Veracruz, Ver.- Salvador Díaz Mirón, escritor, político e intelectual veracruzano, es recordado a través de los años, ya que su legado en la literatura mexicana y en la cultura de Veracruz siguen tangibles a pesar del tiempo.
Por lo anterior, en la Casa Museo Salvador Díaz Mirón, inmueble ubicado en la avenida Ignacio Zaragoza de la ciudad de Veracruz, y que fue una de sus últimas moradas, se conmemora su 170 aniversario.
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En esta ocasión, algunos de sus familiares se presentaron para hablar sobre el poeta y algunas de sus facetas, como sus viajes y su carácter noble dentro del entorno personal, junto a sus familiares en el siglo pasado.
José Gerardo Alatorre Díaz Mirón, bisnieto del escritor y poeta, fue uno de los partícipes en las actividades y compartió una conferencia en la casa que perteneció a su bisabuelo.
En entrevista previa, comparte sus recuerdos de niño, cuando visitaba a sus tías abuelas y se hospedaba en esta casa antigua que se localiza en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de Veracruz.
Del mismo modo, muestra su entusiasmo y orgullo por el homenaje que se rinde en cada rincón de la vivienda a su bisabuelo, quien a pesar de los años sigue siendo considerado como un veracruzano ilustre e inigualable.
“En esta casa, que ahora es la casa museo, yo venía de chico a dormir con mis tías abuelas y es un orgullo donde se recuerde, en donde se exponga la vida y obra de él”.
“Es un orgullo cuando lo mencionan, cuando se da información de él y hay presentaciones, a mí en lo personal me gustaría invitar a otros miembros de la familia a que asistan aquí a conocer todo este legado”, agrega.
¿Cómo era la vida de Salvador Díaz Mirón?
José Gerardo Alatorre Díaz Mirón cuenta que conoció al poeta a través de los relatos de su abuela. Le contaban que era un hombre ilustrado, que hablaba fluidamente griego, latín, catalán, francés e inglés, además algo de alemán.
Tuvo siete hijos: Manuel, Miguel, Ana María, Rosa, Carmen, Evangelina y Mario, todos lo recordaban como un padre ejemplar.
“Me contaban que él era muy ilustrado, sabía de muchas cosas y le gustaba hablar de muchas maneras, era notable en su vida y en todas sus acciones que hizo”, relata.
El bisnieto de Salvador Díaz Mirón afirma que su bisabuelo era un trotamundos, por pasión y por las circunstancias, estaba enamorado de París, y en la segunda década de los años 1900 se exilió en Cuba durante cuatro años.
“El 2 de noviembre de 1916 llegó a Cuba, en donde impartió clases y el 16 de marzo llevó a sus hijas María del Carmen y María Rosa, en 1920 el cónsul de Cuba le da un pasaporte para regresar a Veracruz, en el Vapor Alfonso XIII el 15 de febrero de 1920”, relata.
José Gerardo Alatorre Díaz Mirón siente admiración y orgullo por el legado que dejó su bisabuelo, cuyos restos descansan hoy en la glorieta de los hombres ilustres en la Ciudad de México e invita a todos a conocer su vida y obra, a través de su literatura y del homenaje que se le rinde todos los días en la casa museo Salvador Díaz Mirón.