CARLOS PELLICER | Cuadro por cuadro

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CARLOS PELLICER CUADRO POR CUADRO

ALDAMA FINE ART

Cat. 4

VENTANAS AZULES (detalle)

CARLOS PELLICER

CUADRO POR CUADRO

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Cat.
BRISAS LIMONERAS (detalle)
PRIMAVERA DE 2023 Palacio de Versalles 100 L-B Lomas Reforma Ciudad de México, México C.P. 11930 Tel. (5255) 5247.80.19 info@aldama.com www.aldama.com ALDAMA FINE ART CARLOS PELLICER CUADRO POR CUADRO
Cat. 28 ESTRELLA 4 (detalle)

PRESENTACIÓN

Tengo el gusto y placer de conocer al maestro Carlos Pellicer López y a su esposa Julia desde hace treinta y un años, cuando acudí a su casa en las Lomas de Chapultepec para ver las obras de José María Velasco que prestaría al Museo Nacional de Arte (MUNAL) en ocasión del homenaje nacional que se rendiría a este pintor en 1993. Desde ese entonces, he asistido un sinfín de veces a solicitar su amable colaboración y orientación para tal o cual proyecto de exposición del MUNAL o de otros recintos del propio Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), o incluso de otras dependencias. Con total sencillez y generosidad, siempre he tenido respuestas positivas de su parte.

Cuantas veces he ido a su hermosa casa, rodeada de ventanales que dan vista al jardín, admiro un par de esculturas que se hicieron en la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa, por allá de los años treinta del siglo pasado. Las charlas van más allá de los intereses profesionales, son de gran provecho, pues nos extendemos, en medio de preguntas, respuestas, risas, y la verdad casi nunca terminan, siempre hay pendientes para una siguiente visita.

Entre 2021 y 2022 hubo un mayor acercamiento con motivo de la magnífica donación que realizó de la colección de su tío, el poeta Carlos Pellicer Cámara (Villahermosa, Tabasco, 1897-Ciudad de México, 1977) y las obras del pintor Mario Alonso Ostolaza (Durango, Durango, 1912-Ciudad de México, 1989); ambos dos acervos suman 2 077 obras. Esta colección hoy pertenece al Estado y se encuentra resguardada en el INBAL, con sede en el MUNAL.

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Tanto en su casa como en su estudio, lo primero que mis ojos ven es la producción pictórica que está realizando en el momento, o la que tiene de tiempo atrás. Siempre me han maravillado sus creaciones abstractas, que tienen referencias a nuestro entorno cotidiano, como la luz y la oscuridad, los cielos y los campos cultivados, unos agrestes y otros en tonos que van de los verdes más vivos a los más secos, pasando por los amarillos y dorados y los cafés rojizos. Otras sugerencias son puertas y ventanas que enmarcan ciudades y paisajes e invitan a asomarse a la imaginación. Los colores dispuestos en rectángulos o cuadrados dan un panorama de libertad estética. Realiza la mayoría de su producción artística en la ya muy antigua técnica de la encáustica, empleada por los egipcios, y que requiere un alto grado de conocimiento y destreza para manejar la cera, la resina, el fuego, la temperatura y el color, a fin de aplicarlo en el momento justo, para no endurecer la pasta, es decir, que la técnica misma goza de secretos de alquimia, y Carlos es un maestro de ese proceso. Es un privilegio y un gozo estar frente a su obra.

Este pequeño texto de carácter testimonial, que tengo el gusto de compartir con los lectores, se debe a que propicié el encuentro de mis grandes amigos, Carlos y José Ignacio Aldama, que han hecho una fantástica mancuerna de trabajo y amistad, donde se han empatado los intereses culturales y artísticos, así como los de la promoción de las obras, por ello me denominan la madrina de este fructífero encuentro. Hago votos por el éxito de esta nueva aventura y por las venideras.

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Cat. 9 CANCIÓN (detalle)

Cat. 5

VENTANA OPTIMISTA (detalle)

ELJARDÍNDECUADRANTESQUESEMULTIPLICAN/ LA PINTURA DE CARLOS PELLICER LÓPEZ ERIK CASTILLO*

Trópico, para qué me diste las manos llenas de color. Todo lo que yo toque se llenará de sol. —Carlos Pellicer, “Deseos”

Desde hace mucho tiempo es un lugar común, comprobado en los hechos, la opinión de que una pieza de pintura jamás será bien reproducida en una fotografía impresa o en una visible en las pantallas electrónicas. En cambio, se comenta muy pocas veces una cuestión igualmente cierta: que las reproducciones de alta calidad y las visiones editoriales de propuesta logran que los espectadores interesados en las artes visuales tengan una experiencia muy significativa de las imágenes y los discursos creativos, única y de un tipo distinto, en la consulta de publicaciones críticas, libros comprehensivos, catálogos de exposiciones, materiales de difusión y entornos de interacción digital. Por su parte, hay artistas plásticos cuyas obras poseen una identidad matérica tan singular, que la observación directa de las mismas es insustituible para hacer una caracterización analítica de fondo o una interpretación consistente. El caso de Carlos Pellicer López es uno de ellos.

