Tras romper por accidente un caro jarrón en el Club de anfitriones del Instituto Ouran, a Haruhi no le queda más remedio que empezar a trabajar allí para pagarlo.
Se va a celebrar una fiesta formal, y Tamaki traza un plan para ayudar a Haruhi a encontrar al chico adecuado de una vez por todas.
El reconocimiento físico de la Academia de Ouran amenaza con sacar a la luz el secreto de Haruhi, así que Tamaki se ve obligado a emplear tácticas de distracción.
Renge, que está obsesionada con los videojuegos de simulación de citas, se proclama nueva jefa del club. Su primera orden es que los anfitriones tengan un lado oscuro.
Cuando Haruhi explica cómo es capaz de distinguir a Hikaru y a Kaoru, la rivalidad entre los dos hermanos se desata rápidamente.
Tamaki acepta como aprendiz a un estudiante de primaria, pero la sinceridad brutal del niño resulta desconcertante para todo el mundo.
Tras la desaparición de Honey, las vacaciones de los anfitriones se convierten en una misión de rescate que incluye el ataque de unos cocodrilos y de un equipo policial.
En la playa, los gemelos se divierten intentando encontrar una manera de asustar a Haruhi... pero no parece que vayan a conseguirlo.
El Zuka Club llega para conocer a los anfitriones, pero no se queda muy impresionado con ellos... y pretende robarles a Haruhi.
Tamaki y los chicos van a casa de Haruhi. El apartamento no es muy grande, pero hay espacio suficiente para albergar el tipo de líos en los que suelen meterse.
Nekozawa es sensible a la luz y su hermanita tiene miedo a la oscuridad. Para que puedan estar juntos, Renge se propone transformar a Nekozawa en un príncipe de ensueño.
Mori le ordena a Honey que no tome azúcar porque tiene una caries, pero el pequeño anfitrión no tarda en rebelarse contra su amigo.
Haruhi acaba deambulando por una extraña versión de la Academia de Ouran que se parece mucho al País de las Maravillas, con Tamaki como el Sombrero Loco.
El Newspaper Club quiere publicar un artículo sobre sus anfitriones para atraer a los lectores, pero la inquina que su editor le tiene a Tamaki podría dar problemas.
Los chicos visitan la pensión donde trabaja Haruhi a media jornada, pero solo el huésped que se camele al jefe de Haruhi podrá disfrutar de una habitación.
Kaoru quiere enseñar a su gemelo, Hikaru, cómo funcionan las relaciones, así que lo manda a una cita con Haruhi. ¿Demostrará Hikaru que puede ser atento con los demás?
Kyoya se sorprende pasando un día en unos grandes almacenes con Haruhi, pero está de mal humor y totalmente fuera de su ambiente.
La decisión de Honey de abandonar las artes marciales y entregarse a una vida de lujo hace que su apasionado hermano pequeño monte en cólera.
Los anfitriones toman cartas en el asunto para rescatar a Haruhi después de que Benio la manipule para que acepte el papel principal del estrambótico musical de Lobelia.
Cuando Tamaki le pide a Hikaru y a Kaoru que sean miembros fundadores del Club de anfitriones, estos le demuestran lo problemáticos que pueden llegar a ser.
Los compañeros de clase de Haruhi celebran un concurso de Halloween para averiguar quién da más miedo, pero el temor que siente Kaoru no tiene que ver con los fantasmas.
Tras pasar un tiempo con los anfitriones, el malote de Kasanoda empieza a ver las cosas de otro modo... y también mira a Haruhi de una forma totalmente nueva.
Ahora que Kasanoda está colado por Haruhi, su presencia constante en la sala de música perturba el corazón de unos cuantos anfitriones.
Tamaki y Kyoya, que en el pasado fueron fieros rivales, han construido una sólida —aunque insólita— amistad aprovechando los puntos fuertes de cada uno.
La familia de Tamaki lleva al festival del instituto a Éclair, una invitada que tiene planes para el rey.
La única forma de salvar al Club de anfitriones es impedir que Tamaki vuelva a Francia con Éclair.