esposas sin problemas

Así son las muñecas sexuales que reemplazan esposas en Japón

Las historias de hombres asiáticos que se aburrieron de las mujeres reales y decidieron reemplazarlas con jovencitas de silicona.
muñeca sexual esposa
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¿Te imaginas comprar una muñeca sexual para hacerla tu esposa? Esta tendencia es cada vez más frecuente en Japón, un fenómeno que está desatando una industria global cada vez más fructífera, con envíos a Latinoamérica, por cierto.

Mayu, Raquel, María… el nombre ya viene en la caja. Una vez abierta, lo que se ve es a una mujer joven, no mayor a 25 años, con mirada auténtica, genitales movibles, piel y textura casi real al tacto. Color y corte de cabello según tu solicitud en línea. Su parecido con una chica real impacta.

Todos los detalles se eligen vía una página web; el color de las pupilas y la depilación de la vagina también es a elección del cliente.

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¿Cuánto cuesta una muñeca sexual japonesa?

Para muchos hombres buscar una mujer (real) ya no es la respuesta. Es por eso que compañías como Orient Industry (AKA orientlovedoll.com) están ofreciendo la posibilidad de fabricar sustitutas por un precio que varía entre los 800 y los 2500 dólares (incluyendo el envío y que la paquetería la deje frente a tu puerta).

"La tecnología ha recorrido un largo camino desde esas desagradables muñecas inflables en la década de los años 70”, dice Hideo Tsuchiya, director gerente del fabricante de muñecas Orient Industry, en una entrevista a The Sun.

"Se ven increíblemente reales y se siente como si estuvieras tocando piel humana. Cada vez más hombres las están comprando porque sienten que realmente pueden comunicarse con ellas”.

En Japón, estas esposas de silicona son populares entre los clientes discapacitados y viudos, así como entre los fetichistas de maniquíes, y algunos caballeros con el corazón roto.

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“Mi muñeca sexual es mucho mejor que mi verdadera esposa”

Masayuki Ozaki tiene 45 años, vive en Tokyo con su esposa, su hija adolescente y su muñeca sexual. Un arreglo inusual que desencadenó enojos al principio, hasta que la familia lo aceptó a regañadientes.

En innumerables ocasiones la prensa internacional lo ha entrevistado sobre su peculiar estilo de vida. “Se apagó la chispa del matrimonio después de que mi esposa dio a luz”, una respuesta que se repite en entrevistas a The Sun y a la agencia noticiosa RT, “pero en el momento en que vi a Mayu (su muñeca) en la tienda, fue amor a primera vista".

Su esposa, según recuerda, estaba furiosa cuando Mayu llegó a casa, pero tuvo que soportarla de mala gana.

“Cuando mi hija se dio cuenta de que no era una Barbie gigante, se asustó y dijo que era asqueroso, pero ahora tiene la edad suficiente para compartir la ropa con Mayu. [...] Hay que reconocerlo: mi muñeca sexual es mucho mejor que mi verdadera esposa.

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Más hombres a los que les gusta el sexo con muñecas

Moru es un hombre mayor que también vive con muñecas sexuales en Japón, a las cuales trata como si estuvieran vivas: vistiéndolas y aseándolas.

Hace cuatro años su esposa murió, dejándolo solo y con la necesidad de llenar el vacío emocional. Por ello adquirió primero una muñeca y luego otras dos, a las que sienta en su sala, listas siempre a “recibir” a sus visitantes.

Otro caso es el de Ozaki, un fisioterapeuta japonés, quien asegura para la televisión rusa siempre tiene tiempo para sacar a su muñeca a citas en una silla de ruedas y la viste con pelucas, ropa sexy y joyas.

En entrevista con RT, él admite estar aburrido de las mujeres reales: “Los hombres quieren que alguien los escuche sin quejarse cuando lleguen a casa del trabajo. Y las japonesas son insensibles y egoístas. [...] Quiero ser enterrado con mi muñeca y llevarla al cielo”.

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Ya hay un burdel de muñecas sexuales

Este fenómeno ha llegado incluso a Alemania, donde opera el primer burdel de muñecas del mundo. Evelyn Schwars, de 29 años, es la fundadora y Madame del lugar.

En una entrevista con Vice, la empresaria cuenta que su equipo está conformado por 11 muñecas sexuales. Sus clientes pagan 50 euros (1,116 pesos) por 30 minutos, u 80 euros (1,787 pesos) por hora.

"La muñecas son trabajadoras ideales. Siempre están aquí porque no se enferman, siempre lucen bien y ofrecen los tres huecos sin quejas ni precios extras.

Uno de sus clientes asegura que visita el lugar porque “nunca tienes que preguntarle a una muñeca si está pasando un buen momento: solo tengo que preocuparme por satisfacer mis propias necesidades".