Hay muchas personas en la CDMX que tienen miedo de entrar a Tepito. Su fama por la inseguridad es grande, al punto que es coloquialmente llamado el “barrio bravo”. Pero esta zona de la alcaldía Cuauhtémoc esconde muchas cosas que le dan color a la capital del país como su estadio de fútbol “El Maracaná”, como el mítico inmueble de Brasil.

Para llegar tienes que pasar por el corazón del barrio y sus cientos de puestos ambulantes. Sales de la estación del Metro Tepito y caminas en el lado contrario a los coches sobre el Eje 1 Norte. Luego entras por la concurrida calle de Florida y sigues de frente entre los comercios hasta la calle Claridad.

Desde ahí ya se puede ver el verdor de la cancha de pasto sintético, que está abrazada por unas rejas. La entrada está casi oculta por los mismos comercios ambulantes. Sólo hay que atravesarlos para poder sentir de nuevo los rayos del Sol, restringidos por las carpas y los techos de lámina para los puestos.

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Tepito esconde muchas cosas que le dan color a la capital del país como su estadio de fútbol “El Maracaná”. Foto: Eduardo Alavez/ Chilango

El ahora y el ante del Maracaná de Tepito

Hoy el Maracaná de Tepito tiene una cancha sintética que muchos deportivos en la CDMX envidian. A uno de sus costados tiene una grada larga a la que le pueden caber 400 almas y está adornada con un mural dedicado al balompié.

Su última remodelación fue en septiembre de 2021 en colaboración con marcas como Adidas y Ninja. Pero fue en 2013 cuando por una inversión gubernamental fue nivelado el campo para la colocación del pasto sintético, se instaló un sistema de drenaje, el enrejado y la iluminación.

Marco Antonio Alarcón Martínez, uno de los vecinos de la zona, lo recuerda muy diferente. “Antes era todo de tierra. Nada más existían dos graditas en ambos lados”, comentó en entrevista con Chilango, mientras veía como el Sol iluminaba la cancha.

Él jugó cuando la cancha era de terracería. Era defensa y alguna vez, según nos dijo, se aventó un gol en una de las porterías como el de Manuel Negrete en el Mundial de México 86 en el Estadio Azteca. “Casi no ganamos aquí, pero sí peleábamos los últimos lugares”, dijo en broma.

Jugó en el Combinado Café y con el equipo del barrio de la Casa Blanca y competían por el honor con equipos como Aztecas de Tenochtitlán o el América de Caridad. Y, como es común en las cáscaras, el vidrio no podía faltar.

“No al final (del partido), desde el principio, la verdad. Para que te digo ‘agarro’. Llegábamos fumando mota o tomando chela, creo era lo que nos inspira para jugar fútbol. No todos, equipos que sí lo permitían, equipos que no”, recordó.

Para él, la remodelación de la cancha es una buena inversión. “Para mí está bien. O sea, para las nuevas generaciones y para que no se pierda la tradición está bien que siga”, comentó.

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Su última remodelación fue en septiembre de 2021 en colaboración con marcas como Adidas y Ninja. Foto: Eduardo Alavez/ Chilango

El origen del estadio en la CDMX, ¿llegó Pelé?

Marco Antonio nos contó que este lugar tiene historia mucho antes de ser un recinto pambolero. Este espacio donde ahora ruedan balones era el panteón de la parroquia de San Francisco de Asís (que aún acompaña al estadio aun costado) en la época de la Colonia.

La cancha nació, según cuentan los habitantes del barrio bravo, es que nació tras el sismo de 1957 y que en la zona tiró varias viviendas y negocios. Al parecer, el gobierno de aquel entonces tenía la intención de hacer un jardín, pero lxs tepiteñxs se organizaron para remover los escombros y dejar el espacio libre para la cancha.

Pero el nombre de Maracaná se lo ganó allá por el año de los 70. México fue sede del Mundial de 1970 en el que la Selección de Brasil ganó tercer campeonato de cinco. Cuenta la leyenda que Edson Arantes do Nascimento “Pelé” y algunos integrantes de la verdeamarela visitaron la Plaza de Bartolomé de las Casas.

Cuenta la leyenda que Pelé y algunos integrantes de la verdeamarela visitaron la Plaza de Bartolomé de las Casas. Foto: Cuartoscuro

Esto llenó de orgullo a las personas que vivían ahí. Para que los visitantes se sintieran como en casa, llamaron a la cancha como el estadio que se encuentra en Río de Janeiro y que es la mítica casa del conjunto sudamericano.

Sin embargo, hay otra versión. Las calles cuentan que el nombre se originó por un partido realizado a mediados de los años 70, donde jugadores brasileños que militaban en equipos del fútbol mexicano enfrentaron a una Selección de Tepito. El equipo tepiteño no se achicó y consiguió un sufrido empate a dos goles, por lo que la hazaña le dio el nombre al Deportivo Maracaná.

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