TIN TAN: Ese bato del tandito, la lisa, el tramo y las tablistas cumple 100 años

19/09/2015 - 12:00 am

Cuando llamamos al biógrafo de Tin Tan, el periodista y crítico de cine Rafael Aviña, se preparaba para ir a un baile popular en el Monumento a la Revolución, organizado espontáneamente por unos fans del que es considerado el mejor cómico de la historia mexicana.

Uno de los tantos encuentros sin la participación de las autoridades políticas de la Nación, uno de los tantos signos de que Germán Valdés, de quien hoy se cumplen 100 años de su nacimiento, está metido de lleno en el corazón de la gente y sobre todo de las nuevas generaciones que no dudan en portar su imagen en las camisetas, algo que no sucede con ninguno de los otros cómicos famosos de este país, por caso Cantinflas.

Salvo la primera medida de la Diputada Federal Carmen Salinas en la Cámara respectiva, cuando pidió que el 19 de septiembre sea declarado Día de Tin Tan, el onomástico ha pasado sin pena ni gloria por los estamentos oficiales.

Para eso, refiere Aviña, estaba Cantinflas, un cómico sin duda talentoso y trascendental, pero que se fue desdibujando en el sentimiento del pueblo, conforme se acoplaba al poder de turno y terminaba siendo un símbolo del sistema.

Por Ramiro Rivera y Mónica Maristain

Foto: especial
Germán Genaro Cipriano Valdés Castillo, Tin Tan. Foto: Especial

(Traducción: Bato se volvió un término común en todo México, pero es muy de Ciudad Juárez; es un término coloquial para referirse a otro de sexo masculino. El tandito, que a veces llevaba pluma, es un sombrero de vestir, muchas veces de confección italiana, que Germán Valdés vistió desde el primer día en que fue cómico y se puso por nombre Topillo Tapas. La lisa era, en aquél uso pachuco de la lengua, la camisa; también con los años se usó para denominar a la camiseta blanca, de tirantes, que después heredarían los cholos en los barrios. El tramo era un pantalón de vestir, con la raya bien planchada y de pinzas, adornado con una cadena larga que en la punta, cuando había dinero, llevaba un reloj. Las tablitas son los zapatos más típicos del pachuco; eran de punta negra y todos blancos, todos blancos o todos negros, de charol o bien boleados, con tacón bajo y suela lisa para salir corriendo a la primera provocación).

Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo).– “El 19 de septiembre de 1915 nació, en la Ciudad de México, Germán Genaro Cipriano Valdés Castillo, personaje que desde lo extenso de su nombre nos demuestra lo revoltoso y enredoso que fue y que con su reducción a ‘Tin Tan’ nos enseña su forma simplista y fácil de resolver controversias de la vida cotidiana”, dice un párrafo de la Gaceta oficial de San Lázaro.

“Actor, cómico, cantante, precursor del ‘espanglish’, excelente hermano y padre, creador de más de 100 películas, 11 discos, dos cortometrajes y dos doblajes para Walt Disney, Tin Tan comenzó con la dinastía de los grandes creativos mexicanos”, agrega la propuesta de “Carmelita”.

Tin Tan, el músico y actor que hizo familiar al “pachuco” de hablar indescifrable y vestir estrafalario y que en la Época de Oro del cine mexicano se hizo el rey del barrio, tal el nombre del filme de 1949,  considerada por los críticos como la mejor comedia el cine nacional, explota hoy en cientos de homenajes improvisados por sus miles y miles de seguidores. Está vivo, está presente. Es amado.

¡100 años pasaron ya!, le decimos a Rafael Aviña, autor de la biografía Aquí está su Pachucote… ¡Noooo! Entre risas, el profesional admite lo rápido que ha pasado el tiempo cuando se trata de Tin Tan y lo mucho que faltan los homenajes oficiales para un personaje con tanto carisma y tan arrollador.

“Lo que me parece que sí está muy bien, son los homenajes espontáneos de quienes son los realmente autorizados para hacerlos: el público, el pueblo”, afirma Aviña en entrevista con SinEmbargo.

“Honestamente, sabemos que todos los homenajes oficiales siempre huelen a rancio, generalmente quienes están detrás no tienen la menor idea de quién es el personaje homenajeado, pero lo que es bonito, interesante, los grupos de fans han estado pasando información en las redes sociales de los múltiples acontecimientos que se llevan a cabo para recordarlo”, agrega el también autor del reciente Orson Welles en Acapulco (y el misterio de la Dalia Negra).

