En el camino… El poeta moderno y violento: Salvador Díaz Mirón | La Crónica de Hoy - Jalisco
Facebook Twitter Youtube Lunes 10 de Octubre, 2016

En el camino… El poeta moderno y violento: Salvador Díaz Mirón

Foto: Especial


Se han señalado muchas características de la modernidad, como el espíritu crítico, que para Octavio Paz es lo fundamental, o la melancolía, que según Roger Bartra marca a la psicología de la personalidad moderna, pero lo que no encuentro como tal es la violencia (aunque, quizá, Marx sea un representante de dicha posición, al menos del espíritu de la historia).
A finales del siglo XIX y principios, aparece en el horizonte literario el modernismo con la poesía cosmopolita de Rubén Darío y José Martí cambiando el rumbo de la historia de la literatura y de las artes en general.
El espíritu rebelde del modernismo sacudió a la literatura hispanoamericana de su letargo costumbrista y sacándola del mundo rural, la situó en el vertiginoso mundo urbano.
En esa constelación de poetas y artistas, destaca en México la figura de Salvador Díaz Mirón, el veracruzano que nación el 14 de diciembre de 1853.
La figura de Díaz Mirón muestra una contradicción, tal vez aparente: una sensibilidad capaz de escribir los versos más románticos que se presentó con un carácter violento, que lo llevó inclusive al crimen y la cárcel.
Efectivamente, Díaz Mirón estuvo en involucrado en diversos hechos violentos, en los que el honor y el romanticismo de los duelos fueron muy común en aquella época. Al parecer mató a dos hombres y agredió a varios más.
La paradoja también se presenta en el ámbito de la política. Nuestro poeta fue antiporfirista, pero luego secundó la política de Porfirio Díaz, al que dedicó un poema, y terminó apoyando el golpe de Huerta a Madero. Por estos motivos y otros más personales, Díaz Mirón vivió en Estados Unidos en diferentes momentos, lo que enriqueció su vida y literatura.
En 1901 publicó “Lascas”, su libro más destacado según los críticos, en el que, por cierto, el poema “Ópalo” expresa el arrepentimiento ante el asesinato de una de sus víctimas.
Ya había publicado en los Estados Unidos y en París, la entonces considerada capital cultural del mundo.
En su poema “A Gloria” aparecen los famosos y muy citados versos: “Hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan… ¡mi plumaje es de esos!”.
Me parece que su azarosa y violenta vida personal si mancha su figura, aunque su literatura queda ahí para que la sigamos apreciando.
El 12 de junio de 1928, a los 74 años, murió Salvador Díaz Mirón en el puerto de Veracruz. Sus restos fueron depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres de la ciudad de México, en un acto de centralismo cultural, supongo. ¡Hay que leerlo!
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