Durante los últimos tiempos el consumo de carne se ha convertido en centro de debate. Ante las recomendaciones de los nutricionistas para reducir la presencia en los platos de este alimento animal, algunos hombres han defendido que precisamente comer carne es algo que los define de manera esencial y que está conectado con su virilidad. Es decir, que comer carne los hace más machos. ¿Hay alguna evidencia que corrobore esta creencia? Los expertos responden.

¿Hay alguna razón para asociar comer carne con ser más macho?

Según revelan los especialistas, la razón por la que existe una creencia colectiva que asocia el consumo de carne procede de tiempos con pruebas poco firmes. "Antropológicamente se asocia comer carne con masculinidad, pero es un cuestión más cultural que científica", indica el nutricionista Josep Juanola.

Por un lado, se puede cuestionar esta conexión desde un punto de vista del sentido común. "Asociar el consumo de carne en el hombre con ser 'más macho' nos puede hacer pensar si el consumo de verdura en la mujer lo asocian con ser 'más femenina'", plantea como ejemplo el investigador en Neurociencia Cognitiva José Sánchez.

Por otro lado, el consumo de carne también se asocia a otras ideas preconcebidas que no se refrendan con los estudios nutricionales. La hipótesis del hombre más hombre por comer carne se sustenta en razonamientos mas cercanos a lo mágico que a lo científico. "La idea popular de 'somos lo que comemos' puede dirigir a sentir que comer carne confiere atributos de tipo animal. Fortaleza, audacia, resistencia, etc.", explica Neus García Guerra, especialista en Psicología.

Sin embargo, el pilar histórico es endeble cuando se profundiza en el análisis. "Corre la creencia, entre la población general, de que comer carne es un signo de cierto poder económico y social, de masculinidad y de fuerza. En el siglo XIX, en Inglaterra, en su máximo esplendor de la Revolución Industrial, se asociaba la ingesta de carne al poder, a la opulencia y el bienestar", comienza el doctor Agustí Molins, especialista en Nutrición y Dietética, para explicar las propiedades que supuestamente la población asocia a esta ingesta.

"Si nos remontamos a la Prehistoria, queda en nuestro imaginario que los hombres comían carne de la caza mientras que las mujeres comían semillas, granos y frutos mientras cuidaban de sus crías. Tampoco tenemos evidencia de que esto haya sido así", explica Agustí Molins, director de la Clínica Dr. Molins.

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¿Necesitan los hombres comer más carne que las mujeres?

Observar la diferencia física entre hombres y mujeres podría hacer pensar que los machos necesitan más carne, pero la ciencia responde de otra manera. "En el mundo exclusivamente animal, el macho suele ser de mayor tamaño que la hembra y esto es a expensas de una gran masa muscular. Por tanto, deben ingerir mayor cantidad de proteínas que la hembra. En las personas esta diferencia es mucho menor, pero existe y el varón debe ingerir aproximadamente entre 1 y 1,5 gramos de proteína pura por kilo de peso corporal al día y la mujer entre el 0,7 y 1 gramo", afirma el nutricionista Josep Juanola. "El hombre necesita posiblemente un 25 o un 30 % más", puntualiza.

No obstante, según algunos especialistas, el consumo tanto en cantidad como en proporción no tendría por qué ser tan diferente. "Ni en un sentido, ni en el otro. No hay evidencia científica de que debamos alimentar de forma diferente al hombre y a la mujer en lo que a la carne se refiere. En cualquier caso, el hombre tiene un mayor índice de masa muscular y parecería lógico realizar el silogismo de que su proporción de carne en la dieta fuera mayor que en el de la mujer. Sin embargo, la mujer precisa en ciertos momentos, como en la menstruación (por la pérdida de hierro) y en el embarazo (por la necesidad de ácido fólico) una mayor proporción de carne roja", ilustra el especialista en Nutrición y Dietética y miembro de Top Doctors, Agustí Molins.

En resumen, todo depende de más factores como la actividad física que desempeñen. "La realidad es que la nutrición es mucho más compleja que tener en cuenta un solo ingrediente de la dieta como en este caso lo es la carne roja; y que no hay evidencia de un mayor requerimiento general entre hombres y mujeres", completa el doctor Agustí Molins.

