Adicciones sin sustancias

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Se ha comprobado que las conductas placenteras son susceptibles de convertirse en un comportamiento adictivo. Una conducta se convierte en adictiva cuando:

– Existe una pérdida de control de la actividad

– Se continúa realizando a pesar de que tiene consecuencias adversas.

– Se crea un dependencia psicológica, de forma que el deseo de repetir la conducta cada vez es mayor.

– Interfiere en nuestra vida cotidiana, ya sea a nivel personal, laboral, social..

– Implica una pérdida de interés por otras actividades gratificantes.

Algunas de las adicciones no químicas son: la adicción a Internet, a los móviles o a los videojuegos.  Estas adicciones están creciendo progresivamente con el avance de la tecnología. Los jóvenes dedican cada vez más tiempo a estas herramientas ya como ocio o bien como método de comunicación. Es importante señalar que cada vez los niños acceden a está tecnología con una edad más temprana, por lo que debemos tener especial cuidado para evitar que se enganchen rápidamente.

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El uso de Internet, el móvil o jugar a videojuegos no es negativo, pero, lo puede ser si se acaba convirtiendo en una adicción. Debemos controlar el uso que se hace de estas herramientas para que no se convierta en abuso. Por ejemplo, antes de comprar un móvil podemos establecer un acuerdo y unas normas de uso.  Entre las normas puede estar, se utiliza el móvil solo a partir de las 7 de la tarde, cuando acaba el colegio y se han hecho los deberes. El móvil se apaga a las 10 entre semana.  Estas normas nos ayudarán a limitar el uso del móvil y prevendrán posibles dependencias del mismo.

Siempre debemos estar alerta a las señales que nos pueden indicar que existe una dependencia. Algunas señales serían:

  • La cantidad de tiempo dedicada a la actividad es cada vez mayor.
  • Aparecen síntomas de malestar cuando no puede acceder a la actividad (ansiedad, pensamientos obsesivos, agitación…).

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  • Se dedica más tiempo a la actividad de que inicialmente se pretendía.
  • Deseo de controlar el uso y fracasos repetidos.
  • Provoca deterioro en distintas áreas de funcionamiento.
    • Problemas de rendimiento escolar, absentismo.
    • No respetan los horarios ni rutinas.
    • Dejan de realizar las actividades del día a día.
    • Distanciamiento de la familia y los amigos.
    • Puede aparecer aislamiento social.

La intervención en el caso de las adicciones sin sustancia iría encaminada a:

  • Romper los hábitos de conexión.
  • Instaurar un nuevo horario en el que se incorporen rutinas, obligaciones y otras actividades.
  • Reducir el tiempo dedicado a la actividad.
  • Elaborar un plan alternativo de actividades.

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* Documentos sobre las adicciones sin sustancias

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