Las verduras son para el ‘Verano’ (de Arcimboldo)
El artista italiano producía sus ‘testes compostes’ con simbolismos y juegos visuales, pero con absoluto rigor científico; lo analizamos con el cambio de estación
Los cuadernos de actividades para adultos ahora en boga podrían tener un filón en Arcimboldo (Milán, 1527-1593). ¿Cuántas verduras y frutas somos capaces de identificar en su Verano, que aparece en esta página? Nosotros hemos contado treinta, y eso con la ayuda de varios libros dedicados al inclasificable artista y de los catálogos de un par de museos, pero todavía nos faltan piezas, por ejemplo, ese pimiento-nabo-remolacha-chirivía entre los números 12 y 13 que no encaja del todo con ninguno de esos vegetales. ¿Alguna idea? Y por descontado que Arcimboldo no se equivocó: además de pintor era botánico, de los mejores del siglo XVI en la Europa central.
Fue allí, en la corte de Maximiliano II, en Viena, donde produjo las series de teste grottesche e di carattere, inspiradas en Leonardo Da Vinci, que tanto éxito tuvieron con el emperador, al punto de que Arcimboldo las acabó copiando varias veces para que el soberano pudiera ofrecerlas como regalo a otros príncipes. Las cuatro estaciones –Primavera, Verano, Otoño e Invierno–, los cuatro elementos –Aire, Fuego, Tierra y Agua–, retratos como el Librero y unos cuántos más comparten características, están formados por una acumulación/superposición de elementos reales, animales, flores, objetos, que vistos a cierta distancia componen un busto humano, en ocasiones incluso reversibles: la misma composición aunque se le de la vuelta a la pintura.
En la Primavera, una de sus pinturas más estudiadas desde el punto de vista de las ciencias naturales, se han contabilizado 80 tipos diferentes de flores propias de esa estación, en el Agua otras 62 especies de pescados, mariscos y otros seres marinos. Arcimboldo construía sus testes compostes de forma que pudieran leerse como un tributo a la dinastía de los Habsburgo, pero también ajustándose estrictamente a la realidad científica del momento; para el Verano eligió verduras y frutas que maduran en esos meses e incluyó dos, el maíz y las berenjenas, llegadas de fuera, el primero de América y la segunda de Asia a través de Arabia, a los que el artista tuvo acceso gracias al afán erudito/coleccionista del emperador, que se hacía traer ejemplares de otros continentes de las nuevas especies en un siglo lleno de descubrimientos e incluso guardaba los Arcimboldos en su Wunderkammer. Este Verano es uno de los dos cuadros supervivientes de la primera serie de las Estaciones que pintó Arcimboldo (después produciría al menos dos más) y de los escasos firmados y datados por el artista. Las Estaciones simbolizaban el carácter eterno de los Habsburgo, y el busto enlazaba a Maximiliano con los emperadores romanos. Bastante regio para que sus evidentes juegos y obras visuales fueran recibidas enlacortecontanbuenhumor.
CON INFORMACIÓN DE THOMAS DACOSTA KAUFMANN, ‘ARCIMBOLDO: VISUAL JOKES, NATURAL HISTORY, AND STILL LIFE PAINTING’ Y ‘THE ARCIMBOLDO EFFECT’. TAMBIÉN DENVER ART MUSEUM Y KUNSTHISTORISCHES MUSEUM, VIENA.