Carlos Pellicer. Amistad y memoria

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TEXTOS DE NÚCLEO

CARLOS PELLICER (1897-1977).

EL1.

El primer núcleo da la bienvenida a la selección de obra de la donación “Colección del maestro Carlos Pellicer Cámara (18971977).” Las obras y documentos son un espejo de su persona y entornos más destacados, que inician por los múltiples retratos entre los que destaca el que le hiciera Diego Rivera en 1942, así como las importantes fotografías, dibujos, óleos y esculturas realizados por afamados artistas como Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), Gelsen Gas (1933-2015), Rafael Doniz (1948), entre otros. En el sub-núcleo llamado Los entornos de amistad vemos el retrato de Gabriela Mistral realizado por Roberto Montenegro en 1957, fotografías de Frida Kahlo por Bernice Kolko (19051970), Diego Rivera por Guillermo Zamora (1915-2002), José Clemente Orozco por Eliot Elisofon (1911–1973), así como las ilustraciones que hace Roberto Montenegro para sus primeros libros de poesía y la caricatura dibujada por Nahui Olin del propio Montenegro. El núcleo continúa con El entorno geográfico, de su natal y amado Tabasco, así como la enigmática serranía del Tepozteco en Tepoztlán, Morelos; los artistas que representan este sub-núcleo son el propio Pellicer Cámara, Salvador Conde (activo en 19351955), Fernando Díaz Infante (1927-2010) y Miguel Ángel Gómez Ventura (1917-2005). El entorno arqueológico se ve destacado con una nutrida selección de fotografías de Armando Salas Portugal (1916-1995) de Chiapas, Campeche y Yucatán, y otras imágenes de los Atlantes de Tula y Teotihuacan de autores por identificar.

AMISTAD Y MEMORIA

ROSTRO DEL POETA Y SUS ENTORNOS

ENTRE2. LOS

La colección del maestro Carlos Pellicer cuenta con un número considerable de obras producidas entre el cruce de los siglos xix y xx. Fruto del interés que el poeta tabasqueño manifestó por el arte nacional, dentro de éste se encuentran piezas de artistas como José María Velasco, Roberto Montenegro, Julio Ruelas, Santiago Rebull o Cleofas Almanza que, en su conjunto, muestran una variedad de temáticas que van desde el desnudo académico, pasando por el paisaje, hasta el simbolismo.

El sello modernista que une a los siglos xix y xx dentro de la obra reunida por Carlos Pellicer se expresa en muestras puntuales de trabajos realizados por Julio Ruelas, Saturnino Herrán y Roberto Montenegro, siendo este último, un amigo cercano del escritor y al cual dedicó alguna reflexión sobre su itinerario artístico. SIGLOS xix Y xx

La preferencia por el arte de paisaje es un signo constante en la colección Pellicer. La admiración que sentía el poeta por la representación artística de la naturaleza se puede constatar no sólo en la cantidad de piezas que reunió sobre este género, sino también en la variedad de textos dedicados a pintores de paisaje, donde la figura de José María Velasco tiene una presencia indiscutible. El artista mexiquense será objeto de esmeradas reflexiones por parte del maestro Pellicer, quien resaltará las cualidades plásticas logradas por el pintor al representar la naturaleza, especialmente la del Valle de México.

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Destaca un singular trabajo de corte estridentista del Dr. Atl (1875-1964), que alude a la corriente de los años veinte; vistas arquitectónicas de patios, conventos y calles de Mateo Herrera (1867-1927), Adolfo Best Maugard (1891-1964) y Félix Parra (1815-1919); la extraordinaria talla en madera, La yunta, de Mardonio Magaña (1865-1947); destacadas las marinas y La Loma verde de Joaquín Clausell (1866-1935), trabajadas la mayoría en su característico estilo impresionista; se observan piezas de alumnos como La locomotora de Jesús Pérez (alumno de las Escuelas al Aire Libre), que forma un interesante diálogo con la Vista de Xotepingo de Luis G. Serrano (1894-1972), creador de la perspectiva curvilínea, o la Iglesia Nocturna de R.J. Álvarez, dibujada con el fantástico Método Best. Cabe destacar que al acervo del MUNAL se suman las primeras obras de la pintora Nahui Ollin (1893-1978), Mujer en día de muertos y El Circo ARTE MEXICANO

. BALUARTES3. DEL

CARLOS PELLICER (1897-1977).

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El tercer núcleo temático corresponde en buena medida al desarrollo artístico que da inicio al trayecto y consolidación del Arte moderno en México. En este apartado se congregan múltiples talentos, entre ellos, el propio Pellicer Cámara, así es como este gremio va a tener protagonistas muy importantes, que no solo atendieron la creación per sé, sino que participaron de los planes docentes y sistemas educativos de la posrevolución.

Iniciamos con José Clemente Orozco (1883-1949), donde se muestra el Estudio para Catársis, boceto para los murales del Palacio de Bellas Artes, un temple que presenta dos figuras y una batalla de la serie de los Teules.