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Cat. 25 ESTRELLA 1 (detalle)

El estudio-taller de Pellicer López se encuentra en una casa apacible rodeada por un jardín, maravilloso como todos los paisajes creados. Ahí, el pintor trabaja de manera meticulosa sus muy conocidas piezas sobre papel o sobre soportes de madera prensada: temples, gouaches y encáusticas. El artista ha desarrollado una producción relevante en el trabajo con el encausto, procedimiento plástico practicado desde la antigüedad; pienso en el conjunto de cuadros a la cera —otros son al temple— de los célebres retratos de El Fayum, la zona de las necrópolis del Egipto de la época de la ocupación romana en los primeros siglos de nuestra era. Pellicer López elabora sus propios colores y compone los cuadros con un proceso técnico muy personal: calienta las porciones de color tomadas de los bloques solidificados previamente, con los focos eléctricos usados —para fines equivalentes— por los expendedores populares de los célebres tacos de “carnitas” a la michoacana. Esto es magnífico de verse, porque las “paletas de color” implementadas por el pintor son, de facto, sartenes fabricadas para cocinar alimentos. Cuando el artista nos mostró sus bártulos para pintar durante nuestro encuentro en su estudio-taller, vino a mi mente un cuadro extraordinario del pintor michoacano Alfredo Zalce, otro colorista y compositor formal de altos vuelos, que representa justamente un expendio ambulante de aquellos mismos tacos y en donde se observa el foco en la vitrina de la taquería.

En la fortuna crítica que existe a propósito de la obra de Pellicer López, se ha escrito ya cómo el artista supo sintetizar, desde muy pronto en sus años de formación y aparición en la arena pública del arte en México —hacia finales de los años sesenta y principios de la década siguiente—, la experiencia perceptual del mundo visible hacia una representación de corte abstraccionista, si bien no del todo abstracta. También se han señalado los principales componentes de su manera de configurar imágenes, a saber, las combinatorias y variaciones con el color, la recurrencia de la diagramación pro-geométrica con cuadrantes modulados que se repiten y superponen, y sus estrategias para explorar el género del paisaje entendido como un tema base o nuclear en el despliegue de su imaginario. Por el cariz de los títulos y referentes de sus obras, se sabe que Pellicer López es un pintor de estructuras formales con disposiciones de tablero, de mapas y territorios naturales o artificiales, de momentos arquitectónicos insinuados o evidentes (umbrales, ventanas, muros, plantas de infraestructuras), de constelaciones astrales, de objetos cotidianos; pero también se hace evidente que es un pintor que hace tributo, paráfrasis y homenajes a los artistas que le han interesado a lo largo del tiempo, y un traductor —a lo visual— de conceptos o sentimientos concretados en ambientes plásticos casi puros. Sin embargo, en una lectura muy personal, me parece que hay dos elementos subyacentes que informan la totalidad de su producción visual: la poética del jardín y los códigos del juego. Desde esa óptica crítica, es posible afirmar que Carlos Pellicer López cultiva un abstraccionismo lúdico.

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En efecto, lúdico es una de las palabras más gastadas y objeto de abuso en el medio de la crítica de arte y, en mucho mayor medida, en el contexto convencional del comentarismo acerca de la producción artística. No obstante, estoy seguro de que en el tema que nos ocupa, la trayectoria creativa de Carlos Pellicer López, puede ser una noción muy propicia. Uno de los teóricos más importantes del concepto del juego fue el neerlandés Johan Huizinga (1872- 1945), que publicó en 1938 su legendario ensayo Homo ludens. En su investigación, que descubre el valor ancestral del juego, Huizinga sostiene que el jugar es una experiencia anterior a, y prefiguradora de, la cultura y que no es exclusiva de la especie humana, pues también los animales juegan. Las prácticas lúdicas tienen, por principio, una dimensión estética inmaterial y cumplen una función dirigida al gozo y a la diversión (aardigheid, fun, jouissance). Los jugadores juegan porque sienten la necesidad de volver al lugar y al tiempo del placer original. El ludismo, como el lenguaje hablado o el arte, inventa un doble (evasivo, alternativo, utópico, pero siempre secular) del orden cotidiano del mundo sin salir de lo concreto; en consonancia con el mito, los juegos son fabulaciones o ficciones que confieren sentido al lado amorfo de la realidad; análogamente a lo que sucede en la fiesta, jugar es celebrar, ritmar, armonizar, repetir, sacralizar. Al leer el ensayo de Huizinga es inevitable llegar a una conclusión sorprendente: el juego es una suerte de operación metafísica circular, anterior a cualquier saber religioso, filosófico o cultural, que tiende un velo simbólico en la trama de la vida y abre una puerta al ser sin abandonar en ningún modo el mundo tangible.

