Si les digo “¡Están despedidos!” me van a tildar de loco. Posiblemente la imagen del candidato a la presidencia del gobierno que tiene cualquier persona no estadounidense, sea la de un magnate que sin más dilación, se presentó con millones de apoyos a una campaña política. Pero Donald es algo más.

Nacido en 1946 en el barrio neoyorquino de Queens y criado junto a sus cuatro hermanos.

Rebelde desde la adolescencia, con 13 años sus padres tuvieron que alistarle en la Academia Militar de Nueva York (NYMA). En 1968 y tras un periplo de regates estudiantiles, se gradúa en Economía y Antropología.

La ambición del ahora multimillonario comenzaría con la primera piedra de su imperio. En 1971 se instaló en Manhattan y creó la Trump Organization, un negocio constructor que dura hasta nuestros días. Sus “Trump Towers”, unos edificios  especialmente llamativos, están repartidos por todo el mundo. Desde Toronto, Chicago, Las Vegas o Honolulu, incluso tiene uno de los nuevos hoteles construidos en la codiciada Palmera de Dubai.

Sus incesables ganas de conseguir dinero le llevaron a fundar la compañía de hoteles y casinos Trump Entertainment Resorts. El juego de azar le ha llevado a tener un reconocimiento mundial, en cuanto a la impresionabilidad de sus casinos. A finales de los 80 decidió adquirir el Taj Mahal Casino de Atlantic City, un complejo que le trajo verdaderos quebraderos de cabeza. Estuvo a punto de llevarle a la bancarrota a los pocos años debido a la gran cantidad impagos que tenía. Cierto es que Trump llegó a escribir un libro muy famoso, “El Arte de Volver”, donde habla firmemente sobre cómo logró sobreponerse a la complicada situación comercial en la que se vio envuelto en los 90. Es un hombre de quien se han escrito infinidad de cosas, el periodista David Cay Johnston, en su biografía “The Making of Donald Trump” narra cómo el magnate se codeaba con la mafia italiana, y compaginaba Ferraris y Lamborghinis con deudas y estafas fiscales.

Su fortuna está calculada en 4.500 millones de dólares.

Excesos económicos al margen, desde su primer matrimonio es conocida su predicción por las mujeres. Casado hasta en tres ocasiones y padre de cuatro hijos, el icónico personaje llegó a comprar acciones de Miss Universo junto a la NBC. Tema que está desatando muchas polémicas actualmente. Además posee un equipo de fútbol en Nueva Jersey, patrocina combates de boxeo y una carrera ciclista y todos sus hoteles llevan un campo de golf incorporado.

Pero lo que hizo realmente famoso a Donald Trump fue el reality show que presentó durante 11 años. “The aprenticce” era un concurso donde empresarios competían por un premio de 250.000 euros y un contrato en una de sus empresas.

Duro y sin compasión, no tenía reparos en despedir (You are fired) a cualquier concursante. La fama le hacía tener poder de influencia. Fue uno de los empresarios más críticos con Barack Obama. Puso en duda su nacionalidad e incluso sus resultados académicos en Harvard, apunte que el propio Obama desmintió. Fue en una cena en la Casa Blanca, ese mismo año, cuando dicen que Trump decidió comenzar su carrera presidencial. El hasta ahora presidente soltó un discurso donde Trump, de cuerpo presente, pudo evidenciar cómo éste le dejaba mal delante de las más altas personalidades del país. Llegó a mostrar una foto de cómo sería el edificio presidencial si el magnate llegara al poder, con multitud de luces simulando un casino de su imperio.

Al parecer el multimillonario no se tomó a bien esas bromas y decidió dar el salto a la política. Un ámbito donde se desenvuelve desde tiempos de Ronald Reagan, a quién apoyó abiertamente en su candidatura. Nunca se ha casado con ningún partido a lo largo de estos últimos treinta años.

En la actualidad donde mejor se maneja es en Internet, con millones de seguidores  en redes sociales no ha dudado en posicionarse en contra del cambio climático o criticar a los inmigrantes. En definitiva este es Donald Trump, más conocido como “THE DONALD”.