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CULTURA, ECONOMIA Y POLITICA EN EL PRIMER PERONISMO SANTIAGUENO Ana Teresa Martinez - José V. Vezzosi En Santiago del Estero, como en otras provincias, comprender la con- formacién del peronismo en sus primeras etapas, tun proceso que sorprendié a los partidos polfticos locales y que se fue consolidando a lo largo de la década 1945-55 debilitando paulatina- mente algunas hegemonfas —como habfa hecho el radicalismo en los afios 20— y construyendo otra, de mds larga duracién que sus pro~ pias expresiones politicas, formada por retazos de viejas y nuevas ideas y creencias, con participacién de viejos y nuevos actores que servian 2 viejos y nuevos intereses. Precisar este proceso supone Prestar <0 cidn a las condiciones estructurales en que se desenvolvia la vida de la provincia a inicios de los afios 1940, a los actores y corrientes de ideas que venfan asumiendo protagonismo especialmente desde la década de 1930 y a las contiendas entre los actores politicos en retirada, recon- versién o emergencia.| Las luchas y definiciones de los agentes poli- jertas condiciones vistas desde el supone reconstruir ticos, econdmicos y culturales, en ci largo plazo, que no sélo proporcionan a todos un piso comin de posi- bilidades sino que configuran sus posiciones diferenciales, se relacio- nan entre si como «series causales» por momentos independientes, pot momentos mutuamente imbricadas en diferentes magnitudes y ritmos de duracién, Pensar en términos de campo, de disposiciones y relacio- # nes, nos permitird abordar niveles y escalas diferentes de fenémenos complejos, que deben ser lefdos a la vez desde claves politicas, socia~ les y culturales, donde las condiciones econémicas de posibilidad han . tenido también un fol definitorio, : En el Santiago del Estero de la década de 1940 —donde los espacios ” diferenciales de autonom(a relativa pueden delimitarse, pero se inter- ceptan constantemente— comenzaremos por presentar el contexto econémico, social y sindical en el que el peronismo local parte de una base electoral diferente de la que le ofrecen las organizaciones sindicales a7 previamente existentes, peo necesita una dirigencia gremial quel legi- ticas de los principales productores culeurales de la época, que incidian fundamentalmente en una parte de la poblacién urbana y en términos de redes de poder y socialidad locales y nacionales, para finalmente, describir las luchas propiamente politicas por acceder a los lugares de decisién en el Estado provincial, contiendas en las que se configura- ron los candidatos y los oponentes del primer peronismo local, en un juego de dos frentes, en el que el contexto nacional fue tan definitorio ‘como el local. En suma, veremos cémo las condiciones de produccién de las ideas y de las romas de posicién de los agentes politicos ayudan a entender al menos una parte de sus decisiones y de la construccién de su influencia y su poder en términos de redes y alianzas nacionales y locales. La prolongada influencia politica de Carlos Judrez" sobre la provincia, cuyo inicio se fija en esta etapa y al calor de estas contien- * das, no se explica asf ni por sus caracteristicas personales, ni por las de la sociedad provincial, sino por un juego complejo de circunstancias, de condiciones y de agentes en las que Carlos Judtez supo jugar con habi- id y reconstruir reiteradamente sus alianzas y su espacio de influen- > cia, dejando fuera una y otra ver a sus contrincantes y marcando con su * sello la identidad del peronismo local en las siguientes cinco décadas. 1. Santiag del Estero a inicio de la década de 1940 Desde fines del siglo xrx en Santiago del Estero se desarrollé una serie de proyectos productivos que hacia 1940 mostraron todos sus limites y Ia fragilidad, tanto de lo que hoy llamamos el ecosistema, como de la ‘estructura social que habia servido de base a esos intentos. Por ley de 1884, efectivizada en 1904 fueron ganadas para la administracién pro- vincial una porcién de tierras chaquefias cubiertas de bosques més all del rfo Salado, que agregaban un tercio al ter La centralidad del sistema de Ia estancia basado en la crfa de ganado a monte abierto, (1) Séio por mencionar sus indices de infivecia mis ibe: cinco veces gobernada elect, 13, ‘aos senador nacional por a prevnca de Santiago del Es 38 donde los «agtegados» que vivian en la tierra del patrén constitufan tuna ventaja, porque le proporcionaban mano de obra fiel y segura, ¥ donde el complejo econémico inclula actividades como la manufac- tura de cueros, la caza y la recoleccién (algarroba, mistol, micl, etc.), fue cediendo el lugar a la agriculcura de riego. La domesticacién de los los ponta Ifmites a la agricultura de bafiado, que habia constituido el patrin de ocupacién del territorio en tiempos prehispdnicos y habla hecho de Salavina® una region préspera durante la colonia, pero pare- ela compensarse con el desarrollo de un proyecto agroindustrial en los departamentos de Capital y Banda que promerfa extenderse hacia el sur ccon canales que seguian a la vez el curso de los grandes rios y los tra- zados del ferrocarril que levaria los productos a nuevos mercados. La idos industrials de bajo costo habfa puesto ya en desven- ci6n hogarefia que habfa reemplarado paulatinamente la obrajes teleros de los pueblos de indios, que en Santiago subsis- tieron hasta mediados del siglo x1x, y que habfan sido en la colonia una importante fuente de tiquezas. ‘Como en el resto del pais, los inicios del siglo xx habjan Uegado Santiago con promesas de modernidad y de acumulacién capi y entre los sectores dominantes se comenzaron a diferenciar los emprendedores de los nuevos proyectos que legaron a constituir un nuevo grupo dominante, de las familias aferradas a las antiguas for- mas de produccién, que fueron perdiendo poder econémico y polt- tico. Aquel grupo —que fue la cara del roquismo en la provincia— hizo su proyecto en torno a la industrializaci6n de la catia de aziicar, la agricultura de riego, y el complejo agroforestal. Si participaban sdlo subsidiariamente de los beneficios de la explotacién de la madera, que estaba mayoritariamente en manos de grandes consotcios externos a la en aquella primera forma del obraje maderero, con con- diciones excepcionales de comercializacién de los durmientes y postes de quebracho, se podfa pensar que luego de af se avanzarfa hacia una agricultura competitiva en la tierra desmontada y regada. Un conjunto stonte unos 170 km, aproximadamente dela cluded capital en dreccén sueste, 3) Ral Dargo, Hacha y quebracho, Sartiago del Ester, €9. Conlencla Nacional, 1991, 319 de factores que atin necesitan estudios més pormenorizados, pero entre E cies eins condones de lina ilo desvenajosus re as regiones para ¢l proyecto de la época, la incapacidad del ‘grupo dominance para negociar condiciones de comercializcién para sus productos agroindustriales, el lugar en general subordinado dep ductores fente a comercializadoesy exportadores én el modelo argen- tino de produccién de materiasprimas el uso dela propiedad dels sa para a especulaién inanciera por parte sobre todo dels grandes fimas externas aa provincia, entre tts, hicieron que hacia mediadoe del siglo xx la economia santiaguefia entrara en una crisis de la que ya no se recuperatfa, y que € i ccndsfl dametytben dl dnrecinieste src de nto sostenido de la poblacién entre 1947 y 1960. Apattr de mediados de la década de 1930, aunque subsian ots actividades, la principal en el imaginario y en la economla provincial fue, durante alrededor de dos décadas, a explotacién maderera en el sistema del obraje. Esta también habia encontrado el limite de su pri ‘met ciclo hacia 1930, cuando el estancamiento en la expansién de la frontera agricola y de las vias férreas disminuyé la demanda de pos- tes y durmientes. Elafio 1937 quedé marcado como un afo trigico en Ia historia de la provincia, signado por una de las sequtas més duras de Jas que se tenia registro, por una dristica disminucién de las cabezas de ganado y el fracaso de la cosecha de algodén, altemativas que venfan manejdndose desde comienzos de los 30, tanto para aprovechamiento de las tierras de regadio y las de secano producto del desmonte, como fen términos de ocupacién de una parte de la mano de obra, cuyo exce- dente la provincia exportaba temporariamente por lo menos desde el siglo xv. En este contexco de alternativasescasas, el inicio de la guerra, 2 par tir de 1939, teanimé los obrajes y desaté una nueva exploraci6n indis- criminada de los bosques, sin planificaci6n ni Iimices. La falta de bulla (ay carlos Zunts, taboo on uns sociedad tradicional, Santiago de Estero, UNSE, 1999. Abert ‘Jans Ferocera, quebracho y afta Un ciclo de agriculture capitalise en Sango oe stro 18701940, Cordoba, Alin 320 inglesa para poner en marcha las locomotoras se cubrié con lefiay car- bén, es decir, ya no se trataba de seleccionar Arboles ni por especie, ni por eded, sino de arrsar el bosque. Leer estos ciclo del obraje en los presupucstos provinciales y en las estadisticas de produccién nos ayu- ddan aver algunos de sus significados. Entre 1915 y 1928 los ingresospro-~/ venientes de la explotacién forestal (por impuestos, arrendamiento 0 | venta de tierras fiscales) hablan constituido el 30 % del presupuesto | © provincial —importante razén para no pensar politicas que pudieran. limitar sus ganancias—. Estos montos decayeron sensiblemente en los afios siguientes, pero en 1940 comenzaron otra ver a ascender. Ese a0 se extrajeron de los bosques santiaguefios 572 019 toneladas de lefia y 230 276 de carbén. En 1942 la extraccién alcanaé a x 689 145 ¥ 299 792 toncladas respectivamente, es decir que la produccién de combusti- ble vegetal se triplicé en dos afios. El producto total de los obrajes dlespachado por los ferrocariles (sin contar un 30 96 suplementario aque aguardaba vagones para poder slit) sumaba exe ao 53 754 034 de pesos, Los ingresos totales del Estado provincial axcendtan (compren- dida la ley 12.139) a 9 668 000 pesos, y de ese monto un 20 % provenia de impuestos dizectos a la explotacién de bosques (sin contar el pro- ducto del ariendo de parcelas fiscales, una parte de los impuestosatra- sados, et) En el mismo afo, por ejemplo, el impuesto percibido por afrutos del paise mas el correspondiente a venta de ganado (la otras dos actividades de produccién prima) signficaban el 37 de los ingress." 