Una reflexión sobre la arquitectura contemporánea. ¿Arte Moderno?
Capilla Bosjes, Estudio Steyn, Sudáfrica 2016

Una reflexión sobre la arquitectura contemporánea. ¿Arte Moderno?

Luego de la revolución industrial la arquitectura pasó por varios procesos de adaptación expresiva. La arquitectura moderna rompió con los lazos tradicionales de la historia constructiva y propuso nuevos paradigmas en su lenguaje. Sin embargo, y llegando a tiempos actuales, la arquitectura se fue transformando hacia una expresión donde hubo nuevos cambios en los paradigmas expresivos, entrando en la era de la arquitectura contemporánea.

A diferencia de la arquitectura moderna, la arquitectura contemporánea olvida ciertamente concepciones espaciales básicas, actúa por cuenta propia olvidándose del entorno que lo rodea. Y no es diferente a los hechos actuales que estamos viviendo, la globalización e individualización no es indiferente al lenguaje arquitectónico. Con la caída del muro de Berlín, la batalla cultural la ganó el capitalismo, un hito que marcó un precedente sin igual para la caída de la Unión Soviética, marcando el fin del comunismo en occidente.

Con este nuevo inicio, el capitalismo tuvo la estrategia de unir su ideología a nivel mundial, llegando así hacia una globalización consumista que comienza con desechar las identidades regionales de las ciudades más importantes. En la arquitectura, el movimiento moderno tomaba ciertos aspectos regionales para hacerlos suyos en expresiones únicas que respetaban el entorno y los aspectos antropomórficos de sus espacios, sin embargo, la globalización a través de su “reinicio” de la sociedad, trajo consecuencias en la manera de diseñar cada espacio.

La individualización del hombre contemporáneo ciertamente es parte del proceso de la eliminación de la identidad que lo representa, el bombardeo consumista en tiempos actuales es un reflejo de estatus social al consumirla.

Ya lo decía Ítalo Calvino en sus cuentos cuando nombraba a la “Ciudad de Leonia” una ciudad fantástica, única, que siempre debe tener lo último de la tendencia consumista para poder reinventarse a sí misma. Si bien Calvino nombró a Leonia en “Ciudades Invisibles” en 1972, esta referencia no pasa desapercibida en tiempos contemporáneos. Si uno observa la ciudad de Dubái en los Emiratos Árabes, observa prácticamente el mismo comportamiento que la ciudad de Leonia. Dubái, una ciudad imponente con lo último de la tecnología donde podemos encontrar en sus periferias los restos del desecho tecnológico que van formando asentamientos “de lujo”

¿Pero, que relación tiene la arquitectura contemporánea, con Dubái? En forma concreta, es la referencia más actual de lo que es la arquitectura urbanista contemporánea. Dubái es una ciudad de lujo, rascacielos cada vez más altos, el uso de nuevas tecnologías, el abandono de la escala humana en sus espacios, la no relación entre el edificio y el entorno, la negación cultural y el desarraigo personal.

Es la materialización de la ideología contemporánea, el capitalismo. Y eso es la arquitectura contemporánea, capitalismo puro.

LA NUEVA IDENTIDAD EN LA ARQUITECTURA

La arquitectura contemporánea se ha ganado sus elogios y críticas durante los tiempos actuales. Si bien, en un análisis profundo de su lenguaje encontramos los sesgos antes mencionados, hay que aclarar que el mayor problema de la arquitectura contemporánea fue su cambio de paradigma en la concepción de su propia identidad. Rem Koolhaas en su libro “Delirio en Nueva York” (1978) hace un análisis de como la ciudad de Manhattan construye su identidad basándose en los lineamientos del capitalismo; una ciudad furiosa, rápida, conceptualmente una ciudad que abandona su propia identidad pasada para pasar a ser un hito urbano de tecnología y movimiento.

La propagación de ideologías higienistas logró evolucionar esa ciudad contando con los avances técnicos que los posibilitaron (principalmente el ascensor), y contando con la “genialidad” de promotores, empresarios, gestores, ingenieros y arquitectos que supieron dar viabilidad a esas especulaciones y concretarlas en un fenómeno socioeconómico: el rascacielos se impone como el mejor sistema para la generación de la ciudad. Basándonos en las premisas de Koolhaas y como aparece una nueva ciudad en base a los lineamientos del capitalismo, luego de la caída del muro de Berlín, ese cambio de paradigma que se dio en Nueva York en los 70, sigue su rumbo hacia una globalización, ganando terreno en regiones arraigadas culturalmente, desguazando identidades culturales. Hoy en día, con el avance de las nuevas tecnologías y las comunicaciones, vemos una réplica de edificios en distintos lugares del mundo, sin importar su funcionalidad, contextualidad o cultura. Frampton en su libro “La arquitectura en la era de la globalización: Materialidad, hábitat y forma cívica” (2011) nos comenta que “un arquitecto hoy se debe tanto a su talento iconográfico como a su capacidad organizativa y/o técnica” dando el pie para entender a los nuevos arquitectos como protagonistas de una arquitectura llevada al azar y ambigua en su lenguaje.

