Roger von Gunten redescubre la explosión del color

REDACCIÓN   22/08/2018

 La muestra reúne 58 obras en pintura, estampa y dibujo realizadas entre 1954 y 2018, en diversos formatos que abordan los temas clásicos del artista plástico. Imágenes: Cortesía Universidad Iberoamericana/Foto:Paola Hidalgo

La muestra reúne 58 obras en pintura, estampa y dibujo realizadas entre 1954 y 2018, en diversos formatos que abordan los temas clásicos del artista plástico. Imágenes: Cortesía Universidad Iberoamericana/Foto:Paola Hidalgo

REDACCIÓN

Con una obra plástica que no es figurativa ni abstracta, “yo la llamo orgánica”, el artista de origen suizo Roger von Gunten (1933) busca a sus 85 años sacar “al músico que también hay en mí”, a través sobre todo de pinturas cuyo color explota y dibujos.

Mis pinturas actuales son muy diferentes. Yo las llamo orgánicas. Hace muchos años estudié composición musical. Siento que con esta manera de trabajar, haciendo del color un collage, evoco al músico que soy en mi interior”, comenta a Excélsior.

Vía telefónica desde su casa en un bosque cercano a Tepoztlán (Morelos), donde goza del silencio, la naturaleza y la luz, “aunque a veces me siento un poco solo y aislado”, el integrante de la Generación de Ruptura afirma que lo que más le fascina de la música es su introspección e independencia.

La pintura durante siglos ha tenido la tarea social de documentar sobre todo a los poderosos, a los reyes, además de temas bíblicos o históricos. Y la música vive de su propia melodía y armonía. Creo que la pintura puede vivir del color, de la forma y de la factura. Ésa es mi fundamentación”, explica.

Quien estudió Pintura y Diseño Gráfico durante cuatro años en la Kunstgewerbeschule Zürich, confiesa que a lo largo del tiempo ha transformado las enseñanzas de su profesor. “La teoría no ha cambiado, pero la práctica sí. Sus ejercicios con los diferentes contrastes del color los llevamos a cabo sobre un cuadrado dividido en 24 cuadritos. Yo siento eso como muy frío y, en lugar de esto, hago collage”, agrega.

 

El artista que realizó su primer cuadro al óleo a los siete años —y que durante su niñez pintaba con los pinceles y la paleta de colores que su padre le compartía— ha confeccionado desde 1954 una obra que recrea el paisaje y la figura humana. “El mundo es complicado y la vida también. Entonces, mi tema y estilo son parte de una mitología personal. Ya no uso contornos, sino constelaciones de elementos colorísticos”, añade.

La evolución de esta mitología personal puede apreciarse en la exposición antológica La instancia del arte, que hoy se inaugura, a las 13:00 horas, en la Universidad Iberoamericana (UIA); hecho que marca su regreso, después de 60 años, a la casa donde fue alumno y académico. En 1957, Von Gunten estudió grabado en metal con Guillermo Silva Santamaría en la UIA y, luego, fue profesor de Dibujo en la carrera de Artes Plásticas, cuando la dirigía Mathias Goeritz.

La muestra reúne 58 obras en pintura, estampa y dibujo realizadas entre 1954 y 2018, en diversos formatos que abordan los temas clásicos del autor que desde 1980 es ciudadano mexicano.

Me da gusto que en esta exposición haya tantos dibujos, porque es una técnica que me agrada mucho y es la que más practico actualmente. Y hay una docena de cuadros pintados entre 2017 y 2018”, detalla.

Sin planes

Tras seguir considerando que sus musas son la luz, la paz y el silencio, Von Gunten admite que, a estas alturas de la vida, a sus 85 años, ya no hace planes. “Hice lo que pude. Más bien estoy contento por poder moverme y pintar, y ser más o menos independiente. Ésa es la actitud que uno debe tomar”.

El también escultor y grabador realiza dos actividades que le hacen rejuvenecer: imparte un taller a “artistas ya formados que quieren trabajar juntos, sin rivalidades” y cocina él mismo una mermelada de mango con jengibre, siguiendo una receta de su madre. “Los talleres me interesan. Hacemos cosas excepcionales. Me rejuvenece esta actividad, estar en contacto con creadores jóvenes, con nuevas ideas y propuestas. Y estar en el bosque y preparar mis propios alimentos me hace sentir cercano a la naturaleza”, dice.

Atrás quedó el conflicto con una promotora de arte de Televisa, con la que mantuvo un litigio durante años, que lo obligó a pagar con obra y a vender su casa; sin embargo, el caso nunca se cerró. “Yo lo gané, porque mostré los recibos que me dio la compañía, que afirmaba que no había entregado nada. Eso no les agradó y siguieron interpelando hasta que me hicieron entregar obra por 164 mil dólares”, recuerda.

Entonces hice la serie Espejo, en la que cuento toda la historia de este despojo. La juez la aceptó, pero ellos la rechazaron bajo el argumento de que todos los cuadros no podían tener el mismo tema. Otro juez falló en mi contra y me quitaron la casa”, evoca.

Narra que, teóricamente, aún les debe 110 mil dólares. “Pero éstos ya se pagaron, ya que me embargaron cien cuadros. Y ahora resulta que el depositario de los cuadros y éstos han desaparecido. El caso sigue abierto, pero yo estoy protegido por el acta de embargo, en la que se detalla uno por uno los cuadros que se llevaron”, indica.

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