1.0 © Estos datos nos permien entender porqueé diversos documentos de @ aépoca —tanto oficiales como de la prensa local—, hablan de sindus- tria forestal» y se refieren a ella como sindustr madre» de la provin- cia, an concentradas estén alli la producci6n la actividad de una parte Anuar Estacitea doa Provincia de 1983. Una 5 £1 Lert naa dun peso indus forest wal SO aes, 1948, 8g. 254. Si deans ere mero no ets as Geared: os ingress pds ert (5) Los dato para tao 1842 pv dea properin ingress por copa por expctacin de boruesationden 22100 00, mens ue srt fe ganador sumsn 570.000, ro apres ningin oto rbro ms important. Au onutcioctn de ipuestos faeries se educa al 88% cl tal el respuet, es vercaé de todos todos que sigue Sendo principal porta de a praducin lca, dc et rudo ene os intra de a econo al con a alia de le provinea. a muy importante de su P& —como veremos en seguida— y los ingre- 40s del Estado provincial Por otra parte, para hacerse una idea mas cabal de lo que los obra~ jes significaron para las definiciones polticas en ef Santiago de los afios 1940, a esta importancia econémica hay que sumar el peso electoral. Segiin Amalio Olmos Castro, director del Departamento del Trabajo entre 1935 y 1943, los establecimientos forestales en sus tiempos de apo- geo reunfan entre 100 000 y 130 000 obreros, en un momento en que la poblacién total de la provincia era de 587 419 habitantes. Estimacio- nes del diario £1 Liberal hablaban de 150 000 obreros trab: industria forestal. Aun cuando los edlculos fueran excesivos, si recorda- mos que el niimeto de votos vilidos en las elecciones de 1946 ascendié cen total a 88 392 (29 897 por la Unién Democratica, 45 908 por el Par- tido Laborista y 12 587 por la ucR—Corvalén), salta a la vista la impor- tancia decisiva que por entonces podia tener en los comicios el favor ~ de los pacrones obrajeros por uno u otro candidato.” Como escribia * Olmos Castro en un informe al ministro de gobierno en 1943: porque el obrajero es factor preponderante en ls eleccionesy no conviene ponerse a mal con 4l, porque, llegado el caso, cuando sus servicios electo- rales son reclamados, puede decie con orgullo: Aqut estoy con mi gento, ta frase sacramental con la que pagen en determinadas épocas el velo que Jos gobernantestienden sobre las innumerablesinfracciones a las leyes del trabajo. Ha sido siempre asi, generacin tras generacidn, No es extraho enionces que impere en un vasto territorio de nuestra provincia la més completa apatiaen lo que se refere a los problemas sociales y espiritua- (6) La estiacién vals en os divers artcuos. En uno fecha en uo de 1943, cal homeres que de ura mavere lores, crgaores, mectnios, conductores ld que guarde resi6n con la lea Arai (mos Cast, Una vis at servicio de pice, Sango de! Estero, £4. de autor, 1945, pé. 208. (7) uns consdertramos que a ita de los obreros puietan ser ndocumentad,constuiran a ita del pad electra, que en 1943 ea de 125 000 civéadancs. 32 les de nuestra vida nacional de la que slo conocen el reverso, es dec la. _ peor parte.” De hecho, segiin una infinidad de testimonios coincidentes ¢ infor- Imes minuciosos del departamento del trabajo, esta sindustriay habia consolidado un sistema de semiesclavitud obrera, basado en el sistema de contratistas y aprovechando el aislamiento de la poblacién, que per- rita hacer de los precios de la proveedurfa del obraje la variable de ajuste de la rentabilidad. La guerra disparé la demanda de la lefiay el carbén, pero las ganancias extraordinarias se sabfa que serfan de corco plano, por tanto, no aptas para pensar en modificar el sistema distri- buyendo la ganancia. Las leyes del trabajo sancionadas por el gobierno nacional desde fines de la década de 1920 llegaban a Santiago muy len- ramente y apenas a la zona urbana, donde se concentraba s6lo el 25 9% de la poblacién. La falta de reglamentacién provincial las hacia, por cura parte, inaplicables. En 1941 se consticuyé el Consejo del Trabajo, presidido por el director del Departamento del Trabajo de la provin- cia, pero, como en otros casos, el departamento tenia poco personal (€l director y dos inspectores para recorrer es jentos en toda la provincia), no tenfa capacidad punitiva de las infracciones y el érea de actuacién del Consejo dificilmente llegaba a regiones de acceso penoso, donde los obreros no estaban organizados y donde el trabajo a des- tajo era la tinica ley admitida, Lo que el ensayista Bernardo Canal Fei-") j6o llamé industria eantiforestals, era, como él mismo escribla, no una & industria, sino «un problema socials.” - Por otra parte, los obrajeros formaban una corporacién poderosa, dotada de una organizacién: la api (Asociacién de Productores de la Industria Forestal), fundada en Afiatuya en 1942 bajo la presidencia de Jorge Azar, con sede en la capital provincial desde 1943, precisamente el afio en que se intenta seriamente aplicarles las leyes del trabajo. La (8) Arvo Olmos Casto, en Anvero de Departamento Provincial del Trabajo de Santiago del De la estructura mediterdnes argentina, Bernal, UNG, (1948) 2010, 3B ~anip tenfa capacidad para defender sus intereses, no sélo en vérminos de influencias pa sino también de propaganda en los medios urbanos 2 través El Liberal, el principal cotidiano de la pro- vincia, cuyo subdirector era a su vex gerente de la aie. Por otra parte, el copropietario del diario, Antonio Castiglione, era abogado del obraje ‘Compagno, uno.de los més importantes, y de los primeros inspeccio- nados por Olmos Castro, con resultados escandalosos. ® Como vere- ‘mos en seguida, no era igual entre los obreros forestals. 2. Laorganizacién obra La historia del movimiento obrero en Santiago, al igual que a nivel nacional, aparece como un elemento de comprensién clave para enten- | der el surgimiento del peronismo, Empero si el obra tenfa la impor- tancia econémica y electoral que acabamos de subrayar y sumamos @ ‘eso que cuando Perén viene a la provincia en 1953 el desfile de obreros que se realiza en el marco de la celebracin del 1v Centenario de la ciu- dad de Santiago, esté formado fundamentalmente por contingentes de hhacheros, al explorar la organizacién obrera en la provincia y tratar de comprender su articulacién al movimiento peronista, no podemos olvi- dar su significado numérico ni su cardcter urbano o rural. ‘Apattir de fines del siglo x0x, y desde entonces, la historia del movi- imiento obrero en Santiago, ha estado atravesada por los condiciona- jentos econdmicos y politicos existentes en la Provincia, y por los jes ideolégicos de la época. El con jprimiré algunas parti cularidades que lo diferencian respecto del movimiento obrero a nivel nacional, Para las estudiosas de la temacica Mercedes Tenti y Norma Salas, la conocida disputa entre anarquistas, socialistas y sin ‘que caracteriza la historia del movimiento sindical a nivel nacional, en Santiago parece no haber existido, Serdn los socialistas quienes domi- znen la escena gremial local, enfrentados desde un principio con las pre- (10) Ana Teresa Matz, «Obras, eyes cel trabajo ypetices polices Las lucas por la constrccitn dl Estado en el proto—peronisme, antag de! Estero. (1943-1945), en Revista ‘Andina N 44. CBC, Cusco, Per, 2007. amt 1 € intentos catélicos de encauzar la lucha por las conquistas sociales, En 1897 se funda el Circulo de Obreros Catélicos (eco), ‘que apuntard mds a la asistencia social y cobertura médica antes que @ la organizacién por los derechos del trabajo. Al ao siguiente surge el CCrculo Socialista de Obreros que sf pondré énfasis en la organizacién ~- del movimiento obrero y promovers la formacién de distintos gremios JOT aque se nuclearin en torno ala Unién General de Trabajadores, confor- ‘mada unos afios después. ‘La organizacién del movimiento obrero santiaguefio se desarrollard fundamentalmente en el Ambito urbano-capitalino, quedando al mar- gen los grandes sectoresvinculados al mundo del obrje—con todolo (5 que ello significa econémica y politicamente—, el trabajo en las cose ,’* has (en ésa y otras provincias) y demds actividades desarrolladas en el" <)" ‘mundo rural. En este contexto, las asociaciones gremiales que cobra~ dn mayor relevancia —a medida que fueron surgiendo en las primeras décadas del x0.— serdn las vinculados a la docencia (entre ellas a Liga del Magisterio fundada en 1912 con la participacién del cco), los ferroviarios (La Fraternidad y la Unidn Ferroviatia, vinculados al socia- lismo), los empleados piiblicos (Asociacién de Trabajadores del Estado) yy los empleados de comercio. Los trabajadores de la «industria forestale se organizaran recién en 1947 con la conformacién de la Federacién de Obreros Santiague- 7 fios de la Industria Forestal, en gran medida como consecuencia del Decreto de Asociaciones Obreras de 1945 a pesar de que existian desde pocos afios antes algunas asociaciones de obreros forestales de ce (11) Dela mano del rdantort Federico Grate, basado en os postulados dela ecicca Rerum Nvarum del Papa Lan Xl. Caya primera Comision recta estar ormaca pro Or. Manvel ‘gaara (rset, Ox BatazarOlscneay Alcoa, Prinitvo Fel, Andres Chazrata 1y Antena Aare, Todos els pererecentes aos sectores dominant dl espacio sea) satiguets (12) Coro veromos mds adelante, la custion de a educecén ye extoisma hasido cerita en la Provinea, de mage que la prtipacin del COO en Ia ergarizacién dea enas— un sector de rmagisteri saniagofo, noes un dato menor, (13) Mercedes Tent y Norma ala, EI movimionto obo santiagueio en fe gestin prescencial el Ester, Ed. de autor, 1995, pg 91. alcance local.“ El presidente de la Asociacién de Obreros de la Indus- tria Forestal de Campo Gallo, Camilo Lobo Cortés, en octubre de 1943 emice una carta en la que felicia al interventor Brito Arigés por ela forma en que han encarado los problemas de la clase obrera fores- tal de esta Provincia actitud cuyos beneficios comenzamos a sentir en {2 forma como se realizan los pagos en nuestro trabajo y, muy especial- ‘mente, en los precios de las proveedurias que van tomando un aspecto mas humano. Vemos, Excelentisimo sefior Interventor, a través de la lecrura del diario Et Liberal, que los obrajeros estén remitiendo a st notas y més notas para trata de jusifcar la forma de trabajo y en con- tra del director del per Sr. Amalio Olmos Castro. Contra toda argu- mentacién que pueden hacer muchas veces asesorados por letrados, est Ia incontrovertible verdad de nuestra situacién econémica y el agotamiento fisico en que vivimoss."