Día Internacional del Cacao: mucho chocolate por poco dinero
Economía |
01.10.2019
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Indonesia, Ecuador y Nigeria tienen importantes cultivos de cacao. Pero los productores más grandes del mundo son Ghana y Costa de Marfil: aproximadamente el 66 por ciento de todos los granos de cacao del mundo provienen de esos dos países africanos. Juntos, intentan imponer en el mercado un precio minimo de 2.600 dólares por tonelada.
Los campesinos que cultivan cacao muchas veces trabajan en malas condiciones. Incluso el trabajo infantil es común en varios lugares. Por término medio, una familia de campesinos de cacao en Ghana o en Costa de Marfil gana menos que lo que cuesta un Papa Noel de chocolate en Alemania. Vive con menos de un euro al día.
Malas cosechas, sequías o plagas de parásitos, cambios políticos en las regiones de cultivo o especuladores suelen causar fluctuaciones en el precio. En los años ochenta del siglo XX, el cacao era una fruta muy lucrativa. Hasta el año 2000, los precios cayeron drásticamente, pero después volvieron a duplicarse en el mercado mundial.
Pero ni siquiera el aumento de precios significa automáticamente más dinero para los productores. Los campesinos ganan no más de un seis por ciento del precio al que se vende una tableta de chocolate en Alemania. En 1980, ganaban por lo menos cerca de un 16 por ciento de ese valor.
En promedio, los campesinos en el oeste de África tienen 50 años de edad. Los jóvenes no pueden imaginar un futuro en la agricultura. Pocos campesinos de Ghana cuentan con que sus hijos sigan trabajando en sus plantaciones. Con menos campesinos habrá una cosecha más pequeña, una oferta limitada y subirá el precio. Pero los comerciantes y el Estado se quedan con la mayor parte de las ganancias.
Podría ser tan fácil. Si el chocolate fuera un poco más caro, el problema de la pobreza se resolvería. Teniendo en cuenta que el campesino, hasta ahora, solo gana cuatro centavos de la venta de una barra de chocolate, cuatro centavos más ya duplicarían sus ingresos.
Un estudio de la Universidad de Arkansas en EE.UU. llega a esta conclusión: si los campesinos que cultivan cacao ganaran un 50 por ciento más de dinero, el trabajo infantil podrá ser erradicado. Incluso un aumento mínimo del precio mejoraría la situación, porque podría reducir los trabajos más peligrosos para menores, por ejemplo, el trabajo con machetes.
Efectivamente, el alza de precio sería mínima para los consumidores. Pero hay un problema: la competencia entre las empresas. Los supermercados observan cada mínima variación en los precios de sus competidores y tratan de ofrecer el producto al precio más bajo posible. No se dan tregua. El chocolate "Fairtrade", cuyo precio mínimo habría de aumentar a 2.400 dólares por tonelada, no influye mucho.
Los sellos de "Fairtrade" por lo menos garantizan la producción del chocolate bajo condiciones socialmente aceptables, es decir, con sueldos adecuados, sin esclavitud, trabajo infantil ilegal o métodos dañinos para la salud. Quien cambia sus hábitos de compra, puede disfrutar así de su chocolate sin tener tan mala conciencia.
Claro, uno sabe cuánto cuesta su chocolate favorito en el supermercado. ¿Pero cuánto de ese dinero reciben los productores de cacao? Muy poco: muchos viven en la pobreza. Algunas ideas para reflexionar.
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