¿Hay relación entre la ingesta carne y la testosterona?

La testosterona, una hormona que también se encuentra en las mujeres, también forma parte del debate. Debido a que su producción produce efectos virilizantes y anabólicos, algunos han apuntado a que la aportación de la carne resulta fundamental para una mayor hombría.

En este punto, se plantea hasta qué punto influye la ingesta de estos alimentos con los niveles de testosterona. "Posiblemente tenga un efecto positivo ya que la testosterona aumenta la masa muscular a expensas de fabricar más músculo sabiendo que la materia prima de esta fabricación es la alimentación, carne en concreto. Por tanto, por un efecto de retroalimentación hormonal positiva es lógico pensar que comer carne aumenta la producción de testosterona", apunta el nutricionista Josep Juanola. "Entendiendo el funcionamiento endocrino, hipotálamo, hipófisis, testículos y glándulas suprarrenales, todo está relacionado. Es fisiología humana básica", añade el experto.

Otra cuestión es que se pueda sostener que la virilidad depende de comer carne. "Si bien es cierto que la carne roja es una buena fuente de testosterona, no es la única fuente y, posiblemente, no sea la mejor. Debemos elegir cortes magros, porque la grasa que acompaña a dicha carne puede provocar estrés metabólico, que disminuirá la testosterona consiguiendo el efecto contrario. La ingesta de carne roja con grasa aumenta los niveles de cortisol y ello produce una disminución rápida de la testosterona. La obesidad abdominal se relaciona con un aumento de la aromatasa, hormona que incrementa los estrógenos y disminuye la testosterona. El consumo de carne ricas en grasas podría contribuir negativamente a mantener unos niveles altos de testosterona," avisa Agustí Molins, director de la Clínica Dr. Molins.

Evidentemente, hay alternativas equilibradas y eficaces a la carne roja (cerdo, ternera, cordero). "Una alimentación que contenga un nivel alto de zinc también contribuye a unas mayores tasas de testosterona. Lo contienen de forma importante el hígado y carne de ternera, las ostras, las semillas de calabaza, el chocolate negro, el aguacate, los cacahuetes y el cangrejo, entre otros. La vitamina D también aumenta los niveles, así como son imprescindibles otras vitaminas del grupo B", señala el doctor Agustí Molins, especialista en Nutrición y Dietética.

Además, hay otros factores clave que influyen en la producción de la testosterona. "No debemos olvidar que otros aspectos de nuestra dieta (pauta de vida) inciden en los niveles de testosterona: la calidad del sueño, el estrés, la actividad física y la vida sexual activa. La composición de grasa corporal incide directamente en los niveles de esta hormona; a mayor grasa, menor cantidad de testosterona", recuerda Agustí Molins, director de la Clínica Dr. Molins.

El factor psicológico a la hora de comer carne

A pesar de las investigaciones, todavía se mantienen la creencia macho-carne incluso en las sociedades más avanzadas. La explicación está arraigada en los supuestos papeles que deben tener quienes optan por platos con carnes. La mentalidad es la clave.

"Los estudios sociológicos realizados señalan que, en las culturas más tradicionales y con más diferencias de género, los hombres están más apegados al consumo de carne. Determinado sector de la población masculina vincula comer carne con poder y virilidad", confirma Neus García Guerra, especialista del Centre Sarrià y en la Unidad de Psicoterapia Psicoanalítica de adultos del Grup Sant Pere Claver.

En ese sentido, un reciente estudio de la Universidad de California ha comprobado que los hombres consumen carne para ser vistos varoniles y adherirse de esta forma a los estereotipos masculinos, recuerda la experta. "Un ejemplo de ello son las barbacoas, totalmente asociadas al hombre", ilustra Neus García Guerra, especialista en Psicología y miembro de Top Doctors.