®) Como veremos mis adelante Brito Arigés serd sustituido en diciembre de ese afio por Pascual Sem- beroiz, en el marco de un proceso nacional de reemplazo de Interven- tores Federales conforme a reacomodamientos y crisis interna en el seno de los referentes de la revolucién de junio de 1943.09 Demodo que el panorama local era bastante diferente al dela regién ‘metropolitana de Buenos Aires donde se podfa encontrar una masa de *trabajadores asalariados asociados al mundo de la industria. En San- tiago, los gremios importantes correspondian a empleados del Estado y ferrovia entras que la mayorla de la pea pertenecia al sector de campesinos sin tierra, antiguos «agregados», que trabajan a destajo en los obrajes, de modo més 0 menos temporario, para complementar su magro nivel de subsistencia. indicat de a Insti Forestal de Otumpe, 35 de Inencis,Asaradres de Les Ceres, Obes cel Hacha de Campo Asocanén de Ober. Forsal dl Campo Gal), y os de lo, Taco Yocaney Medel ns, E] movimiento ober santiagueso Brito Arig de part ce sectoes importantes cel esac iro Libera! —aliao en a detensa 6 a «incur foe 36 La situacién de la clase obrera santiaguefia estard atravesada por _ este clivaje: por un lado trabajadores organiaados que llevaban adelante luchas por sus derechos sociales correspondiente a sectores cuantita- tivamente poco significativos pero que comenzarfan a ocupar lugares en el espacio piiblico santiaguefio a partir de la conformacién paula tina de un campo gremial en la Provincia; por otro grandes bolsones ales, sujetos de una ciudadanfa de segunda categoria en t€r- icos, sociales y econdmicos, que recién empeaardn a visuali- isbo de proceso reivindicatorio con la sancién del Estatuto zar algin del Peén.t!? El sector organizado alcanzé algunas conquistas durante las prime- as décadas del siglo x0, tal vez la mds significativa sea la reglamentacién en la Provincia (en 1928, durante el mandato de Santiago Maradona) de las leyes laborales nacionales sancionadas en el primer gobierno yrigo- vyenista, una década después, situacién que da cuenta dela falta de auto- nom{a del Estado provincial frente alos sectores econémicos dominan- tes, cuyos intereses se verfan afectados por la implementacién de dichas eyes." A pesar de la crisis econémica y el golpe de Estado encabezado por Uriburu, la creacién de la ccr a nivel nacional y de la Federacién de Obreros Santiaguefios 2 nivel local dio el marco para la profundiza- cién de la estructura organi durante la década del 'j0, En Julio de 1940 se sanciona la Ley que reglamenta el funciona- miento del Departamento Provincial de Trabajo y que prevé la con- formacién del Consejo del Trabajo (compuesto por representantes de los trabajadores y de la patronal por partes iguales, mds el ditector del Departamento). Pero tal como planteamos mas arriba, este organismo del movimiento obrero santiaguesio (17) statute de Pein Rurat qu encontrar randes di Provincia, sobre todo ale hora de apicario a ia n espe Dresiones que ejerciern Ia APIF —legando a gestiones drectas con Pein en bert (ht: EI Ubera, 03 y 04 94), Ieapacidad Ge conv y sarin frente a ncumplimiento na Terese Martine, «Estado, econamay poli en '943—1949, Exporacibn de alguna condiciones estueturaes dela ‘Andes N 19, CEPINA, Sata, argentina, 2008), 37 v ‘encontré muchas dificultades en su accionar, las numerosas interven- ciones piblicas'de su director Don Amalio Olmos Castro son prueba de ello. En diciembre de 1942 escribia en el Bol Informativo de las Leyes del Trabajo un articulo titulado Incumplimiento de las Leyes Obre- ras en el que habla del eprofundo desprecio que por éstas tienen la mayorla de los patrones». Sostiene que ‘La mds importante de ella, la ley 9.688, sobre accidentes del eal entre nosotros una vida exigua, paupérrima y sino ha falecido por inani- cién, es debido a que el Departamento Provincial del Trabajo, que tengo el honor de dirigir, hace toda clase de esfuerzos para inyectarle vigor, aunque muchas veces estos esfuerzos titénicos se ven malogrados por la aparceria de los abogados inescrupulosos, la ignorancia de las victimas o de sus dere- ‘cho—habientes y de las influencias politica... En estas condiciones, no es tarea fécil, puedo asegurarlo, el defender los derechos de los obreros acci- dentados, especialmente cuando, como en Santiago del Estero, el Depar- tamento Provincial de Trabajo carece de fuerza ejecutiva. Muchas veces me he tenido que limitar a establecer el monto de la indemnizacién que webe cobrar la victima del siniestro» sabiendo de antemano que ésta no percibi- fa ni un centavo." En relacién a la Ley de creacién del Consejo Provincial del Trax bajo (1° de Mayo de 1941) Olmos Castro considera (en un articulo ti “ado «La accién eficaz del Consejo Provincial del Trabajo», publicado en 1943) que fue «concebida con més buena intencién que resultados. Como toda obra humana adolece de defectos que van advirtiéndose a medida que su apli ‘én los descubre. Fue el primer paso dado en nuestra Provincia en el sentido de establecer, por medio de leyes, las relaciones que deben existir entre patrones y obreros. Fue, en realidad, un paso gigante, demasiado grande, tal ver, y en el afin de avanzar en nuestra legislacién obrera, se dejé de lado uno de los aspectos més esen- ciales, cuales a falta de un imperativo legal que comprometa a las par- (19) Amato Olmos Casto, Una wide a servicio de! pice, op. cl, pgs. 163-164. 328 tes contratantes, a patrones y obreros al cumplimiento de las cléusulas convenidas». No obstante, y a pesar de las dficiencias legales, el propio Olmos Castro reconoce que «la accidn del Consejo Provincial del Tra- bajo ha sido sumamente eficaze, ya que en su breve existencia (cuando escribe este art(culo, el organismo tenia un afio y medio) ha solucio- nado varias huelgas y evité conflictos importantes. [La primera configuracién del peronismo santiaguefio aparenca hhaberse apoyado en ambos sectores de la clase obrera: tanto en el cau- dal de votos que ororga el mundo del obraje,a parti de la articulacién ddel armado electoral peronista con personajes ligados a ese campo (el ‘aso de Rosendo Allub por ejemplo); como en el mundo obrero orga- nizado, que si bien no parece haber contribuido demasiado en eérmi- nos electorales, s{ lo hizo en cuanto a aportes de cuadros dirigenciales que otorgaran importantes cuotas de legitimidad al nuevo mov Prueba de ello es que durante los gobiernos peronistas en Santiago hallamos funcionarios y legisladores pertenecientes al mundo obrero. En Ja conformacién de la legislatura provincial de 1946 encontramos algunos dirigentes gremiales, tal los casos del maestro José Reyes Sali- nas el ferroviario Justo Aliende y el dibujante Pedro Infante.*” En esa oportunidad ademés fue electo Diputado Nacional Ricardo Toro, ori- ginario de la ciudad de Frias, perteneciente al sector de los ferroviarios, proveniente de la configuracién originaria del Partido Laborista en San- tiago. Esta situacién se repitié y acrecenté en los siguientes gobiernos peronistas en la Provincia, al punto que en las elecciones de 1951 el ban- catio Francisco Javier Gonzalez es electo gobernador. El andlisis de la situacién de los trabajadores santiaguefios da cuenta de algunas de las particularidades que asumiré la conformacién del primer peronismo en Santiago. Por un lado tendré que negociar con los agentes del campo econémico que mantenian y reproducfan una estructura de dominacién apremiante sobre amplios sectores rurales ino, Los tes estviron Sala, £] movimiento 309 de la Provincia, ya que —como vimos— los mismos garantizarin en gran medida el resultado electoral. Por otto lado, daré lugat —si bien cargos ‘campo gremial, que se habjan articulado en torno al primer laborismo allen los inicios de 1946. Pero como dijimos al comienzo de este apat- tado, lasituacién ¢ historia del movimiento obrero en Santiago estard attavesada por las divsiones existentes en el Ambico de las ideas, cues- tién que abordamos en el préximo apartado. 3. Las ideas divisorias: catélicos, liberales y socialistas: Elesy urbano venta siendo escenario desde 1930 de diversificaciones ideolégicas reveladoras jes que separaban a las élites sin haber tenido consecuencias pol , pero que se irin definiendo més claramente en los afios siguientes, especialmente cuando se recorten en. * el horizonte de la Guerra Civil Espafiola y la 1 Guerra Mundial, mar- cando al peronismo naciente. Este proceso de visibilizacién de con- * flictos se vincula también a la constitucién de la Iglesia Cat6lica como © actor politico. Primer revelador de clivajes: la Constitucién de 1939 Santiago del Estero, que habia albergado el primer obispado del pals, Iuego del traslado de su sede episcopal a Cérdoba en 1699 habla per- manecido hasta 1910 dependiendo de otras jurisdiccicnes, sin obispo local. Ast, luego de varios silos de catolicismo cultural, con escaser de lero y un necesatio protagonismo laical de sustitucién, la erestaura- idne de la didcesis ocurtird en el contexto de la reorganizacién roma~ nizada de la Iglesia argentina.” El primer prelado asignado luego de Ia reconstitucin de la didcesis, fue Yafiz y Paz, un cordobés que habia (22) Ste el proceso de restauracin dela ibe inci dt sig XX Crean y organizacién Propuestas, N' 41, Santiago ce Est, UCSE, 2007. 