• Repliegues de la membrana celular basal: aumentan la extensión de la superficie
celular y que facilitan las interacciones morfológicas entre las células y las proteínas
de la matriz extracelular.
La membrana basal designa una capa amorfa y densa, de espesor variable, adosada a la
superficie basal de los epitelios.
La lámina basal es el sitio de adhesión estructural para las células que están encima y el tejido
conjuntivo que está debajo. La lámina basal tiene una capa bien definida de material de matriz
electrodenso, entre el epitelio y el tejido conjuntivo subyacente.
En las células no epiteliales, la lámina basal recibe el nombre de “lámina externa”. Las células
musculares y las células de sostén de los nervios periféricos poseen un material extracelular
electrodenso que se parece a la lámina basal del epitelio.
Las láminas basales están compuestas por alrededor de 50 proteínas que pueden clasificarse
en cuatro grupos:
• Colágenos: el componente principal, que comprende el 50% de todas las proteínas
de la lámina basal, es el colágeno tipo IV. También hay dos tipos de colágenos no
fibrilares, el colágeno tipo XV y el colágeno tipo XVIII. El colágeno tipo XV es
importante en la estabilización de la estructura de la lámina externa en las células
musculares esqueléticas y cardíacas, mientras que el colágeno tipo XVIII está en las
lámina basales vasculares y epiteliales y se cree que interviene en la angiogénesis.
• Entactina/nidógeno: esta glucoproteína sulfatada sirve como vínculo entre la
laminina y la red de colágeno tipo IV en casi todas las láminas basales. Están
organizadas en dominios bien definidos que fijan el calcio, sustentan la adhesión
celular; promueven el quimiotactismo y la fagocitosis de los neutrófilos e
interaccionan con laminina, perlecano, fibronectina y colágeno tipo IV.
• Proteoglucanos: consisten en un centro de proteína que tiene fijadas cadenas
laterales de heparán sulfato, condroitín sulfato o dermatán sulfato, estas moléculas
son muy hidratadas.
Uniones célula – matriz extracelular:
La organización de las células en un epitelio depende del sostén provisto por la matriz
extracelular, sobre la cual se poya la superficie basal de cada célula. Las uniones adherentes
mantienen la integridad morfológica de la interfaz tejido epitelial – tejido conjuntivo. Las dos
principales uniones adherentes son:
• Adhesiones focales: que fijan los filamentos de actina del citoesqueleto a la
membrana basal.
Las adhesiones focales forman un vínculo estructural entre el citoesqueleto de actina y las
proteínas de la matriz extracelular. El remodelado coordinado del citoesqueleto de actina y la
formación y el desmantelamiento controlados de las adhesiones focales son los fundamentos
moleculares de la migración celular. Las adhesiones focales también aparecen en otras células
no epiteliales, como los fibroblastos y las células moleculares lisas.
Las adhesiones focales también son sitios importantes de percepción y de transducción de
señales. Son capaces de detectar fuerzas contráctiles o cambios mecánicos en la matriz
extracelular y convertirlos en señales bioquímicas. Este fenómeno, conocido es como
mecanosensibilidad permitiendo que las células modifiquen sus funciones mediadas por la
adhesión en respuesta a los estímulos mecánicos externos. Las integrinas transmiten estas
señales hacia el interior de la célula, en donde afectan la migración, la diferenciación y la
proliferación celulares.