Capitanía General de Guatemala

Tuvo su capital en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala desde el año 1540 y luego se trasladó a Nueva Guatemala de la Asunción a partir de 1776. Debido a ello, no es de extrañar que la mayor parte de las manifestaciones artísticas de la época colonial se encuentren situadas en Antigua Guatemala.

Evidencia de ello es la fundación del Museo de Arte Colonial de Antigua Guatemala, en noviembre de 1936 como parte de una iniciativa de Carlos Cipriani, como una reafirmación del dominio político europeo en territorio Guatemalteco y la predominancia de su ideología. Es por ello que, al igual que en México y otros países de Centroamérica y el cono sur, el arte realizado en la época colonial refleja un drástico proceso de evangelización, pues las expresiones plásticas eran las únicas capaces de traspasar barreras idiomáticas y culturales.

“En pintura y escultura las técnicas españolas fueron implementadas en obras ya hechas en Guatemala, el tema predominante era eminentemente religioso transmitiendo así dolor y pasajes bíblicos, era y es comprensible que los indígenas se identificaran con esta temática. El estilo barroco constituye la forma de plasmar plásticamente el sentir de las personas evangelizadas, sentimiento vigente en nuestros días” (Palomo, 2016, p.67).

La escultura se manifestó como una escuela que combinaba la tradición maya con la española, cabe mencionar que las civilizaciones prehispánicas de esta región no eran ajenas a este tipo de prácticas, la única diferencia eran los materiales que se empleaban para su creación, esencialmente piedra y madera.

Virgen Dolorosa (principios del siglo XVIII). Museo del Arte Colonial de Antigua Guatemala.
Foto de: Ministerio de Cultura y Deportes (2020).

Cuando recién comenzaron los procesos de colonización, los españoles se encargaron de que los nativos indígenas aprendieran a reproducir imágenes que reflejaran la visión estética de las escuelas españolas, resultado de ello fue el muy conocido barroco antigüeño, caracterizado por la elaboración de imágenes religiosas:

“En cuanto a características estilísticas resaltan la sensación de vida y movimiento en ropajes, se intensifica el dramatismo en rostros, cabello femenino y barba. Las figuras son espirituales pero con carga sensual. Se maneja en las figuras las proporciones humana, manejada para conmover  acercarse al espectador, las esculturas se terminan de conformar con atributos iconográficos elaborados en distintos materiales tales como plata, oro, madera, actividad en que participan orfebres y plateros” (Palomo, 2016, p.69).

Ya que la escultura llevaba un largo proceso de elaboración que iba desde la selección del material y la talla de la imagen hasta el pulido, la imprimación, el encarnado y estofado, la técnica colonial escultórica involucraba al menos a tres especialistas: el escultor, un encargado de pulido y un pintor.

En cuanto a la pintura, a pesar de que este arte fue mayormente cultivado en otras regiones como México y Perú, durante el siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XVIII se desarrollaron algunas manifestaciones religiosas de este arte, siendo principalmente populares los lienzos y cuadros que servían para decorar los muros de las iglesias.

Guadalupana (principios del siglo XVIII). Museo del Arte Colonial de Antigua Guatemala.
Foto de: Ministerio de Cultura y Deportes (2020).

“Se destacaron algunos autores guatemaltecos, uno de ellos Thomas de Merlo hijo “La Pasión de Cristo, cuadros del Calvario Antigua Guatemala- Museo de Arte Colonial”, Liendo, Francisco Montufar, Tomas de Merlo padre, Pedro de Alvarado Mazariegos” (Palomo, 2016, p.71).

Entre las técnicas empleadas se encuentra la de los bastidores, muy conocida durante la época colonial, que servía para colocar el lienzo. Estos podían ser fijos o móviles y estaban hechos de aluminio o madera. No fue sino hasta el siglo XVII que apareció en lino en Guatemala y se continuó usando hasta finales del siglo XVIII.

“La pintura sobre lienzo fue la más utilizada se utilizaron lienzos de lino y yute (crudo de castilla) que fue el más utilizado en el Siglo XVI y buena parte del XVII… Estos lienzos eran preparados con base compuesta por blanco de España, albayalde, bol, y luego el color” (Palomo, 2016, p.72).