La pintura de Carlos Pellicer López está movilizada por las tácticas del juego. El artista renuncia a la lógica de la mimesis y no reproduce objetos o figuraciones desde algún tipo de imagen realista. Pero tampoco ignora los contenidos de la percepción, de ahí que sus composiciones no cancelan del todo el vínculo con sus referentes visuales. Como cualquier dispositivo de juego, la pintura de Pellicer López opera con un sistema de reglas, tanto heredado históricamente de los repertorios plásticos del devenir del arte de la pintura como reinventado por el propio artista: él juega, desde su propia época y circunstancia, con los elementos y recursos disponibles en las obras de Paul Cézanne, Edgar Degas, Josef Albers, Paul Klee, Vicente Rojo, Sean Scully… Imposible no traer a cuento aquella frase de Marcel Duchamp en la que se refería a la creatividad artística —palabras más, palabras menos— como “un juego que juegan entre sí los artistas de todos los tiempos”. Si los juegos son pequeños cosmos efímeros que pueden reactualizarse cuando se desee, las composiciones concebidas por Pellicer López son pasajes cuadrangulares (tableros de juego para la mirada y tableros resultantes del juego compositivo del artista) a microuniversos subjetivos que ofrecen el ordenamiento autónomo de una geometría orgánica que se mantiene a distancia de las apariencias de la naturaleza y la ciudad.

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Cat. 10 PINO EN INVIERNO (detalle)

Cat. 20

BOSQUE JAPONÉS (detalle)

En el año 2016 se publicó el libro Jardinosofía. Una historia filosófica de los jardines, de Santiago Beruete (Pamplona, España, 1961). El autor afirma ahí que la jardinería, a lo largo de los siglos, es una piedra de toque para comprender la relación de cada época histórica con la aspiración a la eudaimonía, es decir, a una vida plena, bella, justa y promisoria. Resultado por igual de un saber conceptual (episteme) y de un conocimiento pragmático (téchne), como ocurre por cierto con el arte y con el juego, la jardinería es una invención sofisticada, una tercera naturaleza junto al reino silvestre y al campo agrícola. Pero, por encima de todo, la configuración de un jardín sería una utopía alcanzable y un artefacto cultural —en vínculo con cultivo— con funcionamiento circular que hace posible una sustentabilidad estética, ética y política. En un punto nodal de su ensayo, Beruete se pregunta: “¿Por qué los seres humanos a lo largo de la Historia han tenido la necesidad de crear jardines?”. Algunas respuestas a esa cuestión tienen que ver, de acuerdo con el escritor, con el deseo de volver al Edén, a la coordenada de la serenidad, al ámbito de la inocencia original y, sobre todo, al tiempo del equilibrio, condición que permite al sujeto y a la comunidad fluir en el espectro que vincula nuestra consciencia de la muerte y el destino con la búsqueda del origen y la permanencia vital, la contención del orden con la necesidad de volver al caos y, principalmente, el poder de la nostalgia por el pasado con la pulsión neofílica por la innovación y el cambio.

En su calidad de artefacto poético y lúdico, cada cuadro de Carlos Pellicer López es como un jardín y, por su constancia de más de cincuenta años de trabajo comprometido, toda su trayectoria artística es equiparable a la labor de la jardinería. Es importante recordar que Pellicer López comenzó su carrera pintando vistas de naturaleza siendo discípulo del paisajista Héctor Cruz (Chimalhuacán, Estado de México, 1932) quien fue, además, íntimo amigo e interlocutor del poeta Carlos Pellicer, tío de nuestro pintor. En aquellos primeros paisajes de Pellicer López, por lo demás de espléndida manufactura, es evidente la comprensión —y transformación propia— de la poética visual de su maestro: elevada intuición para crear paisajes evanescentes y difuminados, gran sentido para entender la monumentalidad, sapiencia en el encuadre de la línea del horizonte. Más allá de las referencias temáticas específicas o de los motivos visuales concretos que toma Pellicer López para la composición de cada una de sus piezas, es viable caracterizarlas bajo la idea de jardines, en primer lugar, por la práctica temprana del paisajismo como género primordial.

