Cuando el domingo de Resurrección llenaba de toros toda España
Pese al aluvión de festejos, Corrochano aventuraba hace un siglo que «la Fiesta está en pausa» en la primera temporada sin Joselito
«La corrida de inauguración tiene tanto prestigio y la tomamos en Madrid tan en serio que siempre se llena la plaza, a pesar del cartel. Bien es verdad que para que se llene la plaza de Madrid hay que discurrir poco; basta con anunciar corrida», comenzaba la crónica abecedaria de la corrida del Domingo de Resurrección de hace cien años firmada por Gregorio Corrochano . Y es que al igual que en la capital de España durante la pasada centuria, el final de la Semana Santa llenaba de toros la península de norte a sur y de este a oeste.
Sin embargo, el crítico de ABC explicaba que comenzaba la temporada de 1921, un «poco desorientados y desilusionados», en el recuerdo a la trágica muerte de Joselito en la plaza de Talavera el año anterior. «Sospechamos que el toreo se ha detenido en aquella su carrera bulliciosamente triunfal a que le arrastraba Joselito. Porque Joselito no era el torero que toreaba mejor o peor, con más facilidad o más dominio. Joselito era la fiesta. Todo en él era representativo. Por eso está la fiesta en pausa, porque no es un torero el que falta, lo que falta es la afición».
Era el preámbulo de Corrochano antes de contar lo que sucedió en el ruedo aquel 27 de marzo , domingo de Pascua de hace cien años. Poco reseñable ni en los toros de Moreno Santamaría ni en Luis Freg, Algabeño y Nacional, que no tuvo su tarde.
Fuerte bronca
Aquel día, en Sevilla estaba todo preparado para elevar a los altares a Chicuelo que se anunció en solitario, pero la corrida de Molina, antes Urcola, no fue del agrado del sevillano que abandonó la Maestranza en medio de una fuerte bronca. También hubo toros en Murcia, en donde triunfó Larita con toros de Saltillo , junto a Fortuna y Manolo Belmonte; y en La Línea y en Pamplona. Y novilladas en Zaragoza, en donde Nacional II tenía más suerte que su hermano en la capital y salió a hombros; y en San Sebastián, Málaga, Ciudad Real, Córdoba y Bilbao, entre otras muchas plazas de inferior categoría.
Si avanzamos cincuenta años en el tiempo, en la Pascua de 1971 también nos encontramos una España plagada de corridas de toros. En la arena maestrante, una oreja para Curro Romero en la ilusionante alternativa de Marcelino Librero 'Marcelino' en presencia de Andrés Hernando y el rejoneador Bombita, con toros de María Pallarés. En Madrid, toros en Las Ventas , con un cartel modesto con Manuel Amador, José Mata y Utrerita, y en Vista Alegre, en donde los novilleros Martín Recio, Pedro Sánchez y César Morales salieron a hombros.
En Zaragoza, en el festejo que tradicionalmente abría la temporada, fue cogido de gravedad José Luis Parada , que actuaba junto a Fermín Murillo, Julián Garcia y el caballero Moreno Pidal, ante toros del marqués de Domecq, mientras que en Barcelona, el herido resultó Santiago López en un cartel que completaban Pepe Luis Segura y Gregorio Lalanda.
En Málaga debutó en ruedos españoles el mexicano Eloy Cavazos junto a Ángel Teruel y Miguel Márquez; y su compatriota Curro Rivera salió a hombros en Murcia, que toreó con El Cordobés y Diego Puerta . Toros también en Ronda, en Benidorm, en Pamplona, y en Las Palmas en donde actuó el anglófono Higgins Cañadas, junto a El Platanito y El Otro, que tomó la alternativa, la primera que se concedía en Canarias.
Dámaso González cortó cuatro orejas y un rabo en Hellín, en compañía de Paquirri y Antonio Rojas, quien también salió a hombros, mientras que en Ciudad Real, Victoriano Valencia, Calatraveño y Ruiz Miguel no pasaron de discretos. Jerez, Lorca y Jaén tuvieron festejos de rejones, y las novilladas, incontables.
El domingo de Resurrección, fecha clave en el devenir de cada temporada.
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