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LA SITUACIÓN DE LOS RUEDOS

«Hay que hacer algo por los toros, este no puede ser su final»

Emilio de Justo, que acaba de compartir tentadero con su padrino de alternativa, Alejandro Talavante, defiende su profesión y destaca los efectos económicos negativos que supondría su desaparición. Admite que los ganaderos son los que más sufren

«Hay que hacer algo por los toros, este no puede ser su final»

Si hay un ejemplo de trabajo, sacrificio y constancia en el mundo del toro ese es el de Emilio de Justo (Torrejoncillo, Cáceres, 1983), un torero que supo reinventarse tras muchos años difíciles, llenos de esfuerzo y, que ahora, con la crisis del coronavirus, considera crucial «potenciar» los valores de su profesión, y que sirvan para afrontar estos duros momentos.

Entrega, superación, dedicación, arrojo, compañerismo, entereza ante la adversidad, solidaridad... son algunos de los valores que siempre se han asociado a la tauromaquia; unos se enseñan en la infancia, en las escuelas taurinas, pero otros hay que llevarlos de serie, deben formar parte de la naturaleza intrínseca de unos héroes con capote y muleta, acostumbrados a la dureza y el dolor.

«Deberíamos potenciar y mandar a la sociedad ese mensaje optimista que el toreo tiene, esos valores y ese lado humano que lo distingue y que no tienen otros sectores, por ejemplo, y esas historias de superación de tantos toreros que han sabido venirse arriba en situaciones realmente complicadas», destaca el espada.

La suya propia podría servir perfectamente para mostrar que no hay que tirar nunca la toalla ante la adversidad. «Las circunstancias son muy crudas, primero porque la tónica de nuestros gobernantes es dejar a un lado a la tauromaquia. Vamos a ver cómo nos ayudan... Pero también porque cuando volvamos a la normalidad veremos qué ferias se pueden dar y cuáles no, y qué secuelas nos deja esto. Pero tenemos tiempo para aprender y recapacitar desde dentro; de ver cómo podemos renovarnos y mejorar las cosas», plantea.

Defensa de los ganaderos

De Justo estima que los ganaderos son los que más sufren. Alimentan a los toros de su bolsillo. «Los empresarios han hecho ya una inversión en numerosas ciudades del país y están mandando sus reses al matadero. Verdaderamente, tienen un panorama inmediato dramático. Todos estamos perjudicados. Hay que hacer algo por los toros, este no puede ser su final», apostilla.

Y reitera: «Discriminar a la tauromaquia es ignorar su historia, sus valores, su peso cultural, económico y social». Se habla de la posibilidad de televisar corridas sin público. ¿Qué opina Emilio de Juto? «No estoy de acuerdo. El toreo es cultura, una fiesta en la que el público forma parte fundamental y esencial del propio acontecimiento». Aunque hable así, sin tapujos, de lo que él considera «primordial» para su profesión, la verdadera preocupación del diestro es «la salud de las personas», más cuando en los tiempos que corren los fallecidos por covid-19 se cuentan por miles.

Y ¿a qué se ha dedicado durante el confinamiento? «He estado tranquilo, sereno, disfrutando de los míos, pero también echo un buen rato todos los días toreando y haciendo bastante ejercicio en mi campo de Cáceres. Pero ya digo que ahora mismo la profesión pasa a un segundo plano. Me preocupa mucho mi sector, de eso no hay duda, pero me preocupa más el lado humano de todo lo que está pasando», indica el diestro cacereño.

Dichas declaraciones se producen en pleno debate sobre la protesta que iba a tener lugar ayer y que se ha aplazado por seguridad. Toreros, aficionados, ganaderos, empresarios y profesionales relacionados con el mundo taurino, se iban a dar cita en Badajoz para llevar a cabo un Paseo en defensa de la Tauromaquia. Estaba prevista en diferentes provincias españolas y nacía como repulsa a las declaraciones del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, que en la pasada Comisión de Derechos Sociales del Senado aseguraba que le «incomoda enormemente que se reivindiquen las corridas de toros como una práctica cultural a proteger». Además, entre los apoyos aprobados por el Estado para el gremio de los artistas, los profesionales taurinos no han sido incluidos.

Relata sus sensaciones tras regresar este martes de un tentadero con su amigo y padrino de alternativa, Alejandro Talavante. «Echamos una tarde muy bonita y especial. Me abrió las puertas de su casa en la capital pacense, me regaló dos toros, que lidiamos a puerta cerrada. Le tengo mucha admiración porque todos saben lo grandioso que es como torero. Hablamos de las cosas que están ocurriendo en el sector, intercambiando impresiones, dando su punto de vista con mucha cordura y educación», destaca.

Tampoco huye de valorar las pintadas de asesinos aparecidas en la plaza de toros cacereña hace tres días. Las sacó a la luz su compañero Manolo Bejarano, responsable de la Escuela Taurina de Cáceres. «Me duele mucho, es algo muy violento ese radicalismo de faltarle el respeto a una profesión que tiene sus raíces desde hace años y es parte de nuestra cultura. A nadie se puede obligar a que vaya a los toros, pero de ahí a esa agresividad, me parece muy triste, y que además se produzca en mi ciudad, que ha sido siempre muy taurina y que genera una gran riqueza para su población», concluye. Las pintadas ya las han borrado y en este sentido Bejarano también las consideró un insulto a la profesión y un ataque al patrimonio.

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