330 sido cofundador del diatio Las Principios y defensor del vicario Clara cuando su posicién frente a la escuela laica lo habla opuesto abierta- mente al presidente Roca. El segundo obispo, que tomé posesién de la didcesis en 1927, también procedente de Cérdoba, habfa trabajado activamente en el dictado de cursos en los Centros Catélicos de Estu- diantes, intentando responder a la Federacién Univers doba en los acontecimientos de 1918. Audino Rodrigues y Olmos, ‘este aristocratico prelado, no era menos antiliberal que Yaitiz y Paz y 1 diferencia de éste, era un hombre joven y en plena actividad. Desde 1931, bajo sus impulsos se constituyé la Accién Catdlica en Santiago, {que fue una de las cuatro prioridades enunciadas en el Sinodo Dio- eesano que convocd en 1936, junto al apostolado del catecismo, de la escuela y de las eclases menesterosas». Estas tres prioridades parecie- zon concentrarse en una sola, alrededor del evento que marcarfa el fin de su presencia en Santiago: los debates por la reforma de la Consti- tucién provincial de 1939. En esa ocasién, a zr personalment de las dos lineas de la uc no oficiales y de los conservador ‘aun aumento de convencionales de la uc Unificada (¢l oficialismo) y del Partido Socialista, que se repartieron todas las bancas, con un res- paldo de sélo el 30 % del padrén electoral. ‘A causa de la estrategia de legitimacién de la Convencién refor- madora que habla adoptado el oficialismo y de las caracteristicas del Partido socialist local, la lista de convencionales quedé constituida en buena medida por intelectuales, algunos de ellos reconocidos en el medio mds por su actuacién como productores culturales que en tanto icos, como Juan D. Chazarreta, Bernardo Canal Feijoo, Orestes Di Tall, Hora G. Rava, Mariano R. Paz, y también otros cuyas actua- 31 ciones se repartfan entre la cultura y la politica, como José FL, Casti- glione, Antonio Castiglione, Rodolfo Anedo o Arturo Bustos Navarro. Gracias a esta composicién, la convencién funcioné como reveladora de diferenciaciones ideolbgicas que ventan insinudndose al interior de la elite y de la clase media profesional sin encontrar ocasiones tan cla- 125 de manifestarse en forma de contienda que acéntie las diferencias al revelaras Fue en esa situacién que Orestes Di Lullo, como princi- pal contendiente al lado del obispo Rodriguez y Olmos, epresentando los ineereses del catoicismo, se separé claramente de sus antiguos cole- 82s de le Asoeiacién Culeural La Brase, que nucleé a partis de entonces fandamentalmente a liberales y socialstas.2% El tema que concentré las discusiones y desperté pasiones encon- tradas, dividiendo a los convencionales, fue el del vinculo del eatoli- cismo con el Estado y especialmente el tema de su rol en la educacisn piiblica. Bl discurso catélico desplazaba su fuente de fundamentacién teolégica a la Filosofia ica y de alia la historio- sraflaidentificéndose por momentos como la inicareligién verdadera, en ocasiones como defensor de la libertad de enseftanza,finalmente como fundamento espiritual dela Nacién, basdndose en su propia lec- tura dela historia de la conquista y de la independencia. Las versiones historiogrdficas de Orestes Di Lullo y del socilista Humberto Barraza se enftentaron en el debate, descalificéndose mutuamente con el mote de historia baratan, ais, corfere ‘gentinos oestrnjeos, au acta lenabs un especie en ue pow insitutos de omacin sero Un campo n: Ara Teresa Marne, Constanza Toad, ls vat. Los herman ‘mito y poesia, Santiago cl Estero UCSE, 2003), intelectual en Santiags Wagner, ente cence, 332 a ‘Como ya hizo notat Mercedes Tenti® durante el desarrollo de la Convencién, la Accién Catélica —— propagandistica importante a través del peri6dico El Momento™ y pubes nla edicorial Difsin el libro Lucha por la libertad de ense- stanza en Santiago del Estero, donde explaya su percepcién de los moti- vos, desrollo y conclusiéa del proceso, a fin de sacarlo «del olvido ‘en donde yace a pocos meses de los acontecimientose y de explicar el gesto heroicor del obispo a los sespiritus no informados». Segin la versién dela ac, el obispo habrlaaceptado su puesto ela lista luego de un «pacto bajo la fe de la palabra, refrendado por la autoridad y dl decoro de las respectivas investiduras» donde obispo y gobernadot habrian acordado alinear los votos del oficialismo detrés del proyecto del prelado, para evitar «una desnaturalizacién de los principios cons- titucionales que son la esencia de la tradicién y de la culeura argenti- nase. Pero el socialismo, en alianza con los intelectuales y politicos liberales —incluidos los de la lista del gobernador— votaron en con- tra, dando el ciunfo a lo que El momento llamé eel 2urdismo docente>, «la actualidad laicizante que, movilizando todas sus reservas, ha puesto en juego no ya sélo a docrorcitos hablantines inofensivos (...) sino a extranjeros de rurbia procedencia y hasta judfos indeseabless.® La convencién, en cambio, acepté el proyecto de preimbulo para Ja constitucién redactado por Rodriguer y Olmos, donde se mante- fuente de toda razén y justicias, y el articulo to acerca del sostenimiento del culko catélico, para el cual el discurso del obispo, se fundamentaba nuevamente en una lectura de la historia, argentina en que la Iglesia habia construido la patra (la lista de méritos ‘que citaba iba desde Ia ecivilizacién de los indiosy hasta el nimero de (25) Mereees Tent, La Reforma dea Consttucionsaniaguea de 1939 yl evestion risa, en: eves Propuestas, N* 36, Santogn dl Ester, UOSE, 2008 (26) 1 priico ae care eS de marzo y cesb et 30 de julio de 1939, tcincendo con oto dels dliberacones consttuconales que comenzaron el 37 de ai 4 1939 y conezyron el 30 de mayo, (20 Aeon Catia Las acs por Estria! usin, 1940, igs. 7, EF Momento, 19/03/39, en: AC, pig. 24 ésante AC), Buenos Aes, 333 cléxigosintervinientes en el Congreso de Tucumén, pasando por la fun- dicin de campanas para claborar balas en las guerras de la independen- ia) y eso le daba derechos que no posefan los demds cultos, que eran edeudores de la generosidad del pals que les ha otorgado la misma liber- ado, Se trataba de tolerar la libertad de cultos, pero de no olvidar que hhabla sun solo culto argentino». Lo que no lograron el obispo y sus aliados fue eliminar la palabra «laicay del articulo referido a la educacién impartida por el Estado. A los fundamentos histéricos alegados, para este tema Di Lullo agregs los que a su entender proventan del folklore, del «alma del pueblo san- iosas, en el senti- ‘que sostenta a snes de los hacendados con sus agregados. Habiendo perdido la batalla principal, la de la laicidad de la ense- fianza piblica, el obispo es trasladado y ascendido a arzobispo de San Juan pocos meses después. Pero la Ac continuard su proceso de forma- cién de dirigentes y de organizacién del laicado. Como concluye tam- bién Mercedes Tenti®™ esta experiencia abrié el espacio ala participacién politica del laicado militante. Pocos afios después, cuando el gobierno militar de 1943 promulgue por decreto la ensefianza dea religidn catblica cen la escuela publica, no solamente el catolicismo santiaguefio se orga~ nizaré para responder a ese reto pedagégico, sino que el nuevo obispo Weismann, a pesar de su perfil menos artistocrético, menos intelectual y politico que el de Rodriguez y Olmos, no seré menos incisivo en su (29), pig. 47. (20) a scmiatién de Ll para scieded colonial evdercia on varies de do desu discus historopsica con H.Baraza, orig igano crt nod “Alobado see Dis” ave se pronuncia# moo de sudo zosa de cualquier peetexto atacase a ensefanza religiosa en las escuelas, renega- ra con ello de su fe catdica, se harla reo de un pecado gravisimo y un dla tendré que dar cuenta terrible ante el tribunal de Dios ca habla sido necesatia en 1945 fue porque, como lo deja entrever el mismo texto, la oposicién a la medida del gobierno continuaba ceniendo peso entre los maestros santiaguetios, incluso catdlicos: enos consta con toda evidencia que hay macstros de sentimiencos y de ascendencia muy cat6~ lica, quienes prestan su adhesin a la campafiaa favor de la derogacién cligiosa en las escuelas». La Federacién del Magisterio in pensar que eso los excluyera del la jerarquia y algunos de sus laicos Constitucién Nacional «es caté- lica» porque asi lo es el pais en su historia su presente, gufan al obispo a conclu: erequerimos a todos los maestros y maestras catélicos... a que tr0s y Profesores Catdlicos, Siesta de la ensefianza r aque volvié a constituirse ihtimamente La propuesta de la jerarquia eclesidstica frente a las organizaciones gremiales constituidas, acorde con las politicas vaticanas de la época social, co} i expresadas en el mag nes confesionales que permitan defender intereses corporativos de la instieucién y al mismo tiempo, como se expresaba en Santiago en el documento final del Sinodo diocesano de 1936, ocuparse de elas clases -menesterosasy, porque elas masas se alejan de la Iglesia y de Dios, y se aglomeran con rugidos de tempestad en el més violento extremismo». Lanostalgia de los gremios medievales, en un salto de anacronismo sélo posible en una institucién con una visién sustancialista de la hist dela cultura y de los seres humanos, inspira as{ propuestas confesiona- les que no estén dispuestas sin embargo a reconocerse como una posi- sempre ea" que cotestan los hospecercs, as como e bate de pres svts yl sepsracién dos svos eno ade que enmaca la fests, Discurso ge. Ol laa, Conercién 1938, AC, 1940, (G1) Mercedes Ter, «Ls Reforma a o7.ct 100 er: Nistor Ach, Mtoria de Santiago de Estero, ig. 223. uci sartaguea de 1938 y la custo reigosa, 33 335 bilidad entre otras diversas para la ciudadan( ___€n su discurso, mediante los deslices seménticos indicados, a tomarse por el todo, ¢ identificar sus creer rereses con los de la nacién. Como hemos visto, en Santiago tuvimos expresiones tempranas y pro- Jongadas de esta ideologla, que buscaron expresarse politicamente y pelearon espacio en —y contra— el peronismo. ino que a la vez tienden ‘Segundo revelador de clivajes: el PINOA La Guerra Civil Espafiola, la Guerra Mundial y el golpe de estado argentino de 1943, como en todas las ciudades del pais, parecta indi- car en 1945 que en el espacio cultural y politico al liberalismo estaba ‘en retroceso. En Santiago sin embargo, liberales y socialistas acumula- ban atin una fuerza de oposicién importante, fundada sobre todo en el prestigio de algunos intelectuales y productores culturales, muchos de los cuales habfan sido procagonistas de la lucha por la ensefianca laica en 1939. La década de 1930 no sdlo habla visto nacer a la Accién Caté- lica local, sino también a la filial santiaguetia del Colegio Libre de Estu- dios Superiores (cuss), cuyo primer director fue el socialista Horacio Rava y que desarrollaba actividades junto a la Asociacién Cultural La Brasa, agrupando asf a liberales y socialistas en iniciativas