De hecho, las investigaciones revelan que hay un perfil de hombre que tiende a defender más esta supuesta identificación entre alimentación y personalidad. "Cuanto más necesite el hombre afirmar su identidad masculina, más conductas compensatorias llevará a cabo. Comer carne puede ser una de ellas, le puede hacer sentir más varonil", revela Neus García Guerra, psicóloga en el Centre Sarrià. "Aquellas personas que apoyan con más fuerza la desigualdad y las estructuras jerárquicas es frecuente que coman más carne. Existen estudios que asocian personas que comen más carne con tendencias al autoritarismo y la dominación social", completa.

La visión de los vegetarianos y las mujeres

El progreso de la sociedad y la transformación de estilos de vida ha dejado a una parte de la población en los márgenes de este supuesto debate. Por ejemplo, los vegetarianos o veganos no se cuestionan su masculinidad. "El centro de interés es diferente, el modelo de masculinidad ha experimentado un cambio. Se valora la salud, el deporte y cuidarse. Existe una sensibilidad hacia los animales y el planeta", explica Neus García Guerra, de la Unidad de Psicoterapia Psicoanalítica de adultos del Grup Sant Pere Claver. "Gran parte de los vegetarianos sienten que su dieta es una forma de alinear sus creencias y valores sobre el bienestar animal (14). De hecho, un 57 % lo son por motivos éticos", refrenda el investigador en Neurociencia Cognitiva José Sánchez.

Otro aspecto a tener en cuenta son las mujeres. En cierto modo, los posibles puntos que valoran también condicionan parte de la visión cultural. "Entre las mujeres se aprecia que la gran mayoría tiende a defender el igualitarismo, pero también existe un sector que, como nos ilustra un estudio de la Universidad British Columbia, comunica que los hombres que no comen carne, vegetarianos, eran vistos más débiles y menos masculinos por las mujeres. En cambio, los hombres vegetarianos son vistos como más virtuosos", indica Neus García Guerra, especialista en Psicología.

¿Cuál es la cantidad recomendada de carne que puede comer un hombre?

Superado el aspecto psicológico, se hace necesario acudir a la saluda. ¿Hay una cantidad recomendada de carne que debe consumir un varón humano? "Un varón de 80 kg de peso necesita, con un trabajo físico normal, alrededor de 90 gramos de proteína pura al día. Si la carne lleva alrededor de 15 gramos de proteína por cada 100 gramos de alimento es sólo una regla de tres. Serían unos 600 gramos de carne al día", especifica el especialista en Nutrición Josep Juanola.

¿Cómo afecta a la señalada carne roja? ¿Es diferente a la de las hembras? "Las recomendaciones de ingesta de carne roja están en no superar los 500 gramos por semana. Eso sería dos o tres ingestas semanales tanto en hombres como en mujeres. Luego podemos encontrar trabajos científicos que apoyan incrementar la carne roja en ciertas deficiencias y en requerimientos especiales y en otras corrientes de pensamiento, podemos encontrar evidencias de lo contrario", apunta el doctor Agustí Molins, especialista en Nutrición y Dietética.

Los riesgos de comer carne roja

A la hora de analizar los posibles prejuicios de la carne hay que detenerse especialmente en la carne roja. "Debemos entender la diferencia entre peligro y riesgo. Peligro es la capacidad de provocar daño y riesgo es la probabilidad de producir daño por exposición al peligro. En ese aspecto, la carne roja está considerada en peligro 2 sobre 5, es decir, 'se cree' que puede incrementar el cáncer de colon. El riesgo estará en la cantidad de carne ingerida y, en realidad, no está evidenciado que se incremente significativamente. Se calcula que el cáncer de colon tiene una incidencia de 3 % de todos los cánceres y que, en grandes comedores de carne roja, este pasa a un 3,54 % (sin tener en cuenta muchos otros factores que puedan atribuir en exclusiva la incidencia de cáncer al consumo de carne roja)", indica Agustí Molins, director de la Clínica Dr. Molins. "Lo que sí está evidenciado en grado 1 (el máximo) es la relación entre carne roja procesada y cáncer colorrectal", señala Agustí Molins, director de la Clínica Dr. Molins.

