Pretende ser un libro conciliador, que no concibe hablar de animación a la lectura sin hablar de educación lingüística y literaria, de la misma manera que al hablar de educación lectora no se habla de otra cosa que de animar a leer.
La formación de un lector, uno de los más fascinantes episodios educativos, no compete únicamente a los profesionales de la educación, aunque la sociedad les haya encomendado esa específica labor.
Este libro es una invitación a un viaje de ida y vuelta: un viaje de la literatura a la escuela y de la escuela a la literatura. Un viaje desde los textos literarios a los contextos escolares.
La formación de un lector no compete únicamente a los profesionales de la educación, aunque la sociedad les haya encomendado esa específica labor, si bien se espera que en las aulas prospere ese proyecto intelectual.