Charrería: 'una forma de vida, de sentir y de pensar' que trasciende fronteras

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El féretro de Don Gumaro entró por última vez al Lienzo Charro Los Amigos en Laveen Village, su caballo lo seguía como esperando que le jalara las riendas y lo dirigiera como en tantas suertes que por años realizaron. Cuando finalmente los restos del conocido charro fueron depositados en el panteón del Greenwood Memory Lawn Mortuary & Cemetery en Phoenix, con los sones de la tradicional “Marcha de Zacatecas'', los sombreros de sus compañeros cayeron en el hueco reconociendo su faena de vida.

Gumaro Sosa, conocido como Don Gumaro, dejó este mundo hace varias semanas a los 80 años de edad y hasta su último aliento la charrería fue parte fundamental, heredando a los suyos no solo sus atuendos, su silla de montar, sus espuelas o su reata. Además de eso, les dejó el respeto por esta legendaria actividad mexicana.

“Ser charro es una forma de vida, de sentir y de pensar. No es algo que puedas quitarte o ponerte. La mayoría de nosotros estamos ligados al campo, a los caballos y al ambiente de la charrería desde que tenemos uso de razón; es un deporte que amamos y queremos practicar siempre”, aseguró en entrevista Antonio Bañuelos, quien se desempeña como secretario general de las Asociaciones de Charros de Arizona.

El sentido evento que despidió a Don Gumaro reunió a las familias charras locales que portaron con orgullo su vestimenta característica y aunque dolidos por la partida, fue ocasión para reconocer a quienes han llevado a la excelencia las suertes ganaderas de los ranchos mexicanos.

Su origen es mexicano, pero desde hace ya más de cinco décadas, el deporte se vive en este lado de la frontera también.

“Se menciona Pachuca, Hidalgo, en México, como la cuna de la charrería porque es donde se empezaron a establecer los primeros lienzos para la práctica de este deporte, pero la Asociación de Charros más antigua es la del estado de Jalisco con 101 años de existencia”, explicó el charro de 36 años y originario de Laguna Grande, Zacatecas. 

Con el tiempo, esta actividad fue atraída por la Comisión Nacional del Deporte (CONADE) en México, obteniendo fondos del gobierno mexicano para su práctica y difusión, además de establecer reglas como la revisión médica de los participantes antes de cada charreada.

“Como es de suponer, fueron los inmigrantes mexicanos los que trajeron la charrería a los Estados Unidos y particularmente llegó a Arizona alrededor de los años 70, de la mano de gente entusiasta como los finados Gumaro Sosa y Gilberto W. Romero, además de los todavía charros Félix Corona y Gabriel Velázquez, quienes formaron las primeras agrupaciones”, apuntó el dirigente.

Actualmente Arizona cuenta con más de 150 charros federados, en asociaciones como La Santa Cruz, Rancho El Legado, El Refugio, Regionales de Arizona, Laguna Grande, Poker de Ases, Los Tres Zacatecanos y los Charros del Oeste, además de tres escaramuzas (agrupaciones femeninas) que son Rayanari, Amazonas de Corazón y La Perla Tapatía. 

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Antonio Bañuelos
Ser charro es una forma de vida, de sentir y de pensar. No es algo que puedas quitarte o ponerte.

Ser charro en Arizona

Los que practican la charrería siguen las ordenanzas de los jueces en el lienzo, establecidas en el Libro de Reglamentos Charros que define los puntajes de las suertes y observa la vestimenta en los jinetes y sus cabalgaduras, prohibiendo determinados colores o implementos modernos.

“El charro representa a México en cualquier lugar donde participe y debe seguir la tradición. Al competir, no puede usar por ejemplo una vestimenta de colores lilas, rosas, morados o fosforescentes, porque lo descalificarían. Esto tiene que ver con los orígenes, cuando solo había la manta o el cuero en los atuendos”, explicó Antonio Bañuelos.

Cuando la charrería se estableció en Arizona era difícil conseguir desde la ropa, las botas, los sombreros, herrajes o las monturas, algo que con el tiempo se solucionó con la llegada de tiendas especializadas, sastres y fabricantes tanto de sogas o reatas, como de los arreos.

Hoy, muchos de los charros en el Valle acuden a Los Tres Zacatecanos, ubicada en Phoenix, para obtener su ropa y sillas para montar, mientras que las reatas son traídas desde México.

