Desde hace varios años, las exportaciones peruanas han sido clasificadas en tradicionales y no tradicionales[1]. Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), las primeras se refieren a los productos de exportación que históricamente han constituido la mayor parte del valor de nuestras exportaciones y en términos relativos tienden a tener un valor agregado menor que el de los productos no tradicionales. Por el contrario, estos últimos constituyen productos de exportación que tienen cierto grado de transformación o aumento de su valor agregado y que, históricamente, no se transaban con el exterior en montos significativos. Con esta definición y el conocimiento de que las exportaciones tradicionales representan una participación mayoritaria en las exportaciones totales (en 2017, representaron el 73% del total), ¿qué tan cierto es aquello de que el Perú es un país exportador primario?

Históricamente, la actividad extractiva ha sido un componente importante para la economía peruana, debido a su territorio rico en recursos naturales. Bastaría recordar los periodos de bonanza del guano, el caucho, la plata y, actualmente, los minerales; y, en una menor proporción, la producción agrícola. Es así como la evolución de las exportaciones de las principales actividades extractivas (minera y agrícola) funcionaría como un indicador para analizar la relevancia de estas actividades en la economía. Según cifras de la Sunat, en 2006, la suma de las exportaciones en el sector minero y agrícola representaron el 74%, siendo un 63% tradicionales y un 9% no tradicionales; mientras que en 2017 alcanzó el 94%, siendo un 63% tradicionales y un 31% no tradicionales.

De las cifras anteriores se desprenden 3 ideas: (i) la economía peruana se encuentra naturalmente vinculada a las actividades extractivas; (ii) el rubro tradicional abarca la mayor parte de nuestras exportaciones; y (iii) cada vez crece más la participación del rubro no tradicional. Tal como se verifica al observar las cifras de la Sunat, el aumento de la participación de las exportaciones de las actividades extractivas (mineras y agrícolas) de 2006 a 2017 se vio explicado por el rubro no tradicional.

ECHÁNDOLE UN OJO A OTRAS ECONOMÍAS

Las exportaciones que cada país comercializa, finalmente, son un reflejo de las capacidades que presenta su economía. Es decir, un país va a exportar aquello en lo que es más competitivo, pues utiliza menos recursos (tiempo y físicos), relativamente, frente a otros países. De esta manera, la canasta de bienes aumentaría, puesto que los países destinarían sus recursos en lo que verdaderamente son más eficientes e importarían en lo que no lo son. Esta vendría a ser una razón por la cual países como el Perú exportan en mayor proporción recursos naturales, ya que presentan esta ventaja frente a otros países, de manera similar que Canadá, Noruega, Arabia Saudita y Finlandia.

Según el Centro de Comercio Internacional (ITC, por sus siglas en inglés), en 2017, Noruega exportó US$ 58,316 millones en combustibles minerales y aceites minerales[2], lo cual representó el 57% del total de sus exportaciones (US$ 101,976 millones). De manera similar, las exportaciones canadienses de combustibles y aceites minerales también obtuvieron una alta participación en sus exportaciones totales en 2017 (US$ 420,573 millones), al registrar un valor de US$ 84,624 millones, un 20% del total. Por último, un ejemplo evidente vendría a ser el caso de Arabia Saudita, país que se caracteriza por sus grandes exportaciones de petróleo, las cuales, en 2016, ascendieron a US$ 136,180 millones, un 21% de la exportación mundial de petróleo. Así, los combustibles y aceites minerales representan el 79% del total de sus exportaciones.

Por otro lado, resulta interesante mencionar el caso de Finlandia. Según un artículo publicado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), las grandes exportaciones de madera que realizaba Finlandia, debido a la gran dotación de este recurso, provocaron el desarrollo de una nueva ventaja comparativa: maquinarias para cortar madera. Sin embargo, esta nueva industria se fue desarrollando y transformando y así, a partir de este producto, se fueron creando maquinarias con otras utilidades. Según el WEF, hoy en día, las diversas maquinarias representan alrededor del 40% de sus exportaciones.

De esta manera, un país con altas exportaciones de recursos naturales no debería tener una connotación negativa, ya que es lo que el mercado ha determinado de acuerdo con las capacidades actuales de su economía. Además, la misma actividad genera al fin y al cabo una cadena de valor que podría terminar desarrollando una nueva industria, como en el caso de Finlandia, y como se viene dando progresivamente en el Perú, con las diversas industrias que van apareciendo en torno a las actividades mineras y agrarias, por ejemplo. En todo caso, la connotación de ser considerado como un país netamente exportador primario se podría cuestionar a la luz del indudable crecimiento del sector no tradicional en los últimos años.

[1] Esta clasificación se dio, inicialmente, mediante Decreto Supremo N.º 015-76-CO-CE, que aprobó una lista de productos de exportación tradicional, pero para los efectos de la aplicación de un régimen de incentivos de exportación no tradicional. Debido a la necesidad de adecuar la lista a los sucesivos cambios en el arancel de aduanas, la misma fue variando en el tiempo hasta que, por Decreto Supremo N.º 076-92-EF, se aprobó la actualmente vigente, que incluye: (i) productos agropecuarios (como café, algodón, azúcar, cuero, pelos y lanas), (ii) productos pesqueros (como harina y aceite de pescado), productos del sector petróleo y derivados (como aceite crudo de petróleo, gasolina, queroseno, gasoils, fueloils y gas licuado de petróleo) y (iii) productos mineros (como oro, plata, cobre, plomo y zinc). Todo lo demás es considerado no tradicional.

[2] Combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación; materias bituminosas.