Los colores neutros pueden ser la mejor elección a la hora de decorar un espacio que pretende destinarse tanto a vivienda como a lugar de trabajo. El espacio con jardín de las imágenes está situado en la planta baja de una finca de reciente construcción en la calle Llacuna, en el corazón del cambiante, creciente e interesante barrio de Poblenou de Barcelona.
“El encargo fue reformar el local, que originalmente era un espacio completamente vacío, con una finalidad de conseguir algo polivalente, cómodo y versátil, donde trabajar y vivir. La inmobiliaria quería venderlo o alquilarlo rápidamente. Con ese fin, teníamos que pensar en un cliente final que no existía, pero que se tenía que enamorar locamente del resultado”, recuerdan Helena Llorente y Cristina Batlles, de Batte Interioristas.
Un espacio de tranquilidad
Con este must, ellas propusieron que los materiales y sus acabados fuesen de calidad y duraderos, que perdurarán en el tiempo y que no pasasen de moda. “Sin embargo, debíamos controlar el presupuesto para que fuese rentable en su conjunto”, se sinceran.
Manos a la obra, construyeron un altillo, un baño, una cocina, y tres extensiones muy diferenciadas entre sí que, a la vez, fluyen entre ellas. Asimismo, logran comunicar tanto la gran entrada de luz de ambas fachadas, que va de lado a lado y llega a todos los rincones, como el edén interior.
Siguiendo con las obligaciones, era imperativo que el conjunto tuviera un aspecto singular, que llamase la atención y se diferenciase de otras opciones a la venta o en alquiler. Y que se respirase luminosidad y amplitud, aún teniendo una base inicial de 40 m2. Además, que no desentonase en el edificio; para Premio Fad 2022, donde está ubicado, era una cuestión indispensable sobre la que no recayó ningún tipo de duda. “Nos influyeron mucho el carácter, los colores neutros y la sencillez en las formas de la construcción de Arquirectura-G”, concretan.
Una paleta de colores neutros
La buena noticia es que el ambiente era un lienzo en blanco en una planta alargada. Ahora, al entrar desde la fachada hay un espacio que puede destinarse para exponer o como sala de estar. En medio de la planta hay un altillo bajo en el que encontramos el baño, armarios y la cocina. Al fondo vemos un jardín muy tranquilo y, allí, hay preparada otra sala de trabajo más privada o una habitación, según se desee. Sobre el altillo, se halla una zona abierta con armarios para almacenaje.
“Buscábamos provocar una sensación de relax, calma y tranquilidad. Fijar la atención en la altura de techos, en la luz, que su nuevo propietario viese un refugio que sanase. Aspirábamos al confort de un hogar, no obstante, era mandatorio que, llegado el momento, fuera viable exponer arte, proyectar una identidad empresarial con una imagen de confianza y solidez”, detallan.
Por ello, la paleta gira en torno a los tonos hueso engamados en suelos, paredes, techos y cortinas. Y es que moodboard fueron los colores de la fachada del edificio, que siguen a su vez el cromatismo de muchos de los edificios que hay por el barrio de Poblenou.
Ese matiz de colores neutros, un poco más oscuro que el del edificio, contrasta con la madera de pino natural, con las piezas de hierro lacadas en blanco (en las escalera y las barandillas) y con el verde de las plantas.
El mobiliario correcto
Tanto es el amor por este tono crudo que hasta los muebles de la cocina lo llevan. De hecho, están hechos a medida por un carpintero local y revistieron la campana y la parte superior de la pared de espejo para crear el efecto de mayor altura y replicar ese universo de sosiego.
Llegados a este punto, es un buen momento para recordar que hablamos del elemento decorativo ideal para otorgar más amplitud a una casa. Igual que el juego con las mismas tonalidades, que provoca un efecto que engrandece. O la idea de crear una dúplex. ¡No siempre podemos ampliar por los lados, pero a veces sí que podemos hacerlo por arriba!
Cerrado el paréntesis, si vamos a la sala, desde Batte Interioristas diseñaron el sofá y el estante tailor-made. Es justo ese estante donde destaca un maravilloso cuadro, que atrapa y, con mucha pericia, pedimos la pista de la artista: Chidy Waine. “Nos encanta su trabajo, fue un flechazo tras una fiesta de presentación de su obra a la que acudimos por recomendación de Slow Kind”. La lámpara cesta de Santa&Cole, la de techo con papel de arroz de Hay design y las sillas Claudio de Indoors.
Viendo hacia el futuro
Por otro lado, la climatización, los electrodomésticos, el aislamiento extra, las cerraduras, etc., están enfocados en tener la mejor eficiencia energética y que la construcción sea lo más sostenible posible. “Tanto generar el proyecto, como la gestión de la obra, han sido un proceso sencillo y rápido, no eran muchos metros y eso ayuda. Por lo que sabemos, la venta se cerró a los pocos meses de haber acabado, así que… ¡trabajo conseguido!”, concluyen felices Helena y Cristina al despedirse de esta pequeña isla de paz en medio de la ciudad.
Artículo publicado originalmente en AD España.