–En este rescate que se hace de la figura de Tin Tan, ¿podríamos pensar que se rescata también a un hombre que se hubiera sensibilizado, por ejemplo, con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa?

–Creo que era una persona como cualquier otra. Maduró siendo muy joven. Alcanzó la máxima madurez como profesional cuando no tenía ni siquiera 30 años. Le llegó todo de golpe. Con respecto a los 43, no lo sé, pero cuando fue lo del ’68, la matanza de Tlatelolco, no se pronunció.

–¿Le hubiera agradado más este homenaje que le hace la calle a Tin Tan?

–Bueno, él en vida estuvo acostumbrado a no recibir reconocimientos, el público lo adoraba y él tenía un vínculo muy fuerte con su pueblo. Ahora está de moda este asunto de las selfies y en esa época Tin Tan era alguien a quien paraban constantemente para pedirle autógrafos. Hoy sería una de las figuras con más selfies en la historia. Realmente nunca tuvo ninguna postulación al Ariel, lo que tiene que ver con que el cine mexicano de la época no tomaba muy en serio a los cómicos, a pesar de lo extraordinarias que fueron sus comedias en el séptimo arte. No tuvo tampoco reconocimiento cuando hizo ese papel serio en Las aventuras de Pito Pérez. Lo único que recibió fue la medalla Virginia Fábregas, entregada por la Asociación Nacional de Actores de México. En realidad el descubrimiento de su obra se dio a partir de su muerte (en 1973).  Por eso creo este premio que le da la gente común que ama sus películas, es tan importante. Y cuando digo todas sus películas quiero decir todas. La gente no quiere escuchar hablar de un supuesto declive, de aquello que la crítica ha marcado como la época gris de Tin Tan en los ’50. Hay un endiosamiento de su figura por parte del público. Él hubiera agradecido con más cariño este homenaje espontáneo de la gente.

–Mientras el público lo endiosa, el poder lo ignora

–Exacto. Eso habla precisamente de esta realidad que ha habido con otros personajes de la comedia como Cantinflas, que fue el cómico de la cultura oficial. Simplemente pensemos en el gran homenaje nacional que recibió cuando murió y fue velado en Bellas Artes. Lo mismo hicieron los medios y Televisa con la reciente muerte de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito. Esta manipulación que hicieron los medios para congraciarse con los personajes del poder. Algo que no pasó con Tin Tan.

–Sin duda talentosos, de todos modos, Chespirito y Cantinflas

–Claro. Yo no digo que ellos hayan sido menores que Tin Tan. De hecho, Cantinflas fue el cómico más subversivo que hubo en el cine mexicano entre finales de los ’30 y mediados de los ’40. De eso no cabe duda. Fue un cómico extraordinario de un arraigo popular tremendo. Luego cuidó su imagen y se adaptó al oficialismo, es cierto, pero eso no le quita mérito a su trabajo. En el caso de Chespirito, es lo mismo. No se puede renegar que renovó la televisión con un humor blanco, como suele decirse, creando personajes bastantes entrañables como el propio Ron Damón, hermano de Tin Tan, quien nunca hizo mejor rol que ese en la pantalla. Ese fue sin duda su trabajo más importante.

–¿Qué decía Ramón Valdés de Tin Tan?

–Los hermanos de Tin Tan adoraban a Tin Tan. Lo veían, además, como el gran proveedor. Era alguien que consentía a la familia, jamás dejó de lado a los suyos. Impulsó la carrera artística tanto del ‘Loco’ como la de Ramón Valdés. Ellos, por cierto, también eran muy buenos. Ahí tienes el caso de Manuel ‘El Loco’ Valdés, otra de las grandes figuras olvidadas de la televisión. Me parece que fue la figura más subversiva de la historia televisiva en nuestro país.

–Así que esto de ser cómico es algo genético para los Valdés.

