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Pablo Aguado: “Hay otros toreros con más derecho a quejarse que yo”

El sevillano reconoce que ha sido difícil aceptar el parón, pero espera que el sector salga más fuerte de la crisis

Hugo Gutiérrez
El torero Pablo Aguado, en un hotel de Madrid en mayo de 2019.
El torero Pablo Aguado, en un hotel de Madrid en mayo de 2019.Jaime Villanueva

Hace un año, todos los focos del mundo del toro apuntaban a este sevillano. Pablo Aguado (29 años) había reventado la Feria de Abril al cortar cuatro orejas en una tarde de ensueño. La Maestranza quedó prendada de su toreo clásico. Cuando todos esperaban la confirmación de sus éxitos, el coronavirus le ha asestado una cornada a la temporada y la ha dejado en suspenso. “Veo difícil que haya toros este año, aunque tu mente siempre busca alguna posibilidad para mantener la ilusión”, reconoce en una entrevista telefónica con EL PAÍS.

Pregunta. ¿Cómo ha digerido el corte en seco de su carrera por la crisis del coronavirus?

Respuesta. Al principio fue desilusionante. Soñaba con una temporada como la que tenía, pero luego he aceptado rápido la situación. Sobre todo cuando veía la cantidad de fallecidos que había y lo mal que lo estaba pasando mucha gente.

P. ¿Qué ha sido más fuerte, el golpe emocional, el profesional o el económico?

R. Lo más importante es el emocional. El resto, si las cosas salen bien y todo se normaliza, espero que el año que viene se pueda retomar y tener una temporada con las mismas expectativas que tenía para 2020. Pero sin duda el golpe anímico ha sido más fuerte que el material.

P. ¿Lo están pasando mal otros toreros en una situación profesional peor que la suya?

R. Los compañeros que necesitaban dar el salto este año son los más afectados, porque se han quedado sin esa oportunidad. Para mí ha sido duro, pero hay otros toreros que tienen más derecho a quejarse.

La tauromaquia es una industria con un impacto económico de 4.000 millones de euros, 54.000 puestos de trabajo directos y unos 160.000 indirectos. Es un motor fundamental para el PIB de España

P. ¿Quiénes son los más vulnerables del sector ante esta crisis?

R. Creo que las personas más damnificadas son las cuadrillas (banderilleros, picadores, mozos de espada…) y, sobre todo, los ganaderos y las personas que trabajan en la cría del toro. La comida de muchas familias depende de la tauromaquia.

P. ¿Cómo ha encajado el toreo la embestida del coronavirus?

R. El primer impacto ha sido muy fuerte y preocupante. No solo dentro del sector, también en negocios alrededor, como bares, restaurantes, hoteles, transportistas, los que cuidan las plazas de toros… La tauromaquia es una industria con un impacto económico de 4.000 millones de euros, 54.000 puestos de trabajo directos y unos 160.000 indirectos. Estamos hablando de un motor fundamental para el PIB de España. Cada corrida de toros genera mucha riqueza.

P. ¿La situación social y política puede dificultar la recuperación del sector?

R. La puede dificultar, pero no la va a parar. La tauromaquia no es política, es cultura porque lo dice tanto el pueblo como la ley, y por tanto tiene que tener el mismo trato que el resto de actividades culturales.

P. ¿Está el toreo unido para afrontar esta crisis?

R. No he conocido otras épocas, pero por lo que oigo, esto va a suponer un antes y un después. Estamos todos los toreros con una unión muy solida gracias, entre otras cosas, al trabajo de la Fundación del Toro de Lidia. Y creo, o quiero creer, que cuando pasen unos años veremos que esta crisis nos ha hecho más fuertes.

P. ¿Cree que podrá haber toros al menos en la parte final de la temporada?

R. Estamos en una situación total de incertidumbre porque todo depende de la situación sanitaria. Veo muy complicado que haya toros este año con las restricciones de aforo actuales, que hacen difícil la viabilidad económica, aunque tu mente siempre busca una ventana para mantener la ilusión de que haya algunas ferias. La mayoría estamos concienciados de que si existe la posibilidad de que se puedan cubrir gastos, debemos hacerlo para darle movimiento económico al sector. Ya no se trata de que el torero gane dinero, sino de que los banderilleros puedan ganar un sueldo y los ganaderos puedan dar salida a los toros.

En todas las crisis nacen oportunidades. Creo que podemos conseguir un espectáculo más sostenible que garantice el futuro de la tauromaquia

P. ¿Cómo ve la posibilidad de que haya corridas de toros a puerta cerrada para ser televisadas?

R. A puerta cerrada, sin nada de público, es prácticamente inviable. El público es un actor fundamental. Se habló como una opción transitoria, de crisis, aunque se hace bastante rara. Pero en cuanto se puedan dar toros con un mínimo de aforo que lo haga viable, ahí estaremos.

P. ¿Hacen falta cambios en la estructura de la fiesta?

R. En todas las crisis nacen oportunidades. Creo que podemos conseguir un espectáculo más sostenible que garantice el futuro de la tauromaquia.

P. ¿Esta oportunidad es también una amenaza si no se aprovecha?

R. Si no sabemos aprovecharlo, sí. Con esta situación se abren dos opciones: que salgamos muy dañados o más fuertes.

P. ¿Se tardará en volver a la normalidad en el toreo?

R. Creo que será un proceso, un camino que recorrer. Asistir a un espectáculo de masas dependerá de la confianza que tenga cada uno, cada persona, cada aficionado, al menos hasta que exista una vacuna.

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Sobre la firma

Hugo Gutiérrez
Es periodista de la sección de Economía, especializado en banca. Antes escribió sobre turismo, distribución y gran consumo. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS tras pasar por el diario gaditano Europa Sur. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, Máster de periodismo de EL PAÍS y Especialista en información económica de la UIMP.

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