progresiva- frente a la stuacién econémica y cultural de la pro- vincia, cuya crisis sefialbamos al comienzo. Es a partir del ctzs que se convocaré el Primer Congreso de Planificacién Integral del Noroeste Argentino, PINOA, una actividad propuesta y concretada con inicia- tiva y recursos privados, convocando a las autoridades provinciales del Norte del pafs a trabajar juntas en la planificacién de la regién. En 1926 habfa existido una reunién convocada por los gobernadores de las provincias del norte, con el apoyo y Ja presencia del social caté- lico Alejandro Bunge, quien habla publicado un estudio encargado por Ia Universidad Nacional de Tucumin sobre Las Industrias del norte, ppero en el caso del ptnioa los «planificadores» surgian desde organiza- (5) Jorge Patan, Una Nacién @ mecca. Cresnciaecondmicey estadtia en l Argentina (1918-1952), La Pata, Ecciones al marger—IDES, 2009, pigs. 173 y 183, 336 ciones de politicos de la oposicién les o socialistas que desde fuera de los espacios estatales parecfan entrar en competencia con los planificadores del Primer Plan Quinquenal, proponiendo un proyecto alternativo de envergadura regional, a reali- zar en conjunto con los estados provinciales. Realizada en septiembre de 1946, la reunién estuvo atravesada por dos tensiones fundamentales. Por un lado, la discusién en torno al aprovechamiento del agua de los Hos que atravesaban a varias provincia, especialmente el uso del Dulce rye Salado, para el cual el gobierno saltefio tenfa proyectos de canaliza- cién y embalse que podfan afectar su caudal en Santiago. La escaser de agua se venia haciendo crénica en la Provincia desde fines de los afios 30, presumiblemente en relacién con la tala de los bosques, hasta hacer de la tierra de los esteros y los bafiados, el paisaje de fachinal, polvo y sequfa que constituyen su imagen tipica.°® Por otra parte, una disputa interna al campo de los economistas y planificadores aparecfa en la pugna por adoptar un tipo de politica de planificacién, donde las opciones se vinculaban a modelos que tenfan referentes en el contexto internacional de postguerra: la «comunista», en aplicacién en la unss, donde el papel central correspondia al Estado; la «democtitica» que tomaba como modelo de planificacién la del valle de ‘Tenesse en zz y que era la preconizada por los impulsores del PiNoa, y la wotalitariae o fascista, que partia de modelos aplicados en Alema- nia, El ministro de la presidencia de Perén, mentor del Plan Quingue~ nal, era un discfpulo de Alejandro Bunge, José Figuerola, quien venia cocupando puestos importantes en el Estado desde 1943.0 El hecho es ‘que este acontecimiento muestra nuevamente los clivajes al interior de Ja dirigencia intelectual y cultural de la provincia: aunque el congreso (7) Sagin Jorge Pantaleo Figuerola habia legado a Argetna en 1931, luego de haber omado ste dl minster de trabajo en el gobierno expafol de Primo ce River 2 deberd ser considerado un éxito por la concurrencia de delegados de los gobiernos de todas las provincias del norte, por la asistencia del gober- nador Mircelbach en el cierre del evento, y por la promesa de éte de dar curso a las principales conclusiones, la sospecha que recala sobre el Congreso de estar.nucleando Ja oposicién del gobierno peronista, | 8€ hace evidente en la ausencia de varios de los miembros de La Brasa, 2 especialmente los que eran cercanos al catolicismo y al gobierno militar ~ | de 1943, como Di Lullo, Mariano Paz y Emilio Christensen, Emprendimiento a la vez cultural, técnico y politico, el PINOA no debié estar ajeno tampoco a una tercera tensién que atravesaba por entonces al Estado y la politica en Santiago, El primer gobemnador peronista, Aristébulo Mittelbach® tenfa ya por entonces dificultades ara mantenerse en el poder y de hecho Anfbal Oberlander, el ministro de hacienda, seré sometido a juicio politico en medio de una pugna con el ministro de gobierno Carlos Jusrez, luego de cuya renuncia se pro- = ducird la intervencién federal a la provincia en enero de 1948, Cuando * Carlos Judrez asuma la gobernacién tras la elecciones de 1949, el Plan ‘Quinquenal estard en marcha y el nuevo gobernador, en su discurso a Ja legislacura, dejard claro que toda obra de envergadura en téminos de infraestructura hidrica estard en manos de la nacién. Canal Feijoo * habré migrado para entonces definitivamente a Buenos Aires, a pesat de lo cual La Brasa continuard sus actividades culturales, failitando la visita a Santiago de intelectuales, en varios casos de opositores al pero- nismo, como Vicente Fatone y Jorge Luis Borges. La emergencia politica de un extremadamente joven Carlos Judrez, hasta poco antes dirigente de la Juventud de Estudiantes Cat ascenso vertiginoso, dejando atts a catdlicos de corte més naciona- lista, como el mismo Mittelbach 0 Di LLullo, merece sin embargo, un examen més politico que ideolégico. cl campo politico en la Provincia en las pr das del siglo xx, atroja algunos patrones que nos per dicho espacio deluchas en el largo plazo. Por un lado dencia econémica de a Provincia respecto del poder central nacional convittiendo al gobernador en un negociador de recursos, estando laestabilidad institucional y condicionada por los resultados de esas negociaciones. Esto acentuaré la importancia del desarrollo de rela ciones entre las dlites locales y las ites nacionales, aquellos personajes locales que sean capaces de establecer alianzas duraderas con grupos de poder nacional aparecen poseyendo un capital esencial para posicio- natse en el campo politico provincial. Pero eso no basta, aparece como necesario ademés la construccién de alianzas con aquellos que tienen la ‘capacidad de asegurar localmente caudales importantes de votos, buena parte de los cuales se encontraban en la zona rural. Hasta la irrupcién del radicalismo en la escena local, el poder poli- tico santiaguefio se habia articulado en torno a las elites conservadoras de familias tradicionales (Ibarra, Taboada y Rojas en el Siglo xox; Ruiz, Santillén, Barraza, Palacio en las primeras décadas del xx), que de modo endogémico distribuirin candidaturas electivas y designaciones:“ La posibilidad de cambio y movilidad dentro del campo politico, estaba Gircunscripra a la rupcura de alguna alianza con poderes nacionales a luchas entre facciones de los miembros de las clases dominantes pro- vinciales, siempre propensas a dirimir conflictos por las armas (bastante comunes eran las sublevaciones, deposiciones y «revoluciones» en el San- tiago de inicios del siglo xx). Claro que el resultado de esos intentos serdn —en su mayorfa— meros reacomodamientos de posiciones en el campo de aquellos agentes que tradicionalmente ocuparon posiciones de privi- (39) Ana Teresa Martinez, «Estado, economia ypeltica en Santiago del Estero 1943-1949, Eporacién de algunas condiciones estructuales dea cultura polices, en: Revista Andes, N* 19, Sata, CEPIHA, 2008, (40) Ana Teresa Matnez, Constanza Taboada, Luis Auat, Los hermanos Wagner, entre cienci, ‘mito y poesia, op. cit; Mercedes Tent, len afos oe Misteri, en: Libro especial del Centenario del ari E Liberal, Santiago de Estero, £1 bea, 1998; Luis Alen Lescano, Historia de Santiago del Estero, Buenas Aires, Pls Uira, 1996. 339 legio, dando cuenta de dos cuestiones: por un lado la debilidad Clonal mazcada por la falta de capacidad del sistema politico (ocasionada por el escaso peso telativo que la legalided poseiaen trminos de capial puesto en juego dentro del campo politico) y, por otro, Ia falta de dinamismo Y apertura puesta al descubiero por cuanto cada confico se soluciona a partir del hacoma- damiento dentro del mismo grupo de agentes que dominan el campo. | Esto cambiaré en parte con el advenimiento al poder de la ucr, ‘cuando es posible ver un proceso de renovacién de ‘complejidad en la divisién den necesariamente con se puede hacer una carrera desde el comité, sin necesidad de pertenecet a una familia pres ‘Sin embargo, esto no impide la con de resolver las cuestiones lismo local serd p en los locales, La ruptura partidaria nacional entre yrigoyenis tas profundizaré las diferencias locales, culminando en Federal de 1928 (menos de 10 afios habfan pasado de la ant ~ Yrigoyen interviene el gobierno conservador que habia sido elegido en 16). Ese mismo afi, las elecciones nacionales y provinciales muestran tun radicalismo local con dos sectores apoyando laf lista: la alianza de los seguidores de Juan B. Castro (ucR unificada) y los de Justiniano de la Zerda (Frente Unico), frente al sector del Ingeniero Santiago Maradona —quien finalmente se impone— sosteniendo la candidatura de Hipélito Yrigoyen. El golpe de 1930 reconfigura el escenario politico local, surgiendo nue- vvas agrupaciones como el Partido Provincial Reformista —compuesto por integrantes del grupo Accién (conducidos por el dirigente vinculado -ntarse unido en los comicios nacionales y dividido 340 al catolicismo Juan D. Chazarreta), entre los que encontramos también a Orestes Di Lullo— y la Alianza Federal —evieja agrupacién conservae dora nucleada alrededor de Francisco Castaieda Vega a la vez que se reconstruye el arco radical —eon la omisi6n del sector maradoniano— adhiriéndose ala candidacura de Agustin P. Justo. El retorno conservador a nivel nacional parece haber generado las condiciones para el establecimiento del radicalismo antipersonalista en Ja provincia, con las gobernaciones de Juan B. Castro, Pio Montene g10 y José Ignacio Caceres (hasta 1943) representando sectores que no hablan podido derrotar al yrigoyenismo en las urnas, pero que alién- dose con los padrinos del golpe del 30, y quedando las fracciones més intransigentes del radicalismo al margen por fraude o prosctipcién, Jograron alcanzar el poder. Por otra parte, est ciclo de gobernaciones introduce algunas nove- dades en la dvisin del trabajo social y en la configuracin del campo del poder en Ia Provincia. En esta direccién Alberto Tasso sostiene que «se efectuaron nuevas alianzas y redefiniciones de las relaciones sociales de produccién, en las que sus protagonistas emplearon distintas estrate- gis para defender sus posiciones o reproducir su poder. El clima social de los aos previos al peronismo indujo al estado provincial a incorpo- rar nuevas orientaciones en la gesti6n de sus politicas. Dado que el voto se estaba generalizando desde la sancién de la ley Sdena Pei, cobré otra importancia el papel del dirigente local capaz de conduct volunta- des en direccidn al partido al que respondia. Este rol, con un contacto directo ¢ influencia sobre los sectores populares, regist un cambio en su perfil, y asf como antes habian sido desempertados por estancieros y mds tarde por finqueros, fue ocupado en esta etapa por comercian- tes y obrajeros».