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Henri-Marie-Raymond de Toulouse-Lautrec-Montfa fue un pintor, dibujante y litógrafo francés nacido en el contexto del impresionismo que pronto se abrió al expresionismo para convertirse luego en uno de los pilares del Art Nouveau. Los ambientes que frecuentaba en París fueron la fuente de inspiración de muchas de sus obras: la sociedad aristocrática, de la que pintó bellísimos retratos, los suburbios poblados de tipos característicos, Montmartre... Hoy entendemos mejor la historia y hablamos de su obras más famosas.
La historia de Toulouse-Lautrec
Toulouse-Lautrec nació en un contexto familiar muy acomodado a partir de una relación rayana en la legalidad, entre dos primos de una de las familias más influyentes de Francia. La relación de consanguinidad entre los padres está probablemente en el origen de la enfermedad del hermano del futuro artista, que muere a los pocos meses de nacer, y de la anomalía genética ósea que Henri manifiesta durante la adolescencia, tras una infancia aparentemente sana.
Su pasión por el arte nació precisamente de su condición física: obligado a abandonar la equitación, decidió dedicarse a los retratos ecuestres, con la ayuda de su amigo de la familia, René Princeteau. El límite físico se convierte en una forma de mejorar en otros aspectos, por lo que el joven Toulouse-Lautrec comienza a recibir lecciones de idiomas, dibujo, pintura y música.
Después de obtener su diploma de arte decidió hacer del arte su profesión: comenzó un aprendizaje con pintores profesionales, entre ellos Fernand Cormon, gracias a quien conoció a Vincent van Gogh y se hizo amigo. En París lleva una existencia atormentada y rebelde, frecuentando las salas de música, los tabarines, el circo, las casas de placer, y se inspira en este ambiente que traduce en pintura.
Lautrec comienza a compartir el desprecio impresionista hacia la Academia y se acerca mucho al estilo de Degas aunque en sus obras la visión es más rápida, el signo más nítido, el color más acre, la alusión al hecho humano más directa y el carácter social más descubierto. intención. El objetivo de Toulouse-Lautrec es la representación despiadada del vicio.
Los dolores crónicos y un estilo de vida disoluto y descuidado por su salud le empujan a abusar de todo tipo de sustancias. En 1899 fue internado forzosamente para desintoxicarse; en este período de relativo descanso realizó innumerables dibujos y fue dado de alta. Sin embargo, en marzo de 1901 un derrame cerebral lo obligó a permanecer en silla de ruedas; el dolor era tan intenso que le impedía comer adecuadamente y la debilidad general le llevó a la muerte en apenas seis meses.
Las obras más importantes de Toulouse-Lautrec
En el Moulin Rouge
En el Moulin Rouge es uno de los cuadros más representativos de Toulouse-Lautrec, asiduo visitante del recinto parisino. De hecho, lo encontramos al fondo, pintado de perfil y de pie en compañía de su primo. El cuadro tiene colores oscuros y opacos con muy pocos toques de luz y cada personaje parece aislado, encerrado en sí mismo y en un silencio casi irreal. La creación de esta obra se remonta a 1892 a 1895, que se encuentra entre las obras en las que Lautrec toma como tema escenas de Montmartre, en una época en la que el impresionismo ya ha terminado. Hoy, esta obra se conserva en Chicago, en el Art Institute.
Pareja apoyada en almohadas (Le lit)
Pareja apoyada en almohadas representa un momento de intimidad entre dos prostitutas, probablemente lesbianas (de hecho, el lesbianismo estaba muy extendido en los burdeles del París de finales del siglo XIX), y probablemente representada en un momento de intimidad después del trabajo.
Los colores son muy cálidos y vivos, y la superficie muestra esas pinceladas rápidas y esos toques de color también propios de su estilo, que podrían sugerir una ejecución rápida pero que en realidad requirieron un gran estudio. La obra se encuentra en el Museo de Orsay desde 1986.
Diván Japonés (Divan Japonais)
Entre las obras de Toulouse-Lautrec ésta es quizás la de mayor éxito. Diseñado para un lugar inspirado en Oriente, con telas de seda pintadas, lacas y sillas de bambú. El artista representa a la cantante del Moulin Rouge, Yvette Guilbert, reconocible por sus característicos guantes negros, pero en primer plano sitúa a Jane Avril (la bailarina más famosa del Moulin Rouge), que viste un vestido negro y está flanqueada por el crítico musical Dujardin.
La toilette
En este caso, el tema del cuadro es una mujer retratada de espaldas, sentada, con la espalda descubierta, lo que le da un aspecto bastante frágil, y en la que se deja entrever la simpatía del pintor por la modelo. En aquellos años el tema de la mujer en el baño era a menudo tratado por los artistas, pero en las obras de Lautrec la representación es natural y el encuadre recuerda las obras de Degas.
