La Fiesta Está Viva

Resucitaremos

Quiero pensar que una vez terminado el resguardo tengamos inmensas ganas de salir a convivir y experimentar nuestras tradiciones in situ.

Para los que somos creyentes, el pasado domingo celebramos el Domingo de Resurrección, uno de los días más importantes del calendario religioso, y que prácticamente da sentido al catolicismo. Ser una buena persona en vida, te brinda la oportunidad de al morir gozar de vida eterna al lado de Dios. Mismo concepto más o menos en todas las religiones, en resumen: sé buena persona.

Ahora bien, la soberbia humana, tan absurda y abrumadora hasta antes de los tiempos del jodido COVID-19, nos estaba llevando al borde de una sociedad inhumana, literalmente. Es igual de inmoral y grave abusar de los pobres, brindar una educación deficiente con tal de someterlos, y ayudar a los ricos que sin escrúpulo alguno amasaron fortunas absurdas, que perjudican a los empresarios generadores de empleos para seguir manteniendo e incluso aumentar una base de población con pobreza y así mantener una idea caduca e históricamente comprobada de fracaso político y social. Pasamos de estar mal a estar peor, con rumbo únicamente hacia el deterioro como país en todos los aspectos.

Esta sacudida epidemiológica, social, política, religiosa y hasta familiar, ha sido como un puyazo en todo lo alto, con el toro empujando abajo y metiendo los riñones; nos han retirado del peto y comenzamos a atemperar la bravura, es momento de decantar si seremos bravos, mansos, nobles, con genio, sosos o rajados.

Estos meses de pandemia causarán mucho daño, muertes, quebrantos económicos y desconfianza a los desacreditados gobiernos de prácticamente todo el mundo; pero a la vez nos están dando el tiempo (no hace falta decirlo) de pensar cómo queremos ser una vez que la vida vuelva a la "normalidad".

Centrándonos en el tema de esta columna, la tauromaquia, es evidente que este forzado parón nos obligará a todos a hacer una reingeniería en la forma de vivir, presentar, documentar y promover los festejos taurinos. A favor tenemos el gran arraigo que tiene la tauromaquia en México, más de 450 años. De nuestro lado está el importante valor económico anual de casi 7 mil millones de pesos; se pagan 398 millones de pesos de IVA, 396 millones de ISR, y al año asisten 5 millones de personas a los más de 2 mil festejos que se llevan a cabo en toda la República mexicana.

Con todo este valor, el gran reto es lograr incrementar la afluencia de público, un público que hasta antes de la pandemia se había adaptado a la comodidad americanizada de quedarse en casa, pegado a la tele, ordenando comida a domicilio y enclaustrándose los fines de semana. Quiero pensar que una vez terminado el resguardo tengamos inmensas ganas de salir a convivir y experimentar nuestras tradiciones in situ.

¿Cuáles son los temas a resolver? En primera instancia la economía familiar, que sin duda saldrá golpeada en el corto plazo.

En el campo se encuentran cientos de toros que iban a lidiarse en los festejos y ferias de estas fechas, ¿qué hacer con ellos? Dar festejos podría ser la respuesta obvia, pero el tema del dinero es importante para el público, quien es el que mantiene o da viabilidad económica a los festejos.

Un reto es crear nueva afición por medio de enseñar lo que es la tauromaquia. La empresa de la Plaza México llevó a cabo un evento gratuito en sábado y asistieron 7 mil personas. Es momento de que todos sumemos y aprovechemos estas coyunturas.

¿Se imaginan la lidia de seis toros a manos de toreros que buscan oportunidades? Con entrada gratuita siempre y cuando se lleven niños, con la posibilidad de realizar un tema didáctico y de acercamiento con los toreros, hablando con los ganaderos, teniendo artistas creando en vivo, con música durante la lidia; ofrecer una experiencia 360 de lo que es una corrida. Costará dinero, claro, pero también este costo se convertirá en inversión, en difusión y promoción hacia un público nuevo en el mediano plazo.

No implico cargar todo este peso a la empresa; ganaderos, subalternos, toreros, comunicadores, habrá que meter el hombro y hacer de esta crisis una oportunidad.

Resucitaremos, estoy seguro.

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