MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La independencia de México, sigue pendiente

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El 16 de septiembre de cada año, celebramos la independencia de México. El acontecimiento más importante en la historia de nuestro país; pues se inició el camino hacia la independencia, para convertirnos en un país “libre y soberano”. Conmemoramos que un 15 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo llamó al pueblo a sublevarse, a rebelarse contra el Estado que permitía la esclavitud y todo tipo de injusticias, a poner fin a de más de 300 años de sometimiento.

Todos sabemos hoy en día, que esa organización del pueblo, tuvo efectos positivos, que todos esos campesinos y obreros, mujeres y hombres decididos a luchar por la libertad de la patria, forjaron el camino hacia la liberación. Que muchas vidas se sacrificaron por tal cometido. Y aunque años después de iniciado el movimiento de independencia, se anunció la abolición de la esclavitud, (otro hecho trascendental en nuestra historia); cabe la duda, ¿en verdad se abolió la esclavitud? ¿de verdad somos un país con independencia?, ¿los mexicanos ya somos libres de pensar, de decir, de decidir, y de actuar como queramos? Y para dar respuesta a estas preguntas, necesitamos una mente abierta, libre de prejuicios.

Lo primero, es entender, que la esclavitud desde tiempos antiguos, fue la manera más común de adquirir mano de obra barata para el desarrollo económico de las sociedades, o sea, tiene una causa económica. Los esclavos eran considerados "bienes muebles", "cosas", "objetos", por lo que podían ser comprados y vendidos como mercancías y no como personas. Este maltrato humano ocasionó la muerte de millones de personas en México, pues su vida prácticamente no les pertenecía, y quedó registrado como un periodo de oscuridad en nuestra historia.

Y aunque los movimientos progresistas, como el de la independencia, generaron mejores condiciones para los mexicanos, y se crearon leyes para garantizar un trato más digno y humano a las personas, y se dijo a los cuatro vientos que el esclavismo había desaparecido; lo que yo creo es que, en realidad, solo cambió de forma, evolucionó, ahora su cara es otra, pero aún existe. La prueba de ello es que el hombre sigue siendo visto como una mercancía, porque vende su fuerza de trabajo, al mejor postor, al que lo esclavice con más sutileza, solo porque no tiene otra alterativa. Así es, el esclavismo no ha terminado, sigue siendo necesario, es una condición para que la clase dominante siga dominando. Pero muchos se confunden porque hoy en día las cadenas y los grilletes ya no son de fierro, ahora son ideológicos.

Los amos y dueños del esclavo ya no dan de garrotazos con un garrote, sino más sofisticadamente, con la ley en mano, hechas por ellos y para privilegiar su interés. La jaula del esclavo ya no tiene barrotes de fierro, sino ventanas que dan hacia el mar, o hacia la metrópoli. Es decir, ahora somos esclavos de una realidad que nos ahorca y mata más lentamente. Hasta aquí podemos concluir, que la esclavitud aún existe. Y siendo esclavos en menor o mayor medida; nuestros pensamientos, decisiones, acciones están sujetas a esa condición. Somos esclavos de nuestras condiciones materiales: víctimas de la pobreza, de la falta de educación de calidad, de los servicios de salud pública eficientes, de la falta de empleo formal, de la falta de vivienda digna y decorosa, de la falta de seguridad pública, de la falta de infraestructura para el pueblo, etc.

Si la independencia de un país, se alcanza cuando se ha liberado del yugo opresor de quien lo domina, está claro que nosotros aun no podemos cantar victoria, somos un país que aún se encuentra dominado por el imperialismo yanqui, muy dominado diría yo, pues ser  vecinos de los Estados Unidos de América, no es sencillo para México. Tenemos, por ejemplo, el Tratado de Libre Comercio, que no es equitativo, y la mayores ganancias políticas y económicas son para EE.UU., otro ejemplo es, que México concentra sus mayores fuerzas armadas en la frontera con el país vecino, es decir, le cuidamos la frontera a los gringos, y todos pagamos por eso. Otro ejemplo es, que el 80% de lo que se produce en nuestro país, lo compra Estados Unidos, y por si eso fuera poco, seguimos siendo el traspatio de nuestros vecinos, millones de indocumentados esperan su turno para pasar al otro lado, ocasionando múltiples problemáticas.

Pero “este imperialismo que amenaza a los países débiles, pobres y rezagados como el nuestro; es lo que debiera obligarnos a revitalizar y difundir nuestros valores nacionales, nuestra cultura, nuestros héroes y nuestras bellezas naturales, a fin de reforzar el muro de contención de la invasión y el sometimiento que nos amenazan” (Córdova, Moran:2023).
Eso significa entender que alguien nos oprime, y posteriormente desear sacudirnos el sometimiento que por años nos han inculcado, dudar de todo lo que nos dicen, no siendo escépticos, sino críticos de la realidad que nos acontece. Nuestros valores nacionales, no son esos que circulan en las redes con memes y tik tok, donde el mexicano es de lo peor y lo acepta con gusto; sino esa capacidad de organización, de trabajo, de lucha, que ya nos mostraron nuestros antepasados. Es verdad que nuestros héroes de la independencia, iniciaron el trabajo, pero hace falta darle continuidad, concluirlo de manera eficiente. Pero eso no será posible, si el mexicano sigue creyéndose el cuento de que somos un país independiente, y además rico por todas las “riquezas “naturales que hay en el territorio, pues eso es falso.

Hoy, más que repetir como loros, las arengas que gritan, hipócritamente, nuestros gobernantes, deberíamos organizarnos para exigir mejores condiciones a esos que compraron el poder, disque para ponerlo al servicio del pueblo. La mejor manera de honrar a nuestros proceres, es siendo rebeldes ante de dominación, unirnos como un solo hombre y como un solo ideal: la verdadera independencia de nuestro país.

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