–Efectivamente. Todos tenían mucho talento. El propio Toño Valdés, ‘El Ratón’, que no tuvo mucha oportunidad de lucimiento, tuvo algunas intervenciones en el cine muy simpáticas. Con el que tuve oportunidad de hablar mucho fue con ‘El Loco’ Valdés. Develamos juntos una estatua de Tin Tan en Ciudad Juárez, estuvimos juntos también para el lanzamiento de un disco, y en verdad comprobé cómo adoran a Tin Tan sus hermanos. Sienten una gran idolatría.

–¿Se va a hacer o no la película sobre Tin Tan?

–Mira, hay muchos rumores sobre eso. Por supuesto que la familia de Tin Tan, sobre todo su única hija Rosalía, saben que una circunstancia semejante implica una gran suma de dinero y están en todo su derecho. Ellos van a seguir luchando para hacer una película que les convenga. Hace mucho tiempo, Luis Estrada habló de hacerla y de alguna forma Tin Tan siempre ha estado presente en su cine a través de la figura de Damián Alcázar. En La ley de Herodes, el personaje de Damián tiene un parecido sorprendente con Tin Tan.

–Bueno, el propio Damián tiene un parecido enorme

–Así es. Incluso en la Ley de Herodes está esa escena en la que Pedro Armendáriz señala una foto del personaje de Alcázar y dice, a éste que se parece a Tin Tan lo vamos a mandar a tal lado. En Un mundo maravilloso, una película injustamente olvidada, hablaban de un personaje inspirado en Tin Tan. Sí creo que una película sobre Germán Valdés puede ser un filón, como ya lo demostraron con el filme sobre Cantinflas, que fue muy vista por el público mexicano.

–Sobre todo por el trabajo de Oscar Jaenada

–Oscar Jaenada estaba extraordinario. Realmente sorprendente que un actor español pudiera hacer una recreación tan fiel del personaje. Lo hizo muy bien. La película de Sebastián del Amo tiene muchos errores de fechas y otras cosas que no me gustaron, pero reconozco que Jaenada está excelente.

–El problema es que Damián Alcázar envejece…

–Sí, claro porque ya Damián lleva un rato en la espera. Pero habrá otros que puedan encarnar a Tin Tan.

–¿Hiciste algo especial para este centenario?

–No, traté de mantenerme al margen y no participar de ningún acto oficial, si es que los hubo o habrá. Recibí una invitación de última hora para una exposición que hicieron en el Metro Tacubaya, pero la verdad es que estaba trabajando y no pude llegar. Ahora sí me voy a un baile popular en el Club de los Ferrocarrileros, cercano al Monumento a la Revolución. Me la hicieron llegar con mucho tiempo de anticipación y forma parte de esas celebraciones espontáneas que valoro mucho.

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El  comediante dignificó la figura del pachuco. Foto: Especial

EL PACHUCO ARQUETÍPICO

“Pachuco” es un término acuñado en la década de 1940 para referirse a los hombres y mexicano-estadounidenses que se vestían al estilo conocido popularmente como “zoot suit”. Sin embargo, se desconoce el origen exacto de la palabra. Por un lado, hay quienes dicen que se debe a que en esa época algunos pochos (mexicanos avecindados en Estados unidos) eran originarios de Pachuca. No obstante, otra versión afirma que el término se originó en El Paso, Texas, ciudad a la que se le refiere típicamente como “ciudad de Chuco” o “El Chuco”. Las personas que migran desde Los Ángeles a El Paso decían que iban “pa ‘El Chuco” (a la ciudad Chuco). Estos inmigrantes llegaron a ser conocidos como pachucos.

Con el tiempo, el término se extendió a otras ciudades del oeste de la unión americana, en particular a Los Ángeles, en donde el flujo de trabajadores mexicanos que migran a industrializar los centros urbanos lo convirtió finalmente en el denominativo de toda una cultura que terminaría representando a la minoría latina y, al mismo tiempo, los dotaría de visibilidad ante las autoridades locales..

Sin embargo, a la par de la popularización del término, también una moda se forjó. En este caso, la vestimenta es parte fundamental de la personificación de un pachuco o pachuca, a quienes su estrafalario estilo los distinguió y aisló por igual a los ojos de las autoridades estadounidenses quienes reprobaban su aspecto y, al mismo tiempo, les permitía distinguirlos de entre la creciente masa de inmigrantes que llegaba a EU procedente de todo el mundo.