“La mayoría mandamos a hacer nuestra ropa, que va desde la de faena, de media gala o gala completa, dependiendo de la ocasión y que pueden tener un costo de entre 400 dólares a más de mil. De igual forma hacemos un pedido personal de la soga ya que son artesanales y de fibras naturales. Deben ser cuidadas de forma especial porque les afecta el clima”, asegura Bañuelos, quien define a la soga como ‘un ser vivo’.

Los caballos son fundamentales en la charrería y conseguir el adecuado puede llegar a tener un costo elevado. Se consiguen potrillos para educarlos en las diferentes suertes y antes de subirse en ellos para una charreada, independientemente de su alimentación, el charro ha gastado más de 10 mil dólares en su preparación. 

“Hay expertos que los preparan en un tiempo de aproximadamente 5 años. El proceso se conoce como ‘echar el caballo a la rienda’ o ‘amansar’, pero no es garantía de que el caballo realmente sirva para una determinada suerte o que haga equipo con el charro”, señala Bañuelos, que cuenta con dos corceles que le han dado varios premios.

Muchos de los charros en el Valle se dedican a oficios que no tienen que ver con el campo y mantienen actividades tan variadas como la construcción, la instalación de alfombras o de vidrios. Quien no cuenta con el terreno adecuado debe alquilar una caballeriza para mantener protegido a su “compañero” de lienzo.

Las intrépidas mujeres

La charrería siempre ha reconocido la belleza de las mujeres en cada región y se elige anualmente a una reina que representa sus valores, pero también les abrió la participación en el deporte federado con el conjunto denominado Escaramuza.

Cristina Velasquez, delegada estatal de Escaramuzas.
Cristina Velasquez, delegada estatal de Escaramuzas. Cortesía Antonio Bañuelos

“Mi padre fue del grupo que trajeron la charrería al estado y yo empecé montando cuando tenía 9 años de edad. Cuando crecí organicé varias Escaramuzas antes de parar cuando me casé y me embaracé. En el 2006 volví a montar y junto a mis hermanas establecimos la Escaramuza ‘Perla Tapatía’ y hemos competido desde entonces”, comentó Cristina Velázquez, delegada de las Escaramuzas de Arizona.

Aunque Velázquez es nacida en Phoenix, define a la charrería como su gran orgullo y lo que le ha permitido acrecentar el amor que siente por México. Su padre es hombre de campo y su madre de ciudad, pero supieron apoyarse y formar una familia charra.

“Un día le dijo a mi mamá que iba a comprar un caballo para enseñarnos a montar. Mi mamá aceptó porque sabía que nos gustaba la charrería, pero no lo podíamos tener con nosotros porque vivíamos en un apartamento. Cuando la familia creció, conseguimos más caballos y fue algo que nos unió al participar en cada competencia”, recordó Velázquez.

Cristina recuerda que su mamá, cuando no estaba trabajando, las acompañaba a las prácticas, y aunque se ponía muy nerviosa nunca dejó de apoyar sus actuaciones. Su padre era firme y les enseñó a todos los hijos a ensillar y cuidar de los caballos. 

“Cuando ya tuvimos más espacio, recuerdo que mi papá llegaba y preguntaba ‘¿Ya comieron? Porque los caballos también comen y nos mandaba a atenderlos. Después de una competencia mis amigas al momento ya estaban cambiadas y listas para salir, pero nosotras teníamos que quitar las monturas, bañar y darles de comer a nuestros animales. Nos enseñó a hacernos responsables”, asegura la mujer de 59 años.

Su hermano Miguel Angel Velázquez es quien define las coreografías de Perla Tapatía, organizando los arriesgados cruces y los giros veloces que les han permitido a sus ocho integrantes ganar campeonatos en todos los niveles.

“Es la Escaramuza familiar y en el lienzo podemos ser rivales de otras, pero juntas, todas las Escaramuzas representamos al estado”, finalizó la madre de dos varones.

Los integrantes de la organización que representa a los charros de Arizona desean que más gente en el Valle sienta y viva el orgullo de ser mexicano a través del deporte de la charrería y para ello invitan al público en general a ser parte de sus próximos eventos.

Valeria Mendoza, reina del estado.
Valeria Mendoza, reina del estado. Cortesía Antonio Bañuelos

Deporte, tradición y religión

Las creencias han dado sentido a muchos movimientos sociales del pueblo mexicano y la fe ha acompañado a los charros en su paso desde el trabajo en las haciendas hasta el deporte en los lienzos, dedicando cada una de sus actuaciones a Dios. 

