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Gigante por decreto

Un libro, «Operación Yao Ming», sostiene que el pívot de Houston Rockets (2,26) fue el primer fruto de un experimento genético del Gobierno chino de Mao Zedong para crear deportistas de elite por inducción. Los padres de Ming eran jugadores de la selección de baloncesto

EPA Yao Ming, con Flip Saunders, en el partido de las estrellas 2004

MADRID. Da Fang no conoció a Da Yao por azar, afinidad de gustos, pasión por el baloncesto o un amigo común. Los presentó virtualmente Mao Zedong. Obligó a que se conocieran por interés, por los delirios de grandeza del antiguo presidente de la República China, cuya intención no era nueva: convertir el deporte en un instrumento para la propaganda, para la expansión de sus ideas políticas. Ya lo había hecho la RDA, la Alemania comunista. De la unión de Fang y Yao -dos jugadores de baloncesto de la selección nacional china- por orden de Mao nació hace 25 años el jugador más llamativo que milita en la NBA, Yao Ming. Pívot titular de los Houston Rockets, 2,26 metros, 134 kilos, el personaje más visitado en internet. Una conspiración genética. A esa conclusión ha llegado Brook Larmer, autor de un libro, «Operación Yao Ming», que sale a la venta estos días y ha levantado ampollas en Estados Unidos.

Los padres de Ming superan la media de una nación bajita, como China. La madre mide 1,88 y el padre, 1,95. Y Yao Ming cumplió el propósito por el ataque megalómano del presidente del país. Nació el 12 de septiembre de 1980 con 61 centímetros y cinco kilos, algo así como el doble de la población infantil de la época. El libro plantea la tesis del hijo único, como es Yao Ming, un elegido en el programa gubernamental para abatir la superpoblación del país, que asciende a 1.300 millones de personas.

Sin manipulación genética

Ming aparece como un beneficiario de las leyes de Mendel, el monje suizo-alemán que popularizó las teorías de la genética según las cuales las personas heredan unas características concretas de sus progenitores. Por ejemplo, el gen de la hemofilia lo transmiten las mujeres, pero sólo lo reciben los hombres. A decir de los expertos médicos, no es posible que Yao Ming fuera fruto de una manipulación genética, sino de un cruce con un meticuloso proceso de selección previo en las características físicas de los padres. La adulteración genética no era posible hace veinticinco años, cuando nació el pívot.

En esa idea de la fábrica de campeones a medida, el nombre traducido de Yao Ming tiene connotaciones mitómanas, «pequeño gigante».

El impacto de Yao Ming en la NBA ha llegado a tal extremo que la página web de la mayor Liga del mundo del baloncesto tiene en su portada un epígrafe en idioma mandarín para los seguidores asiáticos. Naturalmente, con la foto del goliat de Shanghai.

En su plan expansivo hacia Oriente, la NBA ha llegado a un acuerdo de colaboración permanente con el canal por cable AZN TV, cuyo gancho estelar son las andanzas de Yao Ming por las canchas americanas.

Ming llegó a la NBA en 2003, elegido por Houston Rockets en el draft de 2002, y fue designado novato del año. Internet le llevó a cotas inimaginables para un debutante. Gracias a los votos virtuales de sus compatriotas, desbancó al intocable Shaquille O´Neal del quinteto titular del equipo del Oeste en el partido de las estrellas de 2003. O´Neal acabó la temporada como mejor jugador. Hoy, un libro apunta señales hacia la creación de un gigante por decreto a medida de Mao Zedong.

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