Llevas unos días bastante plof. Te levantas con bajonazo, por tu cabeza corren libres pensamientos oscuros y, sobre todo, cuando piensas en tu futuro, en lo que te va a pasar, no encuentras nada por lo que merezca la pena luchar. Ante el panorama incierto, sientes un profundo miedo por lo que va a ser de ti. Piensas que puede ser un ataque de ansiedad, pero no lo es. Se llama angustia y te puede llegar a paralizar. Te contamos en qué consiste y cómo puedes afrontarlo. Y, sobre todo, no dudes en pedir ayuda.

“La angustia y la ansiedad son términos que muchas personas emplean indistintamente ya que se manifiestan de forma muy similar”, explica María de la Barca Mojarro Corrales, psicóloga sanitaria de Tribeca Psicólogos. “La diferencia entre ambos constructos radica en un matiz temporal: mientras que la angustia se entiende como un temor a que pase algo en un futuro, la ansiedad es miedo a algo que tiene lugar en el presente, aunque no se llegue a distinguir su causa”.

Por eso, la ansiedad suele preocuparte por lo que te está pasando, mientras que la angustia va más allá y te pinta un futuro tan negro, que te puede quitar las fuerzas, el ánimo para luchar. Sería parecida a la ecoansiedad, pero sin centrarte en el tema del cambio climático. “Es importante destacar y tener en cuenta la diferencia existente entre la reacción que evoca cada emoción”, advierte María de la Barca Mojarro Corrales, que destaca que “mientras la angustia tiende a paralizarnos ante la amenaza, de la ansiedad deriva una reacción motora de sobresalto que nos prepara para la lucha o huída de aquello percibido como peligroso”.

¿Qué es la angustia?

Según explica la psicóloga, podemos considerar la angustia como un estado de inquietud o temor muy intenso respecto a algo futuro que consideramos una amenaza o un peligro. Ella hace una analogía interesante: del mismo modo que los animales responden con signos visibles de miedo cuando tienen lugar situaciones que consideran una amenaza inminente, el hombre tiene la capacidad de anticipar dichas situaciones desagradables, entendiendo esto como la base de la angustia.

síntomas de angustia
Maria Korneeva//Getty Images
La angustia tiende a paralizarnos ante la amenaza de un futuro oscuro y preocupante, por eso, ten cuidado, amiga: puedes acabar encerrada sin querer hacer nada.

Ante la fuerte emoción, María de la Barca Mojarro Corrales indica que “la persona que experimenta angustia muestra un miedo intenso por perder el autocontrol, tiene dificultades a la hora de buscar una solución al bloqueo que experimenta, y la vive como una emoción compleja de la que deriva un gran malestar sin ir seguida de un comportamiento motor claro”.

Sentir angustia puede ser un síntoma claro de un trastorno de ansiedad, pero también suele estar vinculado a otras patologías como trastornos depresivos o trastornos somáticos, o a situaciones vitales adversas como sufrir una pérdida, un cambio laboral o con el estrés y cómo gestionarlo. “Resulta importante identificar de dónde viene esta angustia para entender y determinar cuál es su causa”, advierte la psicóloga.

Síntomas de angustia

Si no estás segura de si lo que sientes es angustia o ansiedad, o alguna otra patología relacionada con la salud mental, además de tener en cuenta si es el miedo al futuro o el presente lo que te agobia, puedes tener en cuenta otros síntomas que nos enumera María de la Barca Mojarro Corrales: sensación de mareo, bolo esofágico o ‘nudo en la garganta’, síntomas digestivos, presión en el pecho, dolor de cabeza, temblores, etc.

“Una crisis es un momento determinado en el que la intensidad de la angustia aumenta hasta llegar a un punto máximo y luego desciende poco a poco. La persona la experimenta como una situación altamente desagradable por la sintomatología que la acompaña”, explica la profesional.

maría de la barca mojarro corrales, psicóloga sanitaria de tribeca psicólogos
D.R.
María de la Barca Mojarro Corrales, psicóloga sanitaria de Tribeca Psicólogos.

“Si te encuentras en una situación de estas características puede ser eficaz alejarnos de entornos en los que existan muchos estímulos ambientales, intentar no focalizar la atención en los síntomas físicos que están teniendo lugar, respirar de forma controlada y consciente, y tener presente que no hay peligro y que la crisis va a finalizar”, explica la terapeuta que, además, señala que “resulta de gran utilidad contar con herramientas o técnicas psicológicas que nos ayuden a gestionar este tipo de crisis de cara a enfrentarnos a las mismas.”