“Señor, a tus pies estoy postrado y vengo vestido de charro; a mi lado están conmigo mi reata, mi sombrero y mi caballo. Vengo a pedirte Señor que me acompañes en cada

una de mis suertes charras, así como te pido que hoy tú vengas a cabalgar conmigo”;

reza el inicio de la oración que los charros dicen juntos en cada competencia.

Por ello, no es raro que los charros del estado estén entusiasmados y practicando a toda marcha para el Torneo Guadalupano, el cual se dará el sábado 11 de diciembre, en el Rancho Ochoa del sur de Phoenix. Este evento cierra el año de competencias y por medio de éste, honrarán a la Virgen de Guadalupe, patrona de México.

“Serán tres charreadas, con suertes como la cala de caballo, el coleadero, los píales a caballo, el jineteo de toro, la terna en el ruedo, el jineteo de yeguas, las manganas a pie, las manganas a caballo y el paso de la muerte”, anunció José Alfredo Ruelas presidente de las Uniones de Asociaciones (PUA) de Arizona. 

El máximo dirigente ya planea también las justas deportivas del próximo febrero, con un circuito de competencias, ocho en total, que verán acción cada mes y le darán al equipo que acumule más puntos la oportunidad de ser reconocido en el Torneo Guadalupano de 2022.

“Ya planeamos también el Congreso y Campeonato Nacional Charro de los 14 Estados, evento en el que se reúnen los PUA de los principales estados de la Unión América y sus selecciones charras, que será el 11,12 y 13 de marzo. Luego vendrá el tradicional Torneo Jaime Peña que honra a uno de los charros más participativos en la región el 19 y 20 del mismo mes”, señaló Ruelas. 

El Torneo Estatal Charro de Arizona tendrá dos ediciones; la primera durante el 15,16 y 17 de abril y la segunda del 13,14 y 15 de mayo, que permitirá a los equipos clasificar al Nacional en Estados Unidos, antes de hacer un paro de actividades por el intenso calor de la región.

En la charrería hay suertes que ponen en riesgo la vida de los participantes.
En la charrería hay suertes que ponen en riesgo la vida de los participantes. La Voz

Las suertes de la charrería

La cala de caballo: El charro arranca a todo galope y detiene a su caballo dejando la marca de las patas

traseras al frenar. Ordena a su caballo girar hacia un lado y después al otro. Luego el caballo camina hacia atrás en línea recta.

Los piales en el lienzo: Esta suerte consiste en lazar de las patas traseras a un caballo que sale a todo galope

desde el fondo del lienzo. El charro muestra su habilidad para lazarlo y detenerlo.

El coleadero (colas): En esta suerte los charros deben perseguir en su caballo a un toro para sujetarlo de la cola y después derribarlo.

Jineteo de toro: En esta suerte el charro muestra su habilidad para mantenerse en los lomos del toro

aguantando todos los reparos.

Terna en el ruedo: En esta suerte los mejores lazadores hacen equipos de tres charros y trabajan para que

uno lace al toro de la cabeza y otro de las patas traseras, para posteriormente derribarlo.

Jineteo de yegua: Al igual que en el jineteo de toro, el charro debe mantenerse en los lomos de la yegua.

Manganas a pie: En esta suerte el charro debe lazar de las patas delanteras de un caballo que será dirigido por tres arreadores para que pase delante del manganeador. Se debe derribar al caballo.

Manganas a caballo: Esta suerte es similar a las manganas a pie, sólo que en esta ocasión el Charro debe estar montado en su caballo.

Paso de la muerte: El charro debe estar montado a pelo (el caballo no lleva silla de montar) en su caballo y esperar a que salga una yegua bruta para perseguirla y brincar a sus lomos.

Escaramuza: Suerte charra donde participan seis mujeres como mínimo y que hacen una diversidad de figuras montando sus caballos, clasificándose en base a tiempos, velocidad y dificultad de movimientos.

Torneo Charro Guadalupano 2021

Cuándo: Sábado 11 y 12 de diciembre.

Dónde: Lienzo Charro Rancho Ochoa (6638 W. Broadway, en Phoenix).

Admisión y horarios: La entrada general es de $25 dólares; niños menores de 12 años entran gratis. Los horarios están por definirse.

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