A pesar de ser una ciudad de antigua ocupación, este año Tepeaca cumplió 391 años de haber sido refundada por el conquistador Hernán Cortés, quien la nombró como Segura de la Frontera y fue desde ahí donde envío las conocidas “cinco cartas de relación”. Incluso sobrevive la “Casa de Cortés”, una construcción de un solo nivel que está en la esquina noroeste de la plaza.
El nombre de este municipio proviene de una alteración castellana de “Tepeyacac”, una palabra náhuatl que proviene de los vocablos tepetl, que significa cerro, y yacatl, que designa a “nariz, punta, o lo que está en primer plano”.
De su historia precolombina se sabe que fue conquistada por los aztecas durante 1466 y fundada por Hernán Cortés bajo el nombre de Segura de la Frontera, el 4 de septiembre de 1520. En ese año, después de que huyera derrotado a Tlaxcala, Hernán Cortés supo ahí que los tepeyacanos dieron muerte a varios españoles que iban del estado de Veracruz a Tenochtitlan, por lo que comprendiendo su ubicación estratégica decidió quedarse ahí.
Para 1543 la villa Segura de la Frontera fue trasladada por los frailes franciscanos al pie del cerro, en donde levantaron un gran monasterio consagrado a San Francisco de Asís.
Su escudo de armas le fue concedido el 22 de febrero de 1549, tan sólo 17 años después que la ciudad de Puebla. En él figura sobre un campo de gules un águila con las alas abiertas, sobre un cerro, dando sin duda el nombre indígena de la ciudad.
Tepeaca se convirtió en ciudad hacia 1559 y fue el propio Hernán Cortés quien encomendó a Pedro Almendez Chirinos como el teniente gobernador no solamente de la villa, sino de las comunidades de Quecholac, Tecali, Tecamachalco, Huahuatlauca, Nopalucan y Tepexi.
Desde el siglo XVI se formó la mayor parte de las haciendas de españoles surgidas en la región. A mediados del siglo XVII había 300 haciendas y ranchos, entre los que destacó la producción de maíz y de trigo.
Entre los numerosos tianguis semanales en Puebla, surgidos como un tipo de mercado que se remonta a la época prehispánica, el de Tepeaca fue uno de los más famosos por la intensidad de los intercambios y por la dimensión de su zona de influencia.
Las mercancías que animaban esta vida mercantil durante el siglo XVIII consistían en cabezas de ganado, productos naturales y manufactureros: lana, cacahuate, chile, sal, tilmas, azúcar, pescado, entre otros. Dichos productos llegaban al golfo de Veracruz, y a poblaciones como Huaquechula, Izúcar de Matamoros, Tehuacán e incluso Iguala.
El tianguis se celebraba alrededor de la Torre o Rollo de Tepeaca, el cual funcionaba como zona de castigo donde con grilletes sostenían a los castigados y se leían y confirmaban las sentencias de muerte en la horca.
Para el siglo XVIII entró a gobernar la Casa de Borbón en España, y Carlos III empezó a aplicar las Reformas Borbónicas para consolidar su imperio. En consecuencia, Tepeaca dejó de ser provincia y se convirtió en Jurisdicción, incorporándose a la Intendencia de Puebla.
En la época independiente sobresale el general Miguel Negrete Novoa, y a partir de la década de los 40 del siglo anterior se inicia la veneración del Niño Doctor.