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El sub-núcleo titulado Crisol de expresiones. Gráfica mexicana corresponde a una de las expresiones más vigorosas de la modernidad, que van desde la denuncia de las clases más desvalidas, los temas de demanda política, sucesos históricos, temas rurales y el principio de un urbanismo que apunta el cambio a la vida citadina. Entre los grabadores encontramos los nombres de Leopoldo Méndez (1902-1968), Ángel Bracho (1911-2005), Alberto Beltrán (1923-2002), Emilio Amero (19011976), y Francisco Díaz de León (1897-1975), entre otros.

Alternancias a la Escuela Mexicana da cuenta de la relación de Carlos Pellicer con creadores visuales afines a los Contemporáneos: Julio Castellanos, Roberto Montenegro, Manuel Rodríguez Lozano y Juan Soriano, entre otros, quienes consolidaron un vínculo literario/plástico donde los artistas visuales ilustraban las obras literarias y los escritores se valían de las obras para redactar artículos y crítica de arte. Un ejemplo directo son las tres ilustraciones que Roberto Montenegro realizó sobre el poema Colores en el mar de Carlos Pellicer.

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En 1921 comenzó a desarrollarse, desde una visión nacionalista, un proyecto que incluía a la educación, la cultura y el arte como ejes catalizadores para la transformación de México. La estética hegemónica que imperó fue el muralismo mexicano y, como consecuencia, una Escuela Mexicana de Pintura. Al margen surgió el movimiento literario de los Contemporáneos, “un grupo sin grupo” que buscaba renovar la cultura mexicana desde la universalidad y la libertad individual. Carlos Pellicer participó en él con poemas, ensayos, traducciones y crítica de arte, con una sensibilidad poética particular para abordar los problemas estéticos de la época.

Aficionado a la fotografía, Carlos Pellicer cultivó amistades de la lente como Manuel y Lola Álvarez Bravo, autores de atmósferas y poéticas simbólicas como El ensueño. Compartió la pasión por el paisaje, la montaña y el mar con el fotógrafo Armando Salas Portugal y se acercó a la experimentación fotográfica a través de Gelsen Gas. Desde el territorio de las letras, y a través de la potencialidad de su mirada, Pellicer otorgó al universo de la cultura visual nuevas posibilidades de reflexión a partir de las emociones. LA ESCUELA MEXICANA

ALTERNANCIAS4. A

En México y en el resto de América Latina, la pintura de paisaje tuvo un desarrollo diferente que en el resto del mundo; en un inicio fue motivada por el deseo de representar zonas remotas del continente inmersas en el ámbito científico; posteriormente los llamados artistas viajeros del siglo xix, en su mayoría europeos, aportaron a la pintura de paisaje un carácter etnográfico. En México, la tradición nacional del género de paisaje surge en la segunda mitad del siglo xix, con Eugenio Landesio y José María Velasco como sus mayores exponentes.

A comienzos del siglo xx, el ámbito artístico y social en México experimentó un cambio en la forma en la que se percibía lo mexicano. Por medio del género del paisaje los pintores desarrollaron una apropiación del entorno nacional, siendo la obra de Gerardo Murillo la más destacada. Dr. Atl hizo de valles, sierras y volcanes los protagonistas de sus obras. La relación entre Carlos Pellicer y el destacado jalisciense está unida por la pintura, el paisaje mexicano y la mutua admiración.

En palabras de Carlos Pellicer, t oda forma de arte es siempre poesía . Desde muy joven, el tabasqueño mostró gran afecto por las artes plásticas, interés que lo colocó como uno de los promotores culturales más importantes de su época, cuya trayectoria abarcó desde la creación de museos, la crítica de arte y la promoción artística. La colección Carlos Pellicer es

POÉTICA5.

La representación plástica de la naturaleza y la interacción que los artistas tienen con ella cuenta con una larga tradición en la historia del arte; abarcando desde los pictogramas más antiguos hasta el land art, movimiento artístico contemporáneo que hace uso directo del paisaje para la elaboración de la obra.

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DEL PAISAJE

producto de esta labor cultural y de las relaciones de amistad que entabló con sus contemporáneos.

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La obra literaria del poeta está directamente relacionada con el paisaje y a su relación con la naturaleza; desde sus primeros años como escritor, las costas del golfo fueron inspiración para sus primeros poemas. Posteriormente, durante su juventud, realizó múltiples viajes a Sudamérica.

Este núcleo dedicado a la pintura de paisaje está conformado por la obra de los artistas mexicanos Gerardo Murillo, Dr. Atl, Gilberto Chávez García, Juan de Mata Pacheco, Gonzalo Argüelles Bringas, Salvador Conde, Arturo García Bustos, Desiderio Hernández Xochitiotzin y Pilar Calvo.