(® Este panorama se complementa por un lado con |a irrupcién en la vida politica de extranjeros, en particular sirio-liba- mL neses, que habfan venido ocupando espacios marginales en el campo del poder santiaguefio, pero que —gracias a un proceso de acumula- lado en las primeras décadas del esta nueva articulacién dirigente-sectores populares tendrdn tn tol pre- ponderante. Por otro lado, la propia figura de Juan B. Castro impri- smird una impronta particular ala forma de ehacet politicas de aquellos afios, introduciendo un «nuevo estilo politico que hoy calificariamos de populistas y que —con sus matices— tendré continuidad tanto con Montenegro como con Caceres. Serd sobre esta base que el pero- nismo intentaré construir una nueva hegemonia, sin dudas tributaria pero también disruptiva de su pasado préximo, tal como veremos a continuacién, 5. El golpe de 1943 y la configuracién del primer peronismo en Santiago ~ Conforme lo dicho, el gobierno depuesto en 1943 en Santiago del Estero, representaba al radicalismo antipersonalista, ligado a sus ineas mds conservadoras, y vinculado grupos de poder econémico que de manera directa o indirecta extrafan su fuerza del obraje maderero. Poderosos comerciantes que habfan crecido en la década de 1930 y que * habfan provisto a los gobernantes su caudal electoral gracias a las alian- zas complejas que en el mundo rural articulaban una red de dependen- cias y beneficios de distintos niveles entre obrajeros, comerciantes de proveedurfas, vendedores ambulantes, conchavadores, comisarios, jue- ces de paz, capataces, carteros, proveedores de mulas, cultivadores de alfalfa, fabricantes de carbén, hacheros a destajo y una serie de otras (44) Supestve es la desricion que hace al rspecto Alberto Tess: «Juan B, Castro, epodado ero Taso, Ferracar, quebracho y alfalfa... 0p. ce, pg. 246. 32 tarcas vinculadas a la extraccién y elaboracién en condiciones primiti- ‘vas —con métodos imposibles de conservar sin una mano de obra exce- dente y barata—, acopiadores y comercializadores a mayor escala de madera, lefa y carbén, Silos relatos sobre secuestro de libretas electorales por parte de los obrajeros son plausibles, no explican por sf solos el apoyo electoral y las redes fandamentalmente rurales que durante afos sostuvieron el poder co, La distribucién del agua de riego, como muestra Alberto “Tasso, fue un elemento clave en las zonas de riego del Dulce, pero ‘especialmente hacia el final de la década de 1930 el obraje era el prin- cipal sostén de la econom{a provincial, y también de la politica.“ De hecho, los gobiernos de Juan B. Castro y Pio Montenegro se caracteti- zaron por las ventas y concesiones de ticrras publicas en dreas boscosas de a miles de hectéreas, a grupos econémicos y obrajeros individuales ya conocidos. Y fue durante este perfodo que ascendieron y consolida- ron su etapa de acumulacién capiralista los poderosos comerciantes que lideraban las redes de proveedores y comercializadores de la campatia, pasando luego progresivamente en muchos casos a set también duefios de obrajes.# Estos comerciantes que erecieron a fuerza de «aventura y trabajo», pero también de negociacién, autoexplotacién, aprovecha- miento de redes de parientes y aliados, reeditando en suelo santiaguefio. sus practicas sociales de reciprocidad y alianza, se nucleaban alrededor de la Sociedad Sirio-Libanesa, que lideré Rosendo Allub durante més de una década. No obstante, si este grupo representaba una impor- (46) Aero Taso, Ferrocail,quebracho y alfalfa. op. et (47) Ana Terese Martinez, «Obras, eyes del trata y prctcas potas. Las lucas po a ‘construe del Estado en el proto-peronisme, Sartiago del Estero. (1943-1945), en; Revista Nt, CBC, Cusco, Per, 2007. Albert Tasso, Aventura, trabsloy pode. Sirosy Iibaneses en Santiago del Estero, op intereses comuritare.&l sera ala ver de nexo con Buenas Aires y Ye que haba logrado generar un vast cimula de rlaciones en ambos sit oder Sis ylibaneses en Santiago de! Estero, 1888-1980, op. ct pég. 138). Sobre su figura Se Volver més adelante, ye que ser un actor clave en el armada del primer perenisme, 38 al ( tante linea de eslabones en esta red, no eran los tinicos duefios de obra- jes y tampoco eran ajenas a estos intereses las clases medias urbanas consolidadas desde los afios 20: abogados —muchos de ellos con clien- tes entre los obrajeros—, gerentes, periodistas, rematadores, acopiado- res, intermediarios del comercio, descendientes de las clases tradicio- niles 0 de los extranjeros que se les vincularon de diversas maneras desde comienzos del sigho xx. Estos grupos de actores estén anudados «en torno al gobierno radical antipersonalista, primero de Castro y luego de Montenegro. El golpe del 4 de junio de x943 parece haberlos sor- prendido y dejado en expectacién de los acontecimientos. Por otra parte, como es de prever por lo ya dicho en nuestro tado sobre la constitucién de actores politicos provenientes del cat cismo, a partir de la restauracién de la didcesis y sobre todo del epis- copado de Rodriguez y Olmos, la revolucién de 1943 fue acogida con entusiasmo por estos agentes. El historiador/acco filo-catélica Néstor Achaval, lo testimonia arecfan tocarse con las manos los viejos an todo lo argentino, exaltacién de la soberanfa, exclusién del politico, ostentacién de las formas religiosas institucionalizadas».° El preguntara cSmo conseguir un distintivo dela Accién Cat lograr un puesto en la administraci6n pibica, ‘Sin embargo, el movimiento del 4 de junio mostré pronto sus fist- ras para unos y para otros. En su primer etapa, parece haber intentado abordar la mayor problemética del mundo del trabajo en la provincia, aque eran los obrajes forestales. El director del Departamento del Tra- bajo, Amalio Olmos Castro, que ocupaba el puesto desde siete afios habia publicado numerosos informes y en 1942 un libro donde se explayaba ampliamente sobre los problemas de los obrajes, pero ‘esta vez. encontré en el interventor Brito Arigés y en sti ministro de gobierno Depetts, los apoyos que le permitieron por primera vez tea- lizar inspecciones serias sobre el cumplimiento de las leyes del trabajo (50) Néstor Achval, Historia de Santiago del Etro, op ct, pg 139, (61) Amaia lees Cas, £ aban, Santiago de sto, Edicion de ato, 1942 de Maradona, en los principales obrajes de ‘A esas inspecciones segulan sumarios.administrativos y presentaciones frente a la justia que en un primer momento fue- ron avaladas en la justicia local. También atendié numerosas denun- cias de accidentes de abajo contra varias empresas madereras, entre las ‘cuales una fuerte disputa con Industrias Forestales sa, y denuncias por ‘pago con vales. casi todos los casos las multas propuestas por las innumera- bles infracciones que se detectaban, eran exigidas por via administca- tiva, orientadas luego al sistema judicial, y publicadas en el Anuario del Departamento del Trabajo. Pero este ingente esfuerzo, que se extendié desde junio a diciembre de 1943 terminé en ese mes con el cambio de interventoy, I formacién de un nuevo gabinet provincia y en enero y de 1944, con la divisién del Departamento de Estadisticas, Registro Civil y Trabajo en dos entidades, separando por un lado Estadisticas y | Registro Civil y por otro el Departamento de Trabajo. = La nueva intervencién ponfa al frente del primero a Olmos Cas- tuo, y en el segundo a un abogado. Desde varios meses atrés, la APIF venfa reclamando que se diera intervencién al Colegio de Abogados en el tema, y El Liberal solicitaba que se nombrara aun eletrado» en. el Departamento del Trabajo, descalificando a Olmos Castro por no poseer titulo universitario en leyes. No es de extrafiar que en su edito- tial del 24 de enero celebre la nueva designacién, poniendo asf un coro- lario a su actuacién claramente partidaria a favor de los obrajeros, con te (83) Ana Teresa Mater, «Obes, lye dl taba y prices paitias.. op MS ses en comin. Olmos Castro, atin esperanzado, del "44, una extensa carta a Pern, donde dese problemas de la provincia, y luego de © cia de muchas medidas en torno a la reglamé aque shaga que la revolucién del 4 de junio legue a esta provinciav.°° La operacién de divisién del Departamento era concomitante a la creacidn de la Secretarta de Trabajo y Previsién y —pocos meses des- pués— al armado del Partido Laborista que daria pie a la candidatura de Per6n a a presidencia. Inicialmente, Belerén delegado de ‘Trabajo y Previsidn, serd uno de los actores importantes et peto serd desplazado répidamente a favor de actores mas tra del mundo dela politica y reemplazado luego en su puesto por aliados de los sucesivos caudillos predominantes 6. Negociaciones yfriciones potica en el primer laborismo Al reconstruir y analizar el proceso de con: rista que gané las elecciones de 1946, y las citcunstancias en las cuales = Ja provincia es intervenida antes de la finalizacién del periodo de Mi- ttelbach, as{ como la definicién del candidato peronista en las eleccio- nes de 1949, se percibe que la composicién del electorado, las caracte- risticas de los poderes econémicos locales y las fricciones por cuestiones sideolégicas», teniendo en cuenta que el catolicismo habla formado agentes y les habfa provisto de un discurso y itud combativa, son condiciones configurantes de los acontec de estos espacios de construccién de poder ciones especificas en el campo propiamente politico, donde los agentes se enfrentardn representando intereses y defendiendo posiciones, pero también buscando sus propias posibilidades de acceder a los espacios de decisién del estado provincial. Aqui es donde los clivajes se vuel- (84) Amato Ones Cast, Uno vee a erica cel pubic, ep, pig 276, 246 nes de los agentes en los términos de su propio juego y de las trayecto~ rias espectficas que los han conducido alli. Sin