas más escondidos. Solo, como autodidacta. 

En más de una ocasión ha dicho que la fotografía es más fiable que la mente humana. Hay algo de Antonioni ahí. 
Sí, porque la mente, la memoria es imperfecta. Inventa cosas, está llena de roturas, mezcla espacios y tiempos, exagera hechos o acontecimientos. La fotografía es el perfecto testimonio de la vida, de la realidad. 

En su última película, rodada en Roma, vuelve a aparecer un barrio que a usted le fascina y que ya recurrió a él en otras películas. Es el EUR, con su arquitectura racionalista, un barrio ideado por Mussolini para acoger la Exposición Universal del 42, frenada por las bombas. Fellini estaba enamorado del EUR.
Es un teatro. Ideal para exponer, para mezclar lo que siempre suelo hacer en mis películas: la ternura y la crueldad, el giallo, el thriller… Temáticas aparentemente contradictorias, pero que congenian bien. 

¿Qué ha querido transmitir con su último filme?
No tiene ningún objetivo más allá que la necesidad que tengo de expresarme, autoanalizarme.

Romero, Hitchcock, Hopper, Edgar Allan Poe… ¿Siguen influenciándole estos maestros?
Sí, por supuesto, aunque el cine que veo y que más me fascina es el cine mudo. También me gusta el expresionismo de Fritz Lang, las películas de Val Lewton… Son fascinantes. Lógicamente también Ingmar Bergman y sus obras maestras: El séptimo sello, El rostro…

Por sexta vez vuelve a trabajar con su hija Asia Argento. ¿Cómo fue? Daria Nicolodi (su ex mujer y madre de Asia), Verónica Lario (ex mujer de Berlusconi)… ¿Por qué siempre fue tan importante para usted la presencia femenina en las películas?
Antes de nada, decir que Asia es una actriz consagrada, de fama mundial. Y sí, me atrae mucho la figura de la mujer. El 80% de los personajes de mis películas son mujeres. Me fascinan sus debilidades, sus puntos fuertes, su personalidad en todos los sentidos. 

Algunos críticos dicen que su última película no es nada nuevo. Las obsesiones de siempre que ya usted supo mostrar, quizás mejor que nadie, con Profondo Rosso o Suspiria. 
No me importa nada lo que digan de mí. Lógico, las obsesiones de una persona no cambian, son siempre las mismas. Sucede lo mismo con los miedos… Y es justo que sea así.