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Cuadro por cuadro, la serie de obra de Carlos Pellicer López que se presenta en esta ocasión, está conformada por piezas con imágenes que coinciden —y esto aplica para toda la producción del artista— con el aspecto heterotópico que Santiago Beruete atribuye a la jardinería y a los jardines: escenas que promueven la yuxtaposición de lo múltiple en un solo tiempo/espacio, entornos que integran elementos disímbolos en configuraciones que son complejas sin dejar de ser legibles. Las imágenes propuestas en la pintura de Pellicer López tienen la misma cualidad que Beruete recupera de una frase de Michel de Montaigne acerca del jardín: nature artialisée (naturaleza recreada por mediación del arte). Literalmente, cuadro por cuadro, estamos frente a una secuencia encadenada de jardines estructuralistas que se pueden ver, en el mismo instante, en tres orientaciones: de frente, como si la imagen fuera una extensión transfigurada de nuestro mundo vista a través de un portal o una ventana; en sentido nadiral, o sea, observando de abajo hacia arriba, como cuando vemos el firmamento; y, en tercer lugar, en sentido cenital, con una perspectiva desde arriba hacia abajo, como cuando miramos la superficie terrestre desde una cumbre o un aeroplano.

En su cuento “El jardín de senderos que se bifurcan” (1941), Jorge Luis Borges relata el descubrimiento de una novela de composición laberíntica (lúdica, compleja, circular, heterotópica) que, a su vez, es un jardín poético. Se trata de una de tantas obras de arte ficticias de la historia moderna de la literatura, inventadas al interior de una obra de arte, en este caso un cuento, que tanto fascinaban a Borges y que aparecen de manera recurrente en su escritura, como “Pierre Menard, autor del Quijote”, “El libro de arena” o “La biblioteca de Babel”. Recordar ahora una visión artística como ésa es una vía para comprobar que la asociación analógica entre el juego, el jardín y el arte, con toda la carga ecotópica (esfera de vida sostenible) que supone, puede ser susceptible de aplicación analítica para aproximarnos a una producción visual como la de Carlos Pellicer López, un pintor que cultiva con la paciencia del visionario sus jardines visuales en medio de una actualidad vertiginosa, pulverizadora, problemática y desarticulada.

* Erik Castillo (Ciudad de México, 1974) es crítico, curador, profesor e investigador, en los campos del arte moderno y contemporáneo. Cuenta con veinticinco años como docente y conferencista. Ha realizado curaduría desde el año 2001 en espacios públicos y privados, en México y en el extranjero. Es autor, entre otras publicaciones, de los libros: 15 minutos de flama (Mantarraya Ediciones, Fundación del Centro Histórico de la Ciudad de México, 2008) y El juguete en México (Vaso Roto Ediciones, 2015).

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Cat. 29 ESTRELLA 5 (detalle)

NOTA AUTOBIOGRÁFICA

Nací en la Ciudad de México, en 1948. Mis padres —Juan y Blanca— fueron los mejores que puedo imaginar. Gracias a ellos y al mundo con el que me rodearon, soy lo que soy. El recuerdo de mi tío Carlos es excepcional. Él fue poeta, uno de los más grandes de nuestro idioma en el siglo XX. Siempre vivimos muy cerca de él y su presencia fue definitiva en mi vocación. Tanto en su casa como en la nuestra, colgaban cuadros con la mejor pintura. Desde que tengo memoria, quise ser pintor.

El día que entré en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en el año de 1966, encontré no sólo el terreno que soñaba, sino la libertad para trabajar en lo que quería. Por ese tiempo me enamoré por primera vez, recuerdo feliz que me marcó para siempre.

Conozco algo de nuestro país y he viajado un poco por otros rumbos.

Hace más de cuarenta años conocí a Julia, mi mujer, madre de María y Carlos, nuestros hijos. Con ellos he vivido el milagro cotidiano, la increíble fortuna de mi vida.

Siempre que trabajo escucho música y la disfruto casi tanto como la pintura. Leo novelas y cuentos, pero leo más poesía.

Cuando pinto, por momentos creo comprender y ser comprendido.

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SOBRE EL ARTISTA

Carlos Pellicer López estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas entre 1966 y 1970. Desde entonces ha participado en numerosas exposiciones colectivas y en las siguientes individuales:

Galería de la Plástica de México, Ciudad de México, 1974.

Galería Natalia Zajarías, Ciudad de México, 1977, 1980, 1983, 1985.

Galería de Arte El Jaguar Despertado, Villahermosa, Tabasco, México, 1988.

Museo de Arte Carrillo Gil, Ciudad de México, 1988.

Instituto Potosino de Bellas Artes, San Luis Potosí, México, 1989.

Museo de Aguascalientes, Aguascalientes, México, 1989.

Ex Convento del Carmen, Guadalajara, Jalisco, México, 1990.

Ex Templo de San Agustín, Zacatecas, México, 1990.