embargo, en nuestro estado inicial de la indagacién, hay algu- nas lineas interpretativas que pueden ser sefaladas. En primer lugar, Jas luchas por conquistar espacios en el laborismo local nos muestran la reaparicién de viejos dirigentes conservadores y radicales antiper- sonalistas, ligados al campo econdmico local y a las fracciones poli- ticas que ya venian gobernando la provincia en los afios inmediata- mente anteriores. Tres viejos dirigentes aparecerdn en la primer al intento inicial de construir un lerado desde la Sectetarfa de Trabajo y Previsién. Santiago Justiniano de la Zerda y Rosendo Allub,% el primero ands habia aga a pas en de Sertiag durante vais aos, ala compaverta y aneo ge hacends vecura eno radicalism, snd diputado, 37 Sapp apoyado inicialmente por el interventor Sia —radical lencinista men- docino encargado del armado politico— pero progresivamente descar- tado a su ver como producto de las luchas internas. Como se advierte en el caso de Cérdoba y como también puede apreciarse en el trabajo de Moira Mackinnon,” las estrategias nacionales para ganar clecciones on frecuencia impusieron alianzas que conspiraban contra movimien- tos auténomos de renovacién en las provincias, En el caso de Santiago, la estrategiainicial desarrollada desde la filial local de la Secretaria de Trabajo y Previsién (Santiago Beltrdn Neirot, el delegado local, oficiaba inicialmente también de apoderado del Partido Laborista) es descartada. Desde Buenos Aires se resuelve una interna local que no tenia visos de zanjarse en el tiempo necesatio, y se impo- nen las alianzas con de la Zerda y con Allub, al tempo que se reem- plaza a Beltrdn Neirot por un nuevo delegado en la Secretarfa, primero Carlos Tulio Martilott, vinculado a de la Zerda, principal apoyo poll- tico de Mittelbach y luego Victor Mancilla Gauna, un hombre cercano ‘opuso alas paltcas de Sarlago Maradona en 1980, fe ago membre de equipo dl igen dave se integraron en un alo poreatae ala explotacin oestal miembros e su colecvidad que patiparon en poles Rosendo Alu marzo de 1945 habe so inculpedo en ls reaultaos de a comin ave ela acartaciona rapes oescolaron Universidad Nacional del Ltr, 2003. (89) Moira Machine, Los afos formats del partido peronista, Suenos fies, siglo XX, 2002 348 a Rosendo Allub. El candidato a gobernador, Aristbulo Mittelbach'® ra un militar sin carrera politica anterior, impuesto finalmente desde de la dirigencia local de La lista de candidatos que figuré en las boletas de suftagio habla sido producto de negociaciones febriles sobre el cie- re de las presentaciones, definidas en apuradas y conflictivas conven- ciones partidarias locales, que trataban de dar forma a alianzas que se construfan en viajes a la capital. Desde el momento en que comienza a organizarse el lborismo en noviembre de 1945, al dia de las elecciones el 24 de febrero de 1946, en menos de tres meses de negociaciones, se pasa de un partido que parecfa orientado a seducir y cooptar un movimiento obrero y gremial, a una aglomeracién politica pragmdticamente constituida, heterogénea en sus miembros, con predominio del radicalismo concordancista y apo- yada en aliados locales denunciados en los diarios como pertenecientes 1 a eoligarqufa». El candidato a gobernador, por otro lado, parece ele- gido también para catalizar simpatias vinculadas al catolicismo y a las posiciones nacionalistas y militarista relacionadas con el golpe del 4 de junio de 1943. De hecho varios de sus cuadros los encontramos en afios anteriores vinculados a la Accién Catélica. Mirtelbach va asumir la gobernacién con mayorfa en la cimara de legisladores (18 para el oficialismo, 5 para la uD y 3 parala UCR), pero esa mayorfa consiste en un bloque heterogéneo, constituido por alianzas poco trabajadas, fundadas en la distribucién proporcional de los can- didatos segin los grupos seguidores de cauillos aporcantes de dinero para la campafia y de votos, que representaban intereses comunes poco claros posiblemente para los mismos agentes. Entre estos intereses no estuvieron ajenos los de los obrajeros, que aseguran su posicién incluso antes de la asuncién del nuevo gobernante.? Los sucesos de este pri- (60) Miembro del GOU, send ete curate a Revuctn de 43 dia Pl militar, sein resto Pern, se hatria negado a detaneto cuando en 1945 sf envarn atl efecto alefugo en que on Tae. (t Ten, Cao y Plchaven, Juan Coming Pr, Planeta 1976) 0 61945 ol Marler Oterancarrenlza una substa pica de bosques ‘scales dcretade | 22 oe ener, Sette de arenéamiento por cnc as ena epartamento 348 (62) Por proponer un eiemplo, e miistro de hacienda Anibel Oberander es somatido a jl | sin pruebas en lt leislatura. Le prensa interpreta el ncn como frato de un ‘Obertandery Carlos Juder, ya ministo de gobierno como produto de u ‘mer gobierno peronista en la provincia irin mostrando las dificulta- des que surgen de esta heterogencidad de origen e intenciones. Luego de oficalizase la candidatura del Coronel Mittelbach (quien pidiera su al Ejército para poder presentarse, menos de un mes antes de intereses que representaba supieron imponer tine presencia fuerte en la lista final de candidatos y ni dl ni sus aliados de circunstancia parecen haber renunciado a sus intenciones de predo- minio en los meses y afios que siguieron. El 9 de mayo de 1946 Mitelbach asume la gobernacién en la pro- ‘con un discurso que se pretende por encima de las contiendas, cas, pero éstas, en sus més descarnadas —y por momentos bur- das—™ expresiones se apoderaran de la legislatura, obligéndolo a rea- lizar cambios sucesivos en el gabinete, acusado reiteradamente de inac- ciempo obstruido por los legisladores. loques, el Juan Domingo Pesén (Ila- mado también bloque «de hierro») y el que apoyaba al poder ejecu- tivo (denominado ude manteca»). En el primero se nucleaban los hom- bres vinculados a Rosendo Allub, los de Corvalén y progresivamente también algunos inicialmente ligados a de la Zerda, como el diputado Infante, protagonista de continuos escdndalos de insultos y agresiones cn la legislatura. Enfermo el gobernador desde pocos meses después Cope, de racione de 5 000 ha. que fon acucadas de # cuatro o cnc empresas ye conocids (Productra Argentina de Cmbustdes, Lorenzo ACU, Gregorio Ay Colombo y Tres (ay CFR ida), Heteneck, Adam, Marto y Cia, Miau ‘Arvare Gimeno, fadad, Luisa Zaiok 617 defebrew Ofeial,29/01/19 ‘2cusido (por una carisién presidda por San y Gubaira) de me tento anterior de subsanar diferencias entre ls seguidos de de le Zerday los de Rosendo Aub. 350 de la asuncién, ausente por perlodos cada vex mds frecuentes, primero cen Villa La Punta y luego en Buenos Aires, habiendo renunciado a sus funciones el ministro de gobierno Carlos Juérez —el que habla apare- ido en algiin momento como prenda de acercamiento—, la provincia es intervenida el 28 de enero de 1948. Judrez, convencional constituyente para la Reforma de 1949, que asume con 33 afios el gobierno de la provincia, era un joven dirigente de la Accién Catélica que aparece en la funci6n publica por primera vyex.como Inspector de espectéculos piblicos durante la intendencia de Di Lullo, luego es Contador general de Ia provincia desde el inicio del bach, habia pasado a ser Ministro de Gobierno des- idad, y en la prensa antiperonista stro de hacienda Oberlander ej cio politico que estuvo éste a punto de suftir. Habla iniciado asf los Judrea la carrera politica que marcaré al peronismo local con una impronta perdurable. 7. Disputas en 1949: la candidatura de Carlos Juarez Ya Juan Carlos Torte nos indica que la idea de un partido peronista centralizado, sin luchas ni fisuras internas, donde Perén mandarla inequivoca y verticalmente, es inaplicable al menos para el p 1946-1949. Si tenemos en cuenta el relato que venimos de descri podrlamos decir que Santiago es una prueba contundente de esta afir- macién de Torte. Y de hecho, los conflictos seguirdn marcando la pro- vincia, en realidad hasta la caida de Perén en 1955, ya que no slo Mi- twelbach fue intervenido: parecida suerte vaa correr en enero de 1955 el gobernador de extraccién gremial Francisco Javier Gonzales. En los relatos de los actores y en la mayor parte de la historiogra- ff local, esta complejidad politica se suele atribuir por una parte a los planes de acumulacién de poder de Catlos Judrez y por otra a la volun- tad del centralismo portefio, avasallante de las autonomias provincia- les, Ninguna de las dos afirmaciones son enteramente falsas, pero se ‘vuelven irrelevantes si no se entienden sus condiciones de posibilidad, Jas cosas en disputa, los grupos y sus alianzas, el complejo de conflictos 351 Blas que dan eso las fuga ruados vente nl socedad santiaguefia. No estamos lespoli- tizada, sino altamente confictiva, donde las diferencias de i ere ideas y de trayectorias sociales se traducen en negocian con el poder central. La aparici6n en cierto modo stibita de la candidatura del joven Carlos Judreza la gobernaci6n de la provincia en 1949 debe entenderse ast, no s6lo como fruto de su habilidad y su ‘oluntad de protagonismo, sino como producto de una setie de condi- ciones y posibilidades en una coyuntura conficiva partcul En realidad, Judrez no fue el primer candidato que surgla de las negociaciones locales con la central nacional del laborismo. El ala con- servadora del radicalismo que representaba de la Zerda, aliada a nacio- nalistas y catélicos militantes, que habfa llevado a la gobernacién a Mireelbach, parece encontrar puntos de contacto con una parte de la intelectualidad liberal e incluso socialista, en una figura prestigiosa ante los sindependientess, y que era fécilmente relacionada con la revolu- cién del 4 de junio, con la Iglesia Catélica, con el nacionalismo, pero a la ver era conocida por su autonomfa de juicio y de conducta, Conocimos a Di Lullo en el conflieo por la educacién laicao libre, yasefialamos sus vinculos con el nacionalismo a través del Partido Pro- vincial Reformista, y también su gestién como intendente en 1943-45, durante la cual destacan ademés de varias obras municipales importan- tes, la transparencia de la gestibn, incluidas las cuentas publicas, dadas 2 conocer anualmente a la prensa. Se tataba de un médico, hijo de un inmigrante italiano, armero de profesién, que habia estudiado en