Cabe mencionar que los soportes que se utilizaron para estas obras no sólo fueron lienzos, también hubo manifestaciones pictóricas en cuero, madera, pergaminos y metales. Además, se utilizaron pigmentos preparados con polvo orgánico y minerales mezclados con aceite de linaza, chan y otras resinas como damar y elemí. Finalmente, cuando la obra estaba terminada se aplicaba un barnice de protección.

Con respecto a la arquitectura, las primeras construcciones fueron pequeñas edificaciones que elaboraron personas indígenas por mandato de los frailes durante el proceso de evangelización, no fue sino hasta mediados del siglo XVI que llegaron arquitectos profesionales a Guatemala.

“Los artistas más connotados en el período transicional entre el barroco y el neoclásico (siglo XVIII) son: Luis Diez de Navarro, Bernardo Ramírez (nació en 1741 murió a principios del siglo XIX), Marcos Ibáñez (llega en 1777 y regresa a España en 1783) y es uno de los constructores de la Catedral junto con Antonio de Bernasconi, su discípulo.   Juan José González Batres (iniciador de la modalidad neoclásica en Antigua) y Pedro Graci-Aguirre también como iniciador olvidándose del barroco. La traza de la nueva ciudad de Guatemala fue proyectada por Luis Diez de Navarro pero modificada primero por el conocido arquitecto Francisco Sabatini, quien envió a su discípulo Marcos Ibáñez para hacer dichas modificaciones y añade otras” (Lujan, 1972, P.18. Recuperado en: Menéndez, 2006, p.52-53).

Es característico observar en Antigua Guatemala, anteriormente conocida como ciudad de Santiago de los Caballeros, que los cambios arquitectónicos no se produjeron por la estructura de las plantas o por la forma de las fachadas sino por el tipo de columnas y las variantes de detalles decorativos que ostentaban en las portadas y los interiores de bóvedas y cúpulas, así como a partir de una diversidad de trabajos en estuco o yeserías, pinturas mural, retablos y la implementación de la columna salomónica.

José de Porres (1612- 1625). Detalle de la Iglesia San Francisco el Grande en Antigua Guatemala.
Foto de: kmuller00 (2018).

La columna salomónica fue uno de los recursos decorativos más explotados ya que, no sólo fue un resultado de la inserción del arte barroco en el contexto sino que, también, reflejó la más pura analogía de la doctrina católica, pues tenían un efecto de ascensión que representaba el deseo del hombre de llegar al paraíso. Otra herencia de esta época el estilo arquitectónico churrigueresco.

Entre los lugares arquitectónicos más famosos se puede mencionar La Catedral (1541), la Iglesia de Nuestra Señora de La Merced, Casa Santo Domingo, la Iglesia de San Francisco, el Arco de Santa Catalina, el Convento de Capuchinas y el Palacio de los Capitanes Generales.

En la capital de Guatemala, fundada en 1776 como Nueva Guatemala de la Asunción, se desarrolló más el arte Neoclásico. Esto se puede ver reflejado en obras arquitectónicas como la Catedral Metropolitana:

“En 1803 llegó desde España Santiago Marqui para hacerse cargo de las obras, que dejó concluidas en 1815 salvo ambas torres y el cuerpo superior del hastial, terminados en 1821. Dañada por los seísmos de 1917 y 1918, que echaron abajo la cúpula y hubo de ser reconstruida, destaca en este templo de tres naves su fachada, realzada con dos pares de columnas corintias de orden colosal entre pilastras a cada lado de la entrada, que sostienen el entablamento sobre el que se sitúa el segundo cuerpo, coronado por un frontón triangular” (Taranilla, 2019, p.226).

Otros ejemplos característicos son la Iglesia de Santo Domingo, la Iglesia de La Recolección y la Iglesia del Santísimo Nombre de Jesús que, si bien se alejan del Neoclasicismo ortodoxo, todavía conservan esa fachada horizontal con columnas pareadas y frontón abierto, en las últimas dos también se aprecian columnas pareadas colosales de fuste liso y capitel corintio compuesto.

Referencias

Palomo, A. (2016). Compilación de datos históricos y artísticos del Museo de Arte Colonial de Antigua Guatemala. Departamento de Arte: Universidad de San Carlos de Guatemala.
Menéndez, E. (2006). Algunos elementos iconográficos prehispánicos en bienes culturales coloniales de Guatemala: Una prospección general. Escuela de Historia: Universidad de San Carlos de Guatemala.
Taranilla, C. (2019). Breve historia del arte Neoclásico. España: Editorial Nowtilus.
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