Casa de la Cultura, Celaya, Guanajuato, México, 1990.

Universidad Autónoma de Hidalgo, Pachuca, Hidalgo, México, 1990.

Museo de Arte Moderno, Gómez Palacio, Durango, México, 1990.

Centro Cultural Jardín Borda, Cuernavaca, México, 1991.

Galería Rafael Matos, Ciudad de México, 1991.

Palacio de la Cultura, Tlaxcala, México, 1992.

Casa de la Cultura, Puebla, México, 1993.

Galería Arte en Tapetes, México, 1997.

Schwartz & Martinez Art Gallery, Coral Gables, Florida, Estados Unidos, 1998.

Dora Rigoletti, Ciudad de México, 1998.

Galería Natalia Zajarías, Ciudad de México, 2000.

Schwartz & Martinez Art Gallery, Coral Gables, Florida, Estados Unidos, 2001.

Pinacoteca Diego Rivera, Xalapa, Veracruz, México, 2001.

Centro Cultural Ignacio Ramírez El Nigromante, San Miguel de Allende, Guanajuato, México, 2002.

Galería Metropolitana, Ciudad de México, 2003.

Galería Ramón Alva de la Canal, Xalapa, Veracruz, México, 2003.

Galería del Palacio de Gobierno, Villahermosa, Tabasco, México, 2005.

Centro Cultural Universitario Quinta Gameros, Chihuahua, Chihuahua, México, 2005.

Instituto Cultural de México, San Antonio, Texas, Estados Unidos, 2006.

Latino Cultural Center, Dallas, Texas, Estados Unidos, 2006.

Museo de Arte de Ciudad Juárez, Chihuahua, México, 2006.

Galería Metropolitana, Ciudad de México, 2007.

Galería del plantel Cuajimalpa, Universidad Autónoma Metropolitana, Ciudad de México, 2014.

Centro Cultural Estación Indianilla, Ciudad de México, 2017.

Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, Zacatecas, 2018.

Galería Aldama Fine Art, Ciudad de México, 2019.

Instituto Cultural de México en España, Madrid, España, 2020.

En agosto de 2014 recibió el premio Juchimán de Plata 2013, en el campo de Artes y Letras que otorga la Universidad Juárez de Tabasco.

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Cat. 15 JADE NOCTURNO (detalle)

TARDE SUBMARINA

Cat. 14
(detalle)

CATÁLOGO DE OBRA

“El joven artista que ahora se abre paso al público es mi pariente. Tiene sangre natural. Puede mirar. Sabe pintar. No pinta todo lo que ve. Escoge y crea. Cuando puede uno convertir el caballo en nube y la ola en bruma, los colores nos pertenecen. Tal vez el arte no sea sino solamente esto: una aproximación a la realidad. Y por eso participa de otras cosas.”

Fragmento de Poética del paisaje, publicado en Carlos Pellicer.

Galería de la Plástica de México, México, 1974.

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Encáustica sobre madera prensada 122 × 81 cm

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Cat. 1 VENTANA DE ENERO 2022

Cat. 2

VENTANA CON PÁJAROS 2021

Encáustica sobre madera prensada 122 × 81 cm

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Cat. 3

VENTANA DE FEBRERO 2022

Encáustica sobre madera prensada 122 × 81 cm

“El fuego funde la cera y los colores se disuelven, diríase que arden en el ritual cotidiano de preparar el encausto. Pero allí donde termina la química comienza la transmutación: calor y color son los elementos solubles en los que se gesta la obra de Carlos Pellicer López, una obra que se detiene a mirar el mundo y a mirarse a sí misma más allá de las apariencias, más acá de la luz que la ilumina. […] Aproximaciones y reintegros: los cuadros de Carlos Pellicer, al acercarse, restituyen al fuego lo que siempre le ha pertenecido. El calor derrite la cera con la que pinta el calor. Por ello también el calor seguirá unido de por vida, como una amenaza latente, a sus cuadros: ‘no exponerse a temperaturas mayores de 60 grados centígrados’, reza el aviso que contienen los embalajes, so peligro de regresar al caos lo que el cosmos ha conquistado.”

Fragmento de Carlos Pellicer López: aproximaciones y reintegros.

Galería Rafael Matos, México, octubre de 1991.