Normal ‘versus’ limitante

La angustia ‘per se’, no es un problema. De hecho puede ser absolutamente normal sentirla “ante cualquier situación en la que la persona considera que no cuenta con los recursos suficientes para hacer frente de forma efectiva”, explica la psicóloga. Si te produce angustia tomar una decisión respecto a si sigues tu relación de pareja, si te agobia no saber qué carrera elegir o si cambias de trabajo o ante un diagnóstico médico algo chungo, no te preocupes, es normal y, de hecho, se trata de un mecanismo necesario para la supervivencia.

síntomas de angustia
Carol Yepes//Getty Images
La angustia es un mecanismo de supervivencia que nos alerta de un peligro, pero si la sensación se intensifica y te impide llevar tu vida normal, alerta: busca ayuda profesional.

“La angustia cumple la función de activar la atención ante una situación considerada amenazante o peligrosa y así mantenernos a salvo”, explica la profesional, sin embargo, advierte: “La dificultad surge cuando nos enfrentamos a una angustia no funcional sino patológica, es decir, cuando se manifiesta con una frecuencia, intensidad o/y duración que no resultan adaptativas dando lugar a un compromiso del bienestar y la calidad de vida de la persona”. En ese momento, cuando se repite y agudiza, te toca afrontarlo: ahí sí hay un problema.

“Cuando la angustia es puntual, leve y pasa rápido no resulta desbordante, es normal. Pero cuando nos enfrentamos a un nivel de angustia agudo que nos acompaña continuamente, haciéndonos sentir en alerta y amenazados por un peligro del que ni siquiera identificamos su causa, nos encontramos ante una sintomatología muy limitante que ha de ser identificada y tratada por un profesional de la salud mental”, explica María de la Barca Mojarro Corrales. Puede llegar a aislarte y provocar fobia social incluso.

centro de piscología con alma tribeca,
D.R.
El centro de piscología con alma TRIBECA, un equipo de profesionales muy jóvenes han creado un espacio terapeútico moderno donde te puedas sentir a gusto.

En el centro de piscología con alma TRIBECA, un equipo de profesionales muy jóvenes han creado un espacio donde las personas se sientan acogidas, a gusto, para que puedan abrirse y encontrar ayuda. Como señala la psicóloga, el tratamiento de la angustia debe ajustarse a las circunstancias y variables personales de cada individuo, pues es una reacción emocional que puede presentarse de muchas formas, con diferentes niveles de intensidad, y desencadenarse por causas muy diversas.

La psicóloga sanitaria recuerda que: “En los casos en los que la angustia interfiere en nuestra vida de forma significativa es el momento de ponerse en las manos de un profesional de la salud mental. Conocer la situación que está causando la angustia, trabajar aspectos emocionales y contar con herramientas para hacer frente a situaciones de crisis resulta fundamental de cara a aprender a gestionar y sanar la angustia”.Y no olvides, cuidar tu salud mental está por encima de todo.

Cómo afrontar la angustia

Pedimos a a María de la Barca Mojarro Corrales, psicóloga de Tribeca Psicólogos, algunas recomendaciones para gestionar tus sentimientos de angustia.

  • Lo primero, detectarla. “Cuando sentimos angustia nos enfrentamos a un estado de tensión acumulada y no liberada ante la que puede resultar normal sentirnos tristes, desanimados, desganados, experimentar cambios de humor, etc”.
  • Tratamiento integral. Si estás sintiendo angustia, la psicóloga recomienda optar por un tratamiento integral. “Para trabajar el ser consciente de aquello que está precipitando que nos sintamos angustiados y se identifiquen las preocupaciones que te están alterando”.
  • No controles. Antes sentimientos oscuros, tendemos a intentar dominar la situación y manejar nuestras emociones. Pero Mojarro Corrales advierte: “debes entender que el control no es la solución.
  • Conéctate con tu placer. Por el contrario, las la psicóloga anima a “dedicar tiempo al autocuidado y a actividades que nos resulten agradables, meditar, cuidar hábitos de alimentación y sueño y practicar ejercicio físico, pueden contribuir al buen funcionamiento y bienestar de la persona”.
  • Busca ayuda profesional. Y por supuesto, busca ayuda de profesionales de la Psicología especializados que te ayuden a gestionar la angustia. Muchas veces, sola no puedes, pero con ayuda, seguro que sí, amiga.
  • Afróntalo, pronto. No lo dejes para mañana. Cuanto antes plantes cara a esa angustia, más deprisa te librarás de ella. “Resulta importante la precocidad con la que se tratan los síntomas, pues cuanto antes se aborde un problema de estas características menor interferencia tendrá en la vida de la que experimenta angustia y mejor pronóstico presentará”, aconseja María de la Barca Mojarro Corrales.