Arcimboldo: así de feo se ve el invierno

CULTURA/S

El pintor italiano creó en sus cuatro estaciones sendas alegorías, utilizando plantas propias del tiempo; al final o principio del año, según se vea, le tocó la desolación. Analizamos el cuadro

pies

Detalle del 'Invierno' de Arcimboldo 

Kunsthistorisches Museum, Viena

En el tiempo en que Arcimboldo (Milán, 1527-1593) pintó sus grotescas cabezas compuestas por vegetales y animales yuxtapuestos, los nuevos sesenta seguían siendo los viejos sesenta y un poco más, y la ancianidad, que se iniciaba cronológicamente mucho antes que ahora, otra yuxtaposición, pero de enfermedades, fealdad y limitaciones. Por eso, cuando el pintor quiso hacer una alegoría del invierno, lo representó como un hombre viejo, como es tradición, pero como un viejo horrorosísimo, sarmentoso y un punto mefistofélico en su composición y mirada, el hombre que preside estas líneas y al que no entran ganas de invitar a las celebraciones navideñas. 

La composición

Arcimboldo 'construyó su invierno con un tronco viejo de base, ramas desnudas y nudosas y la corteza del leño como venas

Y sin embargo, la pintura fue bien recibida por el emperador Maximiliano II, junto con el resto de obras del conjunto de Las cuatro estaciones, que pronto tendrían su pendant en la serie de Los cuatro elementos. De hecho le gustaron tanto al emperador que encargó varias copias al propio Arcimboldo (de las originales sólo nos han llegado el verano y el invierno, que se conservan en Viena).

pis

La barba está hecha de musgo y ramitas secas 

Kunsthistorisches Museum

Son estas series las que han fundamentado la fama de Arcimboldo, quien por lo demás se desempeñaba como pintor de la corte más bien normalito; también, y sin querer restarle méritos, hay que decir que no fue el inventor de estas teste grotteschee , ya trabajadas por Leonardo da Vinci e incluso antes. Pero Arcimboldo las llevó al paroxismo convertidas por un lado en alegoría de los Habsburgo, por otro, en muestrario de lo que las ciencias, en especial la botánica, ofrecían en aquel momento.

Horizontal

Los ojos entrecerrados y en realidad ausentes se consiguen con el vacío de una rama rota   

Kunsthistorisches museum

Las cuatro estaciones simbolizan el carácter eterno de la dinastía con su ciclo invariable, y por ello, en la capa de paja del hombre/invierno, cerca del cuello, se puede distinguir aparece una M grabada, la inicial de Maximiliano, indicando que las pinturas estaban destinadas al emperador y también la importancia de este, ya que en el calendario romano –y Maximiliano era la cabeza del sacro imperio romano germánico– el invierno era la primera de las estaciones, caput anni ; de hecho, el propio emperador apareció en una procesión en 1571 vestido de invierno. 

Horizontal

La boca está formada por dos hongos arbóreos, que refuerzan la idea de decadencia, ya que estas setas contribuyen a la podredumbre del árbol 

Kunsthistorisches Museum

A diferencia de la primavera, verano y otoño, construidas a base de diferentes flores, frutas y verduras, aquí la figura está formada por un único elemento, un tronco seco del que sin duda Machado podría haber escrito aquello de “hendido por el rayo y en su mitad podrido”; del leño, desnudo de todo adorno salvo la capa, nacen las ramas secas que forman el pelo, cejas, nariz, orejas y barbilla, tocones retorcidos y nudosos con escoriaciones que deforman el rostro y le otorgan una apariencia de decrepitud, la que experimenta el ser humano con la edad. Las arrugas están plenamente conseguidas con la corteza del madero y pequeñas ramas secas se marcan como venas atrofiadas.

Giuseppe Arcimboldo: 'Invierno'

Giuseppe Arcimboldo: 'Invierno, 1563' 

Kunsthistorisches Museum, Viena

Hay sitio sin embargo para la esperanza: el pelo está formado por un ramillete de ramas secas, pero también de hiedra en su parte baja, con sus hojas perennes siempre verdes y confiere al cuadro una de sus dos notas de color; la otra la dan el limón y la naranja que cuelgan de una rama sobre el pecho: son dos frutas propias del invierno. Es habitual que Arcimboldo forme sus cabezas con los productos propios de cada estación, pero además en este caso es una nueva alusión a la esperanza de la primavera... y los Habsburgo. Arcimboldo podía ser muy creativo, pero siempre tuvo presente quién le hacía los encargos, humor e imaginación pero con sordina.

Reportaje a partir de Los ensayos ‘Arcimboldo’s imperial allegorie’, de Thomas Dacosta Kaufmann y ‘arcimboldo’ de werner kriegeskorter y textos del Kunsthistorische Museum de Viena

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...