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Cat. 4

VENTANAS AZULES

2021

Encáustica sobre madera prensada 122 × 81 cm

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Cat. 5

VENTANA OPTIMISTA 2022

Encáustica sobre madera prensada 122 × 81 cm

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Cat. 6

FIESTA EN SAN SEBASTIÁN

2021

Encáustica sobre madera prensada 122 × 81 cm

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Cat. 7

PAISAJE DE TRANSILVANIA

2021

Encáustica sobre madera prensada 122 × 100 cm

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Cat. 8

HOMENAJE I 2020

Encáustica sobre madera prensada 122 × 122 cm

“Pellicer López es un hombre a quien no se le escapa ningún detalle. Los define, los aísla, con una finura extraordinaria. Pero sabe relacionarlos entre sí, y concentrarlos en la escena que es su cuadro. Sabe totalizar ¡y de qué manera! El espacio le responde y colabora con él. […] Su arte es vigoroso, de una lectura amplia medida, […] genera admiración en el espectador consciente. No hay en ella ningún asomo de efectismo o tergiversación de las cosas simples. Es una obra genuina, madura, indicio de destinos envidiables.”

Fragmento de “Carlos Pellicer López y el arte”, publicado en Novedades. México, 1974.

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38 Cat. 9 CANCIÓN 2021
sobre madera prensada 44 × 61 cm
Encáustica
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10 PINO EN INVIERNO 2020
sobre madera prensada 51 × 40 cm
Cat.
Encáustica

Cat. 11

MOSAICO EN NOVIEMBRE 2021

Encáustica sobre madera prensada 122 × 100 cm

40

Cat. 12 UNOS ROJOS 2022

Encáustica sobre madera prensada 122 × 122 cm

43

Cat. 13

LA MESA PUESTA 2022

Encáustica sobre madera prensada 44 × 61 cm

“La luz de su pintura me encandiló, cuadro a cuadro. Relámpagos. Lo entendí enseguida. Eso era: Pellicer pinta con relámpagos. Fogonazo a fogonazo el color resalta, al tiempo que se fija. Tras las explosiones de los ojos iracundos, los verdes campesinos y los amarillos fogosos se esconde una calma sabia. Siempre, o casi siempre, tierna; porque hay días seguramente tristes en los que Carlos prende fuego a su corazón y entonces pinta, sólo para los suyos, unas fantasmagorías tan privadas que después, por pudor, esconde entre los tarecos del fondo: quien ha tenido el privilegio de ver esas angustias purificadas en el lienzo, ya no podría olvidar con cuánta pasión arden. Sólo la pared de un templo resistiría tanto dolor acumulado. En esos contrapuntos radica su sello: la paz y la tormenta, la vorágine de una ciudad y la apacible ventolera que la aquieta, el naranja amansando al violeta intenso o al negro que, hambriento, por poco devora las ficciones con su mordisco de sombras.”

44
Eliseo Alberto Fragmento de “Los relámpagos de Carlos Pellicer López”, publicado en Casa del Tiempo. Universidad Autónoma Metropolitana, México, marzo de 2003.
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46 Cat. 14 TARDE SUBMARINA 2001 Encáustica sobre madera prensada 122 × 81 cm

Cat. 15

JADE NOCTURNO 2022

Encáustica sobre madera prensada 100 × 122 cm

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Cat. 16

MADRUGADA CON PÁJAROS 2022

Encáustica sobre madera prensada 61 × 57 cm

49

2022

Encáustica sobre madera prensada 44 × 61 cm

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Cat. 17 HAMACA
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Cat. 18

CRUCIGRAMA 2022

Encáustica sobre madera prensada 61 × 57 cm

“Diluir los colores en la cera caliente se fue volviendo parte de un cotidiano ritual de alquimista. En el fuego de cada día la observación de la naturaleza iba siendo sustituida por la narrativa de la más común y frecuente de las felicidades. Pero la felicidad no tiene una forma determinada; sólo es perceptible por equivalencias. La felicidad puede ser redonda, puede tener muchos pies o ninguno, hacer que todo se vea alterado o desproporcionado, que todo se arme como rompecabezas o un caleidoscopio. A la felicidad le gusta ser ingenua y fantasiosa. Alimenta el éxtasis y las ensoñaciones, ahuyenta las angustias, no le espantan los chascarrillos y las irreverencias. Cuando Paul Klee quiso acercarse a la felicidad, se volvió voluntariamente infantilista. Carlos Pellicer López, como Paul Klee, quiere rescatar del niño la percepción no contaminada. La poesía de sus formas emerge de una disciplina espiritual, de un estado anímico donde control y descontrol se complementan.”

Fragmento de “Por la alegría de vivir”, publicado en Carlos Pellicer. Recuentos. Museo de Arte Carrillo Gil, México, septiembre de 1988.

