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Desde hace varios años, algunos cristianos se reunen a Dozulé, en un lugar llamado "La
Haute Butte", para celebrar la Cruz gloriosa de Jesucristo y para rezar por la redención del
mundo. Tras haber constituido el 27 de abril de 1984 una comisión diocesana encargada de
investigar los motivos de estas reuniones a Dozulé y emitir un juicio sobre los libros y los
cassettes distribuidos en el mundo entero contando los "eventos" de Dozulé, Tras haber
estudiado sus conclusiones que comunico a la Sede Apostólica, Teniendo como sola
preocupación iluminar a los cristianos, ayudarlos a mantenerse fieles a la Iglesia y para
"preservar la integridad de las verdades de fe y costumbres" (can. 823 § 1), promulgo la
siguiente Ordenanza:
Art. I - En virtud de los cánones 823 y 824 del Código de Derecho Canónico, repruebo
formalmente la publicación de libros, folletos, oraciones, cassettes, que no lleven la
aprobación de un Ordinario.
Art. II - No reconozco como "santuario", es decir como "lugar sagrado al que, por un motivo
peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles, con aprobación del Ordinario
del lugar" (can. 1230), el dominio de "La Haute Butte" de Dozulé.
Art. III - En consecuencia, prohibo toda propaganda y especialmente toda colecta de fondos
para la construcción de un santuario o la edificación de una cruz gigantesca en ese lugar (can.
1265 § 1). También prohibo la construcción de cualquier santuario (iglesia, oratorio),
calvario, sobre el territorio de la parroquia de Dozulé (can. 1215, 1223, 1224).
Art. IV - Resguardando los derechos del cura sobre el territorio de la parroquia de Dozulé,
prohibo a cualquier sacerdote:
Todo sacerdote que, en forma obstinada, infrinja las intericciones contenidas en este artículo
IV, se expone a ser privado en la Diócesis de Bayeux, de la jurisdicción necesaria para
escuchar confesiones y, eventualmente, ser suspendido.
Algunos fieles serán desorientados por estas decisiones. Sufrirán y les será difícil aceptarlas.
Los invito, junto a todos aquellos que lean esta Ordenanza, a recentrar cada vez más su
piedad, el testimonio de su fe y su celo apostólico, en el misterio de la Cruz gloriosa de
nuestro Salvador. La Iglesia nos invita a hacerlo, especialmente durante Semana Santa. En el
mismo sentido, el Santo Padre nos pide a todos redescubrir los beneficios de los sacramentos
de la Reconciliación y de la Eucaristía. En es ellos y por ellos que debemos buscar la fuente
de nuestra conversión y la del mundo; es en ellos y por ellos, en la Iglesia, que debemos
fortalecer nuestra esperanza en la espera del Regreso del Señor.
La presente Ordenanza será publicada cuando la Sede Apostólica habrá dado a conocer su
opinión sobre los "eventos" de Dozulé, según la encuesta realizada por la Comisión
Diocesana y que le le ha sido transmitida integralmente.
En la carta del 25 de octubre de 1985, como respuesta al informe que Monseñor Badré
le había enviado, al Cardenal Ratzinger le dijo:
DOZULÉ 1991:
Cantidad de cristianos de buena voluntad, con sentido común y buenas disposiciones, se
preocupan, con razón, por las presiones ejercidas por los mensajeros de la causa de Dozulé.
Escriben y piden aclaraciones. Ninguna persona tiene un mandato de difusión y no puede
prevalecerse de haberlo recibido del Obispo de Bayeux y Lisieux. Monseñor Badre estableció
un documento bajo la forma de una Ordenanza en 1985, prolongada por su Declaración del
8 de diciembre del mismo año. Les pido que se refieran conformen a ella. Esos documentos
constituyen la respuesta de la Iglesia y establecen su posición. Los términos mantenidos en
1985 valen para 1991 y para los años que vengan. Esas presiones descolocadas, extravagantes
y fanáticas denotan una actitud sectaria incompatible en absoluto con la que se deben valer
los fieles de la Iglesia católica. Los partidarios de la tésis de Dozulé y sus difusores no están
en comunión con la Iglesia.
