TOROS
Obituario

En la muerte de José María Echevarría, testigo del "verano sangriento" de Ordóñez y Luis Miguel

Actualizado

Representante de la afición de Bilbao, marqués de Villagodio y ex-presidente del COE, falleció este lunes 15 de febrero

La mañana de este lunes de febrero ha traído la triste noticia de la muerte del gran aficionado bilbaíno, José María Echevarria, hijo del marqués de Villagodio, uno de los ganaderos de solera de nuestro querido mundo taurino cuyas reses de precedencia Veragua, pastaban en la finca "San Pelayo", situada a muy poca distancia de Zamora.

Nacido en 1932, José María vivió en su familia la pasión por los toros y pronto conoció de cerca a los grandes toreros de esos años cincuenta y sesenta y especialmente a dos de ellos, con los que selló una amistad muy notable: Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguin. Con ellos vivió aquel prodigioso "verano sangriento" que trajo a nuestra España de entonces la pasión por la rivalidad, la disputa entre los estilos, la competencia entre las personalidades de quienes rivalizan por el cetro del toreo.

Josemari- como le han llamado coloquialmente sus amigos- ha ejercido su sabiduría taurina desde una permanente elegancia, un señorío, consustancial a su persona y que también ha sido el sello de su personalidad en todas las otras facetas de su vida, la empresarial y la deportiva pues fue un alto directivo del Banco de Bilbao y varios años presidente el Comité Olímpico Español (COE), sucediendo en éste a su gran amigo, el recordado Alfredo Goyeneche.

Como otros muchos de los grandes aficionados que su querido Bilbao ha ofrecido a nuestra historia taurina, José María Echevarria hablaba de toros con fundamento pero tenía además la cualidad de contrastar su criterio, siendo frecuente que preguntara al final de una corrida si tal toro había sido tan bravo como él lo había visto o si tal torero habia estado a la altura de su adversario.

De su finura personal y de su distinguida afición hay pruebas en los artículos que con frecuencia escribió en aquel inolvidable suplemento taurino que fue Diario 16 y de su amistad conservo varios detalles de su categoría humana. Educado, elegante, tuvo grandes amigos, que hoy le reciben en el inmenso infinito como -entre otros muchos- Ignacio y Félix Aguirre, Andrés Fagalde, Txomin Hormaeche, Eduardo Arroyo, Juan Tomás de Salas y los Hermanos Javier e Ignacio Aranduy.

Desde hace unos años presidia con su gran clase el jurado Bayona- Sud Ouest y son dignos de recuerdo nuestros almuerzos en nuestra taberna Salvador donde decidíamos el premio al triunfador de San Isidro y a la ganadería más completa, y luego en el primer fin de semana de septiembre en las Arenas de Bayona, para presenciar en esa plaza las corridas de la Feria del Atlántico, gozando de la hospitalidad de su alcalde y del gerente de la plaza Olivier Barachart en un imborrable almuerzo en el Patio Manolo Chopera de la misma plaza de toros, servido por un elegido restaurante local. Esos días los disfrutaban Josemari y María, su mujer, en casa de su gran amigo Javier Aresti, que le ofrecía su casa en Biarritz frente al Océano, como le llaman los franceses a ese mar Cantábrico. Descanse en paz un gran señor, un gran aficionado y un gran amigo.

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