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Cat. 19

VENTANA A LA PRIMAVERA 2022

Encáustica sobre madera prensada

122 × 100 cm

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Cat. 20

BOSQUE JAPONÉS 2022

Encáustica sobre madera prensada 42 × 57 cm

55

Cat. 21

TARDE EN MECOACÁN 2022

Encáustica sobre madera prensada 100 × 122 cm

56

Cat. 22

BRISAS LIMONERAS 2022

Encáustica sobre madera prensada 61 × 81 cm

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Cat. 23

NUESTRO MAÍZ 2020

Encáustica sobre madera prensada 122 × 81 cm

60

Cat. 24

CUADRO POR CUADRO 2021

Encáustica sobre madera prensada 81 × 81 cm

62

Encáustica sobre madera prensada

122 × 100 cm

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Cat. 25 ESTRELLA 1 2019

Cat. 26 ESTRELLA 2 2019

Encáustica sobre madera prensada 122 × 100 cm

“La pintura es una lotería que yo me gané. Siempre me gustó, me sigue gustando, la disfruto mucho y no se me ocurre dedicarme a otra cosa, a pesar de que me hubiera gustado ser músico. Es un privilegio encontrar un lenguaje y hacerlo propio para expresar lo que uno desea. Aunque escribo, y escribir me gusta, sé que no lo hago con el nivel que me dejaría satisfecho. Me encanta también la arquitectura, incluso más que la escultura, pero no hay nada que me guste más que la pintura. Para mí la pintura es una suerte: un regalo del azar que hay que saber aprovechar y agradecer.”

Respuesta a la pregunta “¿Qué significa ser pintor?”. Fragmento de la entrevista “Carlos Pellicer López. Pintura y poesía del paisaje”, publicada en la Revista Electrónica de la Universidad Iberoamericana, vol. 25. México, 4 de marzo de 2013.

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Cat.
ESTRELLA 3 2019 Encáustica sobre madera prensada 122 × 81 cm

Cat. 28

ESTRELLA 4 2019

Encáustica sobre madera prensada 122 × 122 cm

“Al hablar de su trabajo, Pellicer suele establecer correlatos entre música y pintura. El término ‘cromatismo’ es usual y preciso en ambos campos, aunque no plenamente homologable. Entretanto, el pintor traduce su exploración de la complementariedad y el contraste de pigmentos en términos de escalas y armonía. Hasta aquí, nada que no sea propiamente pictórico. Pero Pellicer da un paso más. Explica su trabajo colorístico en términos de modulaciones y alteraciones de una escala, como en la música. Se refiere entonces a la tonalidad y explica su pintura como una sucesión modulable mediante alteraciones, justo como se indican en una partitura. Si al cabo y en efecto, su uso del cromatismo es rasgo ampliamente dominante en su composición pictórica —por encima del dibujo o la perspectiva, o cualquier insinuación mimética propiamente plástica—, Pellicer suele componer un ritmo de fondo a través de contrastes e intensidades del color, en parcelas definidas como zonas angulares que pueden estar tajadas por algún elemento quebrado, diagonal, irregular o, muy esporádicamente, curvo, todo ordenado para sostener la estructura armónica.”

Jaime Moreno Villareal Fragmento de “El plan infinito”, publicado en Carlos Pellicer. Abstracto Aldama Fine Art, México, 2018.

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29 ESTRELLA 5 2019 Encáustica sobre madera prensada 122 × 122 cm
Cat.

Cat. 30

ESTRELLA 6 2019

Encáustica sobre madera prensada

122 × 81 cm

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CRÉDITOS

JOSÉ IGNACIO ALDAMA

Coordinación editorial

LAURA REBECA PATIÑO

Diseño editorial

ADRIANA CATAÑO GUSTAVO DE LA PEÑA

Cuidado de la edición

FOTOGRAFÍA

Rafael Doniz

© D. R. Aldama Fine Art

Palacio de Versalles 100 L-B Ciudad de México, 11930 www.aldama.com info@aldama.com

© D. R. JIA Arte Contemporáneo S.A.S. de C.V.

Este catálogo no puede ser fotocopiado ni reproducido total o parcialmente, por ningún medio o método, sin la autorización por escrito del editor.

Febrero de 2023

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Thibault Barrère. Finis Gloriae Mundi. Noviembre, 2022.

Antonio Chauran. El camino de todas las cosas. Agosto, 2022.

Luis Argudín. Wirikuta. Agosto, 2022.

Aidee de León. Pintura. Agosto, 2022.

Larissa Barrera. El enigmático color del silencio. Mayo, 2022.

Lorena Camarena. Palma y pólvora. Febrero, 2022.

Alina Muressan. La punta del guaje. Febrero, 2022.

Otredades. Yo en los demás. Enero, 2022.

José Antonio Ochoa. El instante decisivo. Febrero, 2022.

Wuero Ramos. La trascendencia del libro. Octubre, 2021.

Teresa Velázquez. Puesta en abismo. Octubre, 2021.

Bernardo Loar. Siento que nos esfumamos. Junio, 2021.

Diego Glazer. Hemisferios / Hemispheres. Abril, 2021.

Raúl Campos. La loquería deambulante. Noviembre, 2020.

