/ sábado 26 de agosto de 2023

Manos otomíes crean artesanías de ocoxal en Amanalco

La materia prima para estas artesanías se obtiene de pinos

En cada hebra natural y cada hilada del cáñamo hay una idea abstracta,l pensada por María Rosenda.

Originaria de la comunidad de San Jerónimo, en el municipio de Amanalco, la mujer se dedica a hacer artesanías de ocoxal con técnicas enseñadas por los pueblos otomíes de la región.

Solo aprenden a hilar. El molde lo crean con su imaginación para producir canastas circulares y ovaladas, pasadores, aretes, tortilleros, servilleteros, espejos, paneras, floreros, y un sinfín de productos artesanales hechos con el ocoxal de pino.

"Primero se debe de aprender a coser, ya después, de uno mismo se saca una idea de lo que uno quiere hacer", platicó con serenidad, en entrevista con este medio.

El ocoxal se recolecta de los suelos en los bosques de la región, de una especie en particular de pino que se cae de manera natural.

Es materia vegetal de pequeño tamaño y delgado, por lo que, los artesanos deben de buscar el ocoxal de mayor tamaño con tal de que sea fácil de moldear.

"Lo vamos a buscar para recolectar, luego lo lavamos y lo descabezamos, le quitamos la cabecita negra", explicó María Rosenda sobre el proceso de recolección.

El lavarlo permite que el ocoxal se haga menos fibroso, pues en su estado natural termina siendo un material filoso que, con facilidad, pica las manos de quien lo manipula.

"Luego lo ponemos a orear para que esté húmedo, no seco, sino se nos rompe a la hora de doblarlo y ya después oreado, empezamos a hacer cualquier pieza que se nos viene a la mente", continúo diciendo.

Utilizan una aguja lanera e hilo de cáñamo omega para comenzar el proceso de tejer .

"Es detalloso hacer una artesanía de ocoxal, y depende de la pieza su costo, pero es caro".

"Se puede ver muy sencillo, y más en las piezas chicas, pero son las que más trabajos nos dan, y en piezas grandes son las fáciles, pero uno dura más tiempo", precisó.

Con dedicación y exclusividad, María Rosenda puede concluir un tortillero en un día y, si se trata de piezas chicas como aretes o pasadores, se pueden concluir entre seis y siete pares al día.

"Nosotros lo que hacemos es apurarnos a nuestro quehacer que tenemos en nuestro hogar, hacer comida y todo, y en ratos libres hacemos la artesanía, por eso es más tardado", relató.

El tiempo para recolectar el ocoxal es durante la temporada de secas, pues en tiempo de lluvias, el ocoxal que se desprende de los pinos es muy poco, de color obscuro y picado por la humedad.

Con el tiempo invertido en la elaboración y el riesgo para recolectar y limpiarlo, hace que está artesanía sea cara en cuánto a costos, por lo que, la artesana pidió valorar el trabajo que se hace.

"Yo les diría a quienes nos compran que hay que valorar el trabajo artesanal, porque todo es hecho con las manos y nosotros nos damos piquetes en las manos, es laborioso ir a recolectar el ocoxal, por eso la damos cara", platicó.

María Rosenda, forma parte de un colectivo de mujeres artesanas de Amanalco, que se dedican a realizar productos de tejido de ocoxal de nombre Ñumé (escritura otral) que, en español, significa manos.

"Le pusimos ese nombre porque son nuestras manos las que elaboran la artesanía", platicó.

Y próximamente estarán vendiendo sus productos en Amanalco, durante la expo venta que se realice en este municipio por las fiestas patrias.

En cada hebra natural y cada hilada del cáñamo hay una idea abstracta,l pensada por María Rosenda.

Originaria de la comunidad de San Jerónimo, en el municipio de Amanalco, la mujer se dedica a hacer artesanías de ocoxal con técnicas enseñadas por los pueblos otomíes de la región.

Solo aprenden a hilar. El molde lo crean con su imaginación para producir canastas circulares y ovaladas, pasadores, aretes, tortilleros, servilleteros, espejos, paneras, floreros, y un sinfín de productos artesanales hechos con el ocoxal de pino.

"Primero se debe de aprender a coser, ya después, de uno mismo se saca una idea de lo que uno quiere hacer", platicó con serenidad, en entrevista con este medio.

El ocoxal se recolecta de los suelos en los bosques de la región, de una especie en particular de pino que se cae de manera natural.

Es materia vegetal de pequeño tamaño y delgado, por lo que, los artesanos deben de buscar el ocoxal de mayor tamaño con tal de que sea fácil de moldear.

"Lo vamos a buscar para recolectar, luego lo lavamos y lo descabezamos, le quitamos la cabecita negra", explicó María Rosenda sobre el proceso de recolección.

El lavarlo permite que el ocoxal se haga menos fibroso, pues en su estado natural termina siendo un material filoso que, con facilidad, pica las manos de quien lo manipula.

"Luego lo ponemos a orear para que esté húmedo, no seco, sino se nos rompe a la hora de doblarlo y ya después oreado, empezamos a hacer cualquier pieza que se nos viene a la mente", continúo diciendo.

Utilizan una aguja lanera e hilo de cáñamo omega para comenzar el proceso de tejer .

"Es detalloso hacer una artesanía de ocoxal, y depende de la pieza su costo, pero es caro".

"Se puede ver muy sencillo, y más en las piezas chicas, pero son las que más trabajos nos dan, y en piezas grandes son las fáciles, pero uno dura más tiempo", precisó.

Con dedicación y exclusividad, María Rosenda puede concluir un tortillero en un día y, si se trata de piezas chicas como aretes o pasadores, se pueden concluir entre seis y siete pares al día.

"Nosotros lo que hacemos es apurarnos a nuestro quehacer que tenemos en nuestro hogar, hacer comida y todo, y en ratos libres hacemos la artesanía, por eso es más tardado", relató.

El tiempo para recolectar el ocoxal es durante la temporada de secas, pues en tiempo de lluvias, el ocoxal que se desprende de los pinos es muy poco, de color obscuro y picado por la humedad.

Con el tiempo invertido en la elaboración y el riesgo para recolectar y limpiarlo, hace que está artesanía sea cara en cuánto a costos, por lo que, la artesana pidió valorar el trabajo que se hace.

"Yo les diría a quienes nos compran que hay que valorar el trabajo artesanal, porque todo es hecho con las manos y nosotros nos damos piquetes en las manos, es laborioso ir a recolectar el ocoxal, por eso la damos cara", platicó.

María Rosenda, forma parte de un colectivo de mujeres artesanas de Amanalco, que se dedican a realizar productos de tejido de ocoxal de nombre Ñumé (escritura otral) que, en español, significa manos.

"Le pusimos ese nombre porque son nuestras manos las que elaboran la artesanía", platicó.

Y próximamente estarán vendiendo sus productos en Amanalco, durante la expo venta que se realice en este municipio por las fiestas patrias.

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