DISEÑO6. Y ESCÉNICASARTES

Las relaciones de afecto y profesionales han quedado reflejadas en el corpus de su colección, en el tema que hemos denominado Diseño. Artes escénicas, el cual refleja estos vínculos, encontrando firmas tan destacadas como las de Roberto Montenegro o Miguel Covarrubias; artistas señeros para la reconstrucción de la cultura mexicana como Ramón Valdiosera, quien tuvo una destacada trayectoria en el mundo de la moda en México, o José Luis Aguerrebere, pintor y dibujante de quien apenas contamos con un pequeño texto escrito por el propio Pellicer.

Otros redescubiertos como Salvador Conde, pintor de Tepoztlán, sitio emblemático para el poeta tabasqueño.

Este núcleo propone un recuento por las relaciones que estableció Carlos Pellicer a lo largo de su vida, su cercanía constante con las artes escénicas y el diseño, y el descubrimiento de nuevos artistas cercanos al poeta tabasqueño.

La relación del poeta con las artes escénicas se puede establecer hasta 1933 con su programa de Teatro Orientación Pellicer, creado mientras daba clases en la Secundaria no.4 de la Ciudad de México. Es en este periodo donde actúa como protagonista en la obra clásica Georges Dandin, escrita por Molière en 1668, cuya actuación no fue la más destacada, pero donde los vínculos con el teatro se mantuvieron a través de sendas amistades en la promoción de la cultura y las artes en México.

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Mario Alonso Ostolaza nació en la ciudad de Durango, el año de 1912. Su familia perteneció a las familias acomodadas duranguenses. Su padre, el doctor Luis Alonso, médico notable, al triunfo de Madero fue electo gobernador del estado. El matrimonio Alonso perdió su fortuna tras la muerte del presidente y, posteriormente al fallecimiento del padre, la familia emigró a la Ciudad de México, en 1927.

Ya estando en la Universidad muy rara vez muestra lo que dibuja, a veces ni siquiera las servilletas de papel que garabatea en la mesa del café. De pronto, deja ver una acuarela trabajada minuciosamente, con rostros, figuras y vegetales resueltos con líneas y colores inesperados. El trazo a tinta china es de una ternura feroz. Quien ve sus obras, no las olvida. No se parece a ninguno de los grandes pintores del momento. Es de una personalidad desconcertante. José Juan Tablada, uno de los amigos íntimos con quien comparte tantos gustos, escribe en un artículo aparecido el mes de junio de 1936 sobre las pinturas y dibujos del joven de 24 años: “...acaso el más profundo de la moderna pléyade”. EMOCIÓN DE MARIO ALONSO

Gracias a la vasta cultura de ambos, se familiariza no solo con la pintura occidental, sino también con la pintura de China y Japón, con nuestras artes populares y con el arte prehispánico.

LA5.

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Cursando la preparatoria creyó encontrar vocación para estudiar Química, sin embargo, el dibujo y la pintura son intereses definitivos que echan raíces fácilmente en el renacimiento cultural que vivió la ciudad. Al tiempo entabla amistad con los fundadores del movimiento [muralista]: Dr. Atl y Montenegro.

Son poquísimos los amigos que pudieron llegar a su casa y menos aún los que lograron que Mario abriera las puertas de la consola donde guardaba celosamente su trabajo. Entre estos últimos privilegiados estuvimos nosotros: mis papás, mi tío Carlos, mi hermano y yo. En tres o cuatro ocasiones, logramos que Mario, con cierto malestar, pero mayor gusto, sacara algunas de las carpetas que guardaba en aquella misteriosa Mariocómoda.no tuvo interés en mostrar su pintura. Su personalidad, muy influida por el pensamiento oriental – taoísmo, budismo zen – lo llevó a ese retiro voluntario. Él, mejor que nadie, juzgaba su obra. Sabía su valor y – paradoja zen – su novalor. Quiso ser libre, como Chuang-tze, libre en la grandeza insignificante de todo ser humano.

Después de meses de padecer estoicamente una enfermedad, esperó a la muerte, lleno de agradecimiento al Dios que le permitió vivir, como su querido López Velarde: “La formidable vida de todas y de todos”. Murió en la Ciudad de México el 8 de junio de 1989, al día siguiente de cumplir 77 años.

Ese mismo año, expone unas cuantas cosas en la Galería de Arte Mexicano. Algunas obras suyas se reproducen en las revistas “Letras de México”, “Revista de revistas” y “Mexican Life”. Finalmente, en 1940, la célebre exposición “20 siglos de arte mexicano”, exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, una obra de Mario Alonso. Cuando su obra comienza a difundirse, Mario recoge lo poco que ha salido de su estudio y lo guarda para nunca más exhibirlo.

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Carlos Pellicer López

Unos años después de su fallecimiento, su hermana Yolanda tuvo como voluntad que la colección completa de la obra de Mario quedara bajo mi custodia. La colección consta de más de 1,300 piezas. Se conservan también gran cantidad de manuscritos. Espero que pronto se pueda dar a conocer esta obra y se conserve siempre reunida para el disfrute público.

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