Pese a que Germán Valdés nació en Ciudad de México –bastante alejado geográficamente del fenómeno cultural que se gestaba alrededor de la frontera norte de México– a temprana edad acompañó a su padre a Ciudad Juárez, en donde tuvo sus primeros acercamientos con los pachucos.

Los sentimientos del migrante mexicano en los Estados Unidos siempre han sido complicados: por un lado, son perseguidos al norte de la frontera y por otro son despreciados al sur de esta. La cultura del pachuco se convirtió entonces en un símbolo de la dignidad de los nacionales desterrados, con un toque bastante particular y estridente para las costumbres de la época.

Los zoot suits que los pachucos pusieron de moda eran trajes mandados a hacer con ciertas modificaciones respecto a la vestimenta común de la época. Los hombros, en este caso, deben ser anchos, con hombreras, y los pantalones bombachos y de talle alto, cuya cintura llegue hasta arriba del ombligo de quien los porta. Solían complementarse con accesorios como llaveros con cadenas largas que colgaban del bolsillo, así como sombreros de fieltro con plumas coloridas a un costado. Al mismo tiempo, el peinado era habitual llevarlo engominado al estilo llamado “cola de pato”.

Tin Tan y su imagen de pachuco alcanzaron la popularidad durante la Época de Oro del Cine Mexicano. Desde entonces la imagen del comediante quedaría ligada inseparablemente a la estética estrafalaria y el lenguaje pícaro que fascinara a los jóvenes de esa época, quienes no dudaron en apropiarse de inmediato de él.

Expresiones que actualmente se emplean de manera común tuvieron su génesis en esta época y el cómico mexicano fue el principal emisario. Por otro lado, el argot pachuco fue fundamental para el caló del norte de México que se alimentó de la manera de hablar de los paisanos que regresaban del norte con nuevas costumbres y modas a sus lugares de origen y a menudo se quedaban a vivir de manera definitiva en los estados aledaños a la frontera con Estados Unidos.

Foto: Especial
Imagen, caló y baile fueron los elementos que Tin Tan dejó plasmados en uno de sus filmes más famosos: “El Rey del Barrio”. Foto: Especial

Aquí una muestra de palabras y expresiones típicas de los pachucos de aquella época:

Al rayo de Jalisco le cantoneo: Te veo en tu casa después.

Bato: Hombre, muchacho.

Bolillo: Gringo.

Borlotear: Bailar.

Bote: Cárcel.

Caifas cadáver con la marmaja: Dame el dinero.

Drapes: Pantalones.

Esa (e): Para referirse a cualquier persona.

Hace un ratero que naranjas dulces y limones partidos que me pelea los dientes: Hace tiempo que no me hace caso.

La jura: La policía.

Me la rayo: Lo juro.

Rifa: Reglas.

Ruca: Rsposa, novia.

Suave: Está bien.

Tando: Sombrero.

¿Te curas?: ¿Lo puedes creer?

Tiene el audífono muy durazno: Está sordo.

Verdolaga: Ingenuo.

Wachar: Mirar.

Sin embargo, además del lenguaje típico del pachuco que Tin Tan utilizaba de manera fluida en sus producciones cinematográficas, su gran virtud radicó en el empleo de la música como parte fundamental de su personaje. Los pachucos originales habían tomado para entonces los grandes ritmos musicales de la época como el swing y el boogie, los cuales eran bastante populares en EU. No obstante, al cruzar la frontera, de regreso a México, agregaron a su repertorio el danzón, la rumba, el mambo y los hicieron parte de su estética.

Además de sus juegos de palabras y apariencia Tin Tan remató con sus dotes de bailarín. En él no había ritmo que se le resistiera y adoptara como si hubiera sido creado por él. Los filmes protagonizados por él son la mejor muestra y, siguiendo la costumbre de aquellos años en donde el cine daba gran importancia al aspecto musical, casi todos cuentan con un espacio en el que el comediante hace gala de sus pasos de baile.

Imagen, caló y baile fueron los tres elementos con los que Tin Tan creó al famoso “Rey del Barrio”, personaje con el que invariablemente siempre será asociado. No importa que haya interpretado a lo largo de su carrera a un apócrifo Sansón, una parodia de “El Zorro” e incluso al anciano Tsekub Baloyan, mentor y achichinle de un Andrés García convertido en Chanoc; Germán Valdés siempre será el pachuco mayor.

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