Bue- nos Ales, se habfa preocupado por las enfermedades regionales y como otros profesionales santiaguefos de su época, ademés del ejercicio de la ‘medicina en el hospital publico, se dedicaba a las letras, ala participa- cin en actividades y asociaciones culturales y cada vez més alas inves- tigaciones hist6ricas. Di Lullo no era exactamente un militante cat6- lico, a pesar de su afinidad intelectual a estos circulos y no parece nunca tampoco cortar su didlogo con algunos liberales ni sociaistas, a pesar de su orientacién creciente hacia el nacionalismo hispanista. Sin embargo, podemos sospechar que en un contexto en que las discusiones sobre la aplicacién del Estatuto del Pen y la rentabilidad en los obrajes son una ,lando de una provincia pas 382 constante en la prensa local, el autor de El bosque sin leyenda (1937), no debe haber sido un candidato bien visto por los intereses del capi- talismo verndculo. La convocatoria a elecciones esté prevista para el 10 de abril. Desde ‘17 de matzo se comienza a hablar en El Liberal de las precandidatu ras, pero se citan palabras de Rosendo Allub: «Las alta direeciones no han resuclto nada a ese respecto. Y serin ellas quienes darn la tltima palabra. No tenemos para qué engafiamos. Estaes a realidad. De allise anunciaré el nombre del candidato y nosotros tendremos que proceder clectoralmentes. El de marzo se anuncia que el candidato ¢s Orestes Di Lullo, quien se habria entrevistado con Pern y aceptado la postu- lacién a gobernador. A pesar de su diversa orientacién politica, el dia- ro hace una larga lista de los méritos de Di Lullo. La enunciacién de la candidatura «vino a poner fin ala serie de rumores que habta gene- ralizado en los dltimos dias y que puso en movimiento potencial a los distintos sectores del partidor. Al hacer un panorama de las reacciones locals, se sefiala la aprobacién de los grupos cercanos a Mivtelbach, la sorpresa de «otros sectores» y a impresién que tienen «los independien- tes de sectasy faccioness de que se trata de un candidaro eque tiene la prestancia de su condicién intelectual y una actuacién devorosa y cons- teuctiva al frente de la administracién municipal», can temperamento muy personals y euna personalidad dotada de energia y dinamismo», ‘Al mismo tiempo se hace notar elipticamente que hay legisladores atin camino a Buenos Aires, que serfan tomados por sorpresa por la deci- sin. Uno de ellos era Rosendo Allub. : La campafia comienza, pero el 23 de marzo se produce un viaje a Buenos Aires de Di Lallo y un retorno sin declaraciones. El Liberal anuncia la primicia —extraoficialmente conseguida— de la renuncia argues rates 388 del médico a su candidatura a gobernador. La atribuye a desacuerdos en las listas de candidatos a legisladores y efectivamente, un intercambio de palabras telefonico con el interventor del partido en Santiago, Emi- lio Visca, habria concluido el tema. Al dia siguiente se confirma que Di Lullo ha telegrafiado su renuncia a Perén, Le seguirdn de inmediato en cl gesto los miembros de la lista de diputados y senadores que lo secun- daban, portadores de apellidos ilustres de notables de otros tiempos, laAC de los afios 1930, pocos de ellos reconacibles por su cartera politica. El 27 de marzo, a dos semanas de las elecciones, El Liberal trata de esclarecer el tema y habla de una lista distinea de candidatos a legisla- dores por el peronismo que habria sido publicada en un diario pero- nista de la capital llamado Democracia. Luego de la noticia de la renun- cia de Di Lullo, Judrez y Visca hardn viajes hacia y desde Buenos Aires, ‘Al regresar a Santiago, Visca manifesta que viene a proclamar la candi- datura de Judrez, Dos dias después, un recuadro mencionard el regreso de Di Lullo desde la capital, acompatiado por Pedro Gelid y Domingo ‘Manach, dirigentes del Movimiento Radical Revolucionario, luego de haberse el primero entrevistado con Perdn, a quien le habria expl Jos motivos de su renuncia, no haciendo a su regreso ningiin comenta- tio paiblico sobre la conversacién con el presidente, Actores ¢ historia- dores hablan de la independencia de criterio de Di Lullo y la intencién de manipulacién del presidente. Sea como sea, luego de la experien- cia de Mittelbach, era claro que gobernar con un oficialismo dividido requerla cintura politica y disposicién a las negociaciones. En la campafa brevisima en que Carlos Juérer llega a la goberna- cién por primera vec, su candidatura, llamativamente, no habri proclamada en un acto piblico, sino en el auditorio de tvix Radio Norte (como intentando ignorar a los convulsionados grupos urbanos y dirigirse a un publico més lejano en el espacio). Al mismo tiempo los apoyos de a candidacura de Di Lullo no se habrfan desmovilizado fécil- ‘mente, sino que insistfan el dfa mismo de la proclamacién de Juétez, en reunise en la plaza del centro de la ciudad, mientras altoparlantes dis- tintos hacfan propaganda al mismo tiempo por ambos candidatos. Casi simuleéneamente, tanto el diputado nacional por el peronismo, Pedro alto porcentaje con titulos universitarios, algunos registrables 354 J. Perea, como el senador Justiniano de'la Zerda (ambos hombres cer- ccanos al: yam bach), aclaran en sendos telegramas al diario idiendo que se publiquen) que no apoyan la candidatura de Judrez, a punto de promulgarse. Tres horas antes de 1a proclamacién radial estaba convocada una ‘marcha en la plaza central para apoyar a Di Lullo. En ella, segiin el dia- Fio, se habrian hecho presentes Visca y el diputado Toro rodeados de partidatios que los vivaban. En ese contexto, se habria producido un incidente en el que se naVi suientes palabras: «El Par- tido Peronista es uno solo y si el presidente ordena votar a Mongo hay que votarlov. Se produjo un tumulto, dice el diario, que fue resuelto finalmente por la policta montada, no obstante lo cual se realizé una ‘marcha por las calles de la ciudad. En el incerrumpido acto habrfan hablado Marcos Ruiz y Valentin Sosa, quien habria hecho alusién a cla situacién y actuacién del nuevo candidato durante ef gobierno del nel. Mittelbachn, Luego, Alejandro Bruhn Gauna wdestacé que el acto constituis una reaccién de los hijos de Santiago contra las intervencio- nes fordneas en la diteccién de su y eleccién de candidatos», Durante el dia habfa habido varias detenciones, segin el diario, por haber invitado al acto o por vivar @ Di Lullo. La postulacién de Judrez se reliza asa las 23 horas en twit, custo- dliada desde temprano por la policfa montada y la infanterta. Al pro clamar a Judtez, Visca alegé que la candidatura habfa sido «ganada con lealtad partidatia y compromiso de honor de colaboracién por los inte- reses de la provincia», Efectivamente, Judrez ven{a de ser convencional constituyente en la teforma que daba a Perén la chance de la reeleccién, Afiadié que se habfa consultado a Tessaire, y a los diputados y senado- es nacionales del partido por la provincia, y terminé: ela consigna del momento es la de servir lealmente los ideales peronistas, apuntalar a los hombres designados por las mas altas autoridades partidarias, olvi- dar agravios, dejar para el tribunal partidario las cuestiones pequefias y uni todas las filas», Judrez, luego de hacer un llamamiento a la uni- curvas son nests, también en as ctas sucess. Luter, 040471988. dad y prometer gobernar para todos, se dirigid, como en el resto de su carrera, de manera especial a la poblaci6n del campo santiaguefio: «La campafia —sefalé— con sus problemas del agua, de i las viviendas y del desarraigo de sus pobladores, reclama la aque alimenca a las democracias y la tercera, Ia justician. ns En los dias que siguieron aparecen nuevas desautoi didato. Continta la vigilancia de la plaza central para impedir mani- festaciones, y sc detiene a miembros dela Alianza Libertadora Naciona- lista como «medida de precauciéne. Coincidentemente, llega Rosendo Allub para apoyar en la campafa, y también desde Buenos Aices ariba tun nuevo delegado para reemplazar al interventor de la cor local, pero cen reunién de emés de cuarenta secretarios gremiales de esta capital y del interior» éstos deciden, siempre segin el diario, «no prestar apoyo ‘niadhesin alguna ala candidacura del Dr. Carlos Judreas ya ques se Tes habla concutado en absolutor y «ya estaban cansados de vora candi- datos de la quinta columnar. ‘La campafia del radicalismo, cuyo también joven candidaro, Hugo . Catlla, habia sido fnalmente proclimado en convencién partidar final da siguiente de Jute, se cera con un dseurto que mis que ale ‘Gudadanfa en general, se dirige a os copartidarios, e centra en las trax ‘fciones del radialismo, en la necesidad de sostener clas libertades cu: “Tadanas que han sido avaslladas por la oligarqula militar obernance», para prolongarse en la oposcién al peronismo, explotando ls particu. feidades del proceso de definicién del candidaro a gobernador. Des- pds de aludi aun snitre peronaje del comteroadarismo, que exso- Piyb a aude para castigat ain mis las expaldas del sido puebloy que mn uno de los cargos de més representacién del actual nul de los tabajadoress, advierte que «in diseipulo de fee peronaje auxéntico representante de a oligarquta, ha venido aimpo- firiendo as{ un agravio a la ciudadanian." departamentos de Capital y Banda». Los legisladores nacionales que fcompatian el aco se drigen al conjunto del pueblo, y hacen hincapi¢ en sucondicign de representantes del mundo obrero (se tata, efectivamente, de diputados nacionales de exraccién gremial)aludiendo reiteradamente ala vera la disciplina ade un ejércitor cuyo «tinico caudillo» es Perén. 'Al mismo tiempo, se menciona la falta ede agradecimiento» de legislado~ res nacionales y senadores ausentes durante la campafa, exhortando a la scanin y concordia» en nombre de Perén y Evita, ya que scomo los bue- nos hermanos, deben deponer rencilla, abrazarse y reconciliarse», 38 Judrez, por su parte, en una entrevista al dfa siguiente del cierre de campafia, dice tener certeza de ganar, porque sera la «ratificacién de la confianza que el pueblo tiene depositada en nuestro lider». Y en seguida afirma que los grupos independientes que han retirado su apoyo «no representan a nadie», y que «ningtin peronista leal ha de titularse

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