Afin de instruir a los cristianos, pido a los fieles de la Iglesia católica no dejarse intoxicar por
la propaganda sin fundamento sobre ese fenómeno. Además, el dominio de La Haute Butte
no debe de ninguna manera ser considerado como un lugar santo aprobado por el Ordinario
de esta diócesis. Mantengo las disposiciones de la Ordenanza del 24 de junio, establecida por
Monseñor Jean BADRE, mi predecesor, así como los términos de su Declaración del 8 de
diciembre de 1985.
Por lo cual prohibo a todo sacerdote organizar, acompañar y con mayor razón presidir
cualquier reunión en relación con el seudo-mensaje de Dozulé, así como participar a
reuniones en La Haute Butte. Prohibo también a todo sacerdote celebrar la Eucaristía en La
Haute Butte, en particular el 28 de marzo de 1991, así como celebrar en el marco explícito
de un peregrinaje ese día, como todos los otros días, a la intención de Dozulé. No desviémos
la Eucaristía para fines partidarios, en particular el día en el cual las comunidades cristianas,
reunidas en la comunión, hacen memoria del Sacramento del Amor al solemnisar el Jueves
Santo y el signo de la unidad.
Ese seudo-mensaje, en cuya extravagancia y carácter absoluto no merecen que nos
detengamos, está habilmente comercializado bajo la forma de folletos, soportes mediáticos,
llamadas diversas relanzadas regularmente y obras de vulgarización. Esta surabundancia da
una impresión de seriedad: en verdad es ilusoria y capta a los tontos. Hasta logra oponer entre
sí a las asociaciones que se prevalen de difundir el verdadero y auténtico mensaje y sus
múltiples versiones de referencia.
No nos dejemos abusar por esta escalada comercial y mentirosa. Debemos la razón guardar,
la fe celebrar, la caridad desarrollar, la preocupación por los pequeños y humildes renovar.
Que el fanatismo desencadenado, cultivado y habilmente desarrollado por un puñado de
exaltados, no nos inquiete. La Iglesia ha definido la posición a mantener y a comunicar.
Mantengámosla. Difundámosla.
+ Pierre PICAN
Obispo de Bayeux & Lisieux
El 15 de marzo de 1991
Los actuales seguidores de esta secta siguen las revelaciones de una señora llamada Je ne
suis rien J.N.S.R. (Yo no soy nada). Tienen como objetivo principal la construcción de la
cruz gloriosa luminosa de color blanco y/o celeste de una altura de 7,38 metros (escala 1/100
pedida a Dozulé), porque creen que de este modo salvarán al territorio de la destrucción del
maligno. Lamentablemente, logran engañar a obispos y sacerdotes al no mencionar el origen
de su "donación" cuando piden el permiso para levantar la cruz. De hecho, si estos seguidores
pidieran el permiso para erigir la cruz de Dozulé, el obispo de la diócesis no podría
desobedecer a la condena del obispo de Bayeux y Lisieux. Si alguien viera alguna de estas
cruces, que no dude en enviar al obispo copia de la condena que reproduzco aquí arriba, y
que recibí directamente de la diócesis de Bayeux.
Hay cristianos que se han estado reuniendo en Dozulé (Francia) durante casi treinta años para
celebrar la gloriosa cruz de Jesucristo y orar por la redención del mundo, de acuerdo con el
mensaje atribuido a María por la visionaria Madeleine Aumont, oficialmente no reconocida
por la Iglesia Católica. Tras algunas solicitudes, la Conferencia de Obispos Suizos (CVS)
desea subrayar lo siguiente.
El 24 de junio de 1985, Mons. Jean Badré, obispo de Bayeux y Lisieux (territorio en el que
se encuentra Dozulé), declaró, en virtud de can. 1230 CIC, para no reconocer el sitio de
Dozulé como un santuario (ver Documentation Catholique n. 1911, 2.2.1986, pp. 169-170).
Con una carta fechada el 25 de octubre de 1985 dirigida a Mons. Badré, el cardenal Joseph
Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aprobó expresamente el
procedimiento seguido por el Ordinario de Bayeux y Lisieux y las disposiciones tomadas en
referencia a su responsabilidad pastoral, según el puede. 381 § 1. El obispo de Bayeux y
Lisieux se refiere constantemente a esta posición.
Friburgo, 14.5.2003
+Amédée Grab OSB
Presidente de la Conferencia de Obispos Suizos