Eric Pérez. Islote. Recinto del sol poniente. Octubre, 2020.

Carlos Pellicer. Treinta años de obra en papel. Septiembre, 2020.

Pinceles Solidarios. Agosto, 2020.

Carmen Chami. Adláteres and the Unexpected Journey. Abril, 2020.

Lorena Camarena. Invernadero de sombras. Noviembre, 2019.

José Castro Leñero. Mar de la memoria. Octubre, 2019.

Sandra del Pilar. Recuerdos de un tiempo expandido. Septiembre, 2019.

Joaquín Flores. La materia del paisaje. Imágenes de la periferia urbana. Junio, 2019.

Carlos Pellicer. Temples, gouaches y encáusticas. Mayo, 2019.

El placer de lo cotidiano. Pintura mexicana contemporánea. Abril, 2019.

Miguel Ángel Garrido. Luz adentro. Abril, 2019.

Jorge González Velázquez. Origen. Octubre, 2018.

Carlos Pellicer. Abstracto. Julio, 2018.

Flor Pandal. Atlas y planisferios. Abril, 2018.

Beatriz Ezban. Al borde del camino. Noviembre, 2017.

Larissa Barrera. Vientos que acarician mis sombras. Septiembre, 2017.

José María Martínez. La luz de la sombra. Mayo, 2017.

Fernando Pacheco. Estructuras infinitas. Febrero, 2017.

José Castro Leñero. Ciudad negra. Obras en papel. Enero, 2017.

Jorge Obregón. Remanentes de la cuenca. Octubre, 2016.

Wuero Ramos. El misterio de la tristeza. Agosto, 2016.

Antonio Chaurand. Huésped. Junio, 2016.

Tomás Gómez Robledo. Travesías. Mayo, 2016. Evocaciones 2016. Cinco pintoras mexicanas contemporáneas. Marzo, 2016.

Germán Venegas. Coatlicue. Febrero, 2016.

Carmen Parra y José Antonio Farrera. La flor de loto y el cardo. Pintura. Octubre, 2015.

Miguel Ángel Garrido. Lo que habitamos. Noviembre, 2014.

Edmundo Ocejo. Inventario de imágenes. Mayo, 2014. Evocaciones. Cinco pintoras mexicanas contemporáneas. Abril, 2014.

José Castro Leñero. Circuito interior. Noviembre, 2013.

Jorge González Velázquez. ...Fractal. Septiembre, 2013.

José Antonio Farrera. Óleos. Abril, 2013.

Carmen Chami. Estratagemas. Noviembre, 2012.

Óscar Gutman. Pintura. Junio, 2012.

Miguel Ángel Garrido. Serán mi nostalgia. Abril, 2012.

Héctor Javier Ramírez. Wallpaper. Noviembre, 2011.

Lorenza Hierro. Contención. Octubre, 2011.

Tomás Gómez Robledo. Llamadas perdidas. Septiembre, 2011.

Remigio Valdés de Hoyos. Le retour. Junio, 2011.

Espejos de la mirada. Pintura abstracta contemporánea mexicana. Mayo, 2011. Vida en tránsito. La naturaleza muerta revisitada. Febrero, 2011.

Hacia una nueva figuración en la pintura mexicana contemporánea. Noviembre, 2010.

Gustavo Villegas. Non ego. Octubre, 2010.

Tatiana Montoya. Diálogos. Septiembre, 2010.

Miguel Ángel Garrido. Todos nuestros fantasmas. Junio, 2010.

Pedro Cervantes. Escultura ecuestre. Mayo, 2010.

Alberto Ramírez Jurado. Semillas. Febrero, 2010.

Colectiva de Navidad 2009. Diciembre, 2009.

Yampier Sardina. El placer del engaño. Octubre, 2009.

Ernesto Álvarez. Seis nuevas creaciones. Septiembre, 2009.

Tomás Gómez Robledo. Seis nuevas creaciones. Septiembre, 2009.

Miguel Ángel Garrido. Mientras sigamos vivos. Junio, 2009.

Jorge González Velázquez. Retrospectiva. Mayo, 2009.

Fernando Pacheco. Utopías del orden. Abril, 2009.

Víctor Guadalajara. Memoria. Febrero, 2009.

Colectiva de Navidad, 2008. Diciembre, 2008.

Mario Almela. El paisaje y los volcanes de México. Octubre, 2008.

Alberto Ramírez Jurado. El color de mi tierra. Septiembre, 2008.

Juan Carlos del Valle. Pintura y dibujo. Mayo, 2008.

Arturo Zapata. Pintura, dibujo y estampa. Febrero, 2008.

Pedro Cervantes. Escultura, pintura y dibujo. 2007.

Cat. 18
(detalle)
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