No obstante, el tipo de carne en sí no es la única clave a tener en cuenta. "También deberían tenerse en cuanta otros factores como el tipo de cocinado de la carne. No es lo mismo el contenido de nitrosaminas que pueda tener la carne roja de una barbacoa o al grill con la que contengan una carne hervida o en guiso", matiza el doctor Agustí Molins, especialista en Nutrición y Dietética.

El progreso y el cambio del consumo de carne

Más allá de las creencias, los nutricionistas suelen insistir en rebajar el consumo. A pesar de las reticencias firmes (no solo de varones), en el horizonte se pueden observar algunos apuntes de cambios de comportamientos. "La sociedad probablemente disminuirá su consumo de carne por motivos de salud, conciencia animal e impacto ecológico", anticipa el especialista José Sánchez.

En este sentido, aunque los expertos insisten en separar la ingesta de carnes de las supuestas propiedades varoniles, lo cierto es que la faceta psicológica puede ayudar a rebajar el consumo de carne que recomiendan los especialistas. "El psicólogo Daniel Rosenfeld nos explica que cambiar las percepciones de los hombres sobre los roles de género ideales lejos de la masculinidad tradicional podría conducir a una reducción del consumo de carne", completa Neus García Guerra, especialista en Psicología.

"Es posible que gran parte de la relación positiva del consumo de carne en el hombre esté vinculada con su propia historia. Periodos no tan lejanos de hambruna y escasez fueron sustituidos por épocas de mayor status y dominancia social más allá del género en un tiempo donde la carga del trabajo recaía en el hombre. Los nuevos roles sociales, por tanto, pueden con lógica incidir en una disminución de esa tendencia", secunda José Sánchez, especialista del Centro de Evolución y Comportamiento Humano (CECH) del Instituto Carlos III.

En realidad, todo podría ser más sencillo con un análisis racional y menos visceral. "El consumo excesivo de carne en las sociedades occidentales ha sido criticado en los últimos tiempos por su posible impacto sobre la salud o medioambiental. Conviene recordar que las recomendaciones han sido reducir, no anular su consumo. Entender la palabra reducción sería suficiente para evitar polarizar el eterno debate", ilustra el director Instituto Neurociencia y Comportamiento, José Sánchez.

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Javier Bragado

Javier Bragado es experto en nutrición y otros temas de salud. Trata de mantenerse al día con nuevas investigaciones para divulgar los últimos descubrimientos y tendencias en esta web. Además, cuenta con la presión de una familia con dietistas-nutricionistas y crosfitteros, así que más le vale ser preciso con lo que escribe sobre alimentación y fitness. 

En el plano profesional, cuando no existían los 'podcasts' Javier Bragado trabajó en varias radios (Onda Cero, Cadena Ser), aunque ahora su producción se concentra en la escritura en web. De hecho, es bastante habitual encontrarlo como autor de textos (a veces extralargos) sobre actualidad polideportiva después de dos décadas de experiencia en la agencia EFE y en la agencia Colpisa. Con especial atención a los perfiles menos convencionales en el deporte como el ciclismo, tenis, fútbol y atletismo de cualquier género. 

Licenciado por la Universidad Complutense completa su perfil de periodista con su posterior carrera de Geografía e Historia en la UNED, por lo que es frecuente verle redactar sobre grandes y pequeños personajes de la humanidad, investigaciones y estudios sobre el pasado.

Se apoya en sus conocimientos académicos y respeto por los profesionales de la historia y sus fuentes. Lo que no está reñido con su ecléctica afición a la lectura de libros y cómics orientales y occidentales. 

Por otra parte, Javier Bragado también es un amante de experimentar el deporte en primera persona y ha practicado un par de artes marciales y deportes de combate en su juventud, aunque sin experiencia en competición.  

Si te has encontrado con un reportaje firmado por él sobre John Wick, Jean-Claude Van Damme, Michele Yeoh y la comunidad del cine de acción, que sepas que está entre quienes disfrutan de esas coreografías de reparto de caramelos. No obstante, ahora le ha dado por la natación, porque ya no es joven y prefiere que no le golpeen en la cabeza mientras cuida su cardio. 

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