LO MONUMENTAL ES SINÓNIMO DE GRANDEZA

Si uno pensara en un edificio icónico de alguna ciudad importante, automáticamente la mayoría de los lectores haría referencia a un edificio que tienen todos los puntos en común con la arquitectura contemporánea. Si uno pensara en un edificio en Nueva York donde se cumplan estos parámetros, uno pensaría en el “40 Bond Street” o en el “Nuevo Museo de Arte Contemporáneo”, obras que por sí solas hablan mucho de su monumentalidad. O bien, en Dubái, el “Burj Khalifa” o el “Burj Al Arab” dos inmensos edificios que destacan por ser los más altos del mundo. No es casualidad que entre los edificios más destacables de la arquitectura contemporánea tengan todo el mismo lenguaje, la monumentalidad. Y claramente va de la mano con los sesgos actuales del capitalismo, el cual, ante mayor exposición, mayor es lo redituable tanto económicamente, como socialmente. Las ciudades pasan a tener arquitectura pensada desde lo comercial, y desde este punto de vista debe ser parte del significado capitalista para ser relevante.

¿MENOS ES MÁS? ¡NO, MÁS ES MEJOR!

Con la llegada de las nuevas tecnologías, construir es cada vez más fácil. La arquitectura contemporánea cada vez es más eficiente en este sentido, logrando tiempos de acabados eficazmente rápidos y con costos cada vez más bajos. Sin embargo, el uso pensado en esta arquitectura actual en el diseño deja un espacio de ambigüedad en la concepción de la metáfora arquitectónica respecto a lo que rodea el edificio. Si bien, el diseño es protagonista totalitario del edificio en sí, deja de lado los aspectos antes mencionados, y la lógica de la arquitectura moderna, rechazando lo antiguo sigue su rumbo, más no así su significado respecto al usuario y su entorno. En un mundo donde el capitalismo es consumismo, la arquitectura no pasa desapercibida en ese sentido, abandonar los ornamentos es una característica que se trasladó del movimiento moderno hacia los estándares actuales, no obstante, la materialización de los nuevos edificios monumentales lleva en sí una complejización ambigua, entre lo tangente y lo etéreo. Pero ¿por qué se da esto? La respuesta también es compleja, aunque podemos afirmar que la monumentalidad puesta en concepción de grandeza construye escenarios cada vez más turísticos, un gran ejemplo es la arquitectura de Rem Koolhaas, donde el uso de la puesta en escena arquitectónica transforma una ciudad hacia lo comercial, es por eso por lo que las ciudades se convierten en hitos gracias a su arquitectura “imposible”, cuanto mayor es la intervención de estos edificios contemporáneos, la ciudad adquiere un status socioeconómico mayor, mayor relevancia y mayor beneficios. Es fácil pensar las diferencias entre la ciudad de Buenos Aires, donde su eje pasa por la arquitectura barroca, el neogótico en algunas construcciones sacras, el rococó y el academicismo tradicional, con la arquitectura de Los Ángeles (California, EEUU), donde transformó la arquitectura moderna hacia una arquitectura contemporánea de altura, con edificios cada vez más altos, y espacios pensados para el turismo comercial. En términos de relevancia, el capitalismo fluye hacia las ciudades donde la arquitectura contemporánea está presente, es decir, donde haya más intervención contemporánea, será mayor la relevancia por su significado de progreso y prosperidad.

EL PROBLEMA COMIENZA AQUÍ, LA SOLUCIÓN TAMIBIÉN

El uso de las nuevas tecnologías tiene cierta ambigüedad. Por un lado, acelerar los procesos productivos de materiales constructivos (debido a la rapidez de construcción in situ) lleva a una contaminación directa o indirecta, dependiendo desde el punto de vista que uno lo analice. Los procesos para materializar esta arquitectura contemporánea desde el principio pasan por un fuerte consumo de energía, y si pensamos la escala de los diseños sabemos que el consumo de las tecnologías constructivas es cada vez mayor. Sin embargo, existen nuevas tecnologías que toman esta premisa en conocimiento y adaptan sus procesos productivos para hacerlos sustentables, nuevas fuentes de energías, energías renovables y adaptables para generar mayor eficiencia en cada proceso. Como futuros arquitectos debemos tener en mente estas alternativas para construir, si queremos aportar a cambiar un paradigma de consumo inmediato que dañe a nuestro ambiente. Pero, no solamente el daño ambiental es por culpa de los procesos productivos. Hoy vemos arquitectura contemporánea situada en entornos ajenos al diseño, como viviendas de alta gama, recubiertas en hormigón y acero, metales y pinturas sintéticas, en entornos naturales ajenos a ese lenguaje. La idea es “vender”. Eso también constituye una problemática estructural para la contaminación no sólo visual, sino también química del entorno que lo rodea. Y mencionando contaminación visual, es fácil ver torres de edificios junto a viviendas bajas en los centros urbanos, disposiciones que sólo el capitalismo comercial hace posible en su afán de “vender” en esta loca carrera consumista.

LA IDENTIDAD NO ES COLECTIVA, ES INDIVIDUAL

Hace tiempo que la arquitectura de bloque de viviendas comienza a tomarse en cuenta debido a las nuevas ciudades que nacen de sociedades cada vez más céntricas, la densidad habitacional ha sido una problemática desde que las ciudades han centralizado sus economías en regiones. Es por eso, que la arquitectura da una respuesta a esta problemática y la arquitectura contemporánea aprovecha este problema para ganar rédito. Ya podemos olvidarnos de la vivienda unifamiliar en un entorno de ciudad abarrotada, sino que ahora debemos aspirar a vivir en un bloque de viviendas en edificios, pero, no cualquier edificio sino edificios que tengan su propia identidad.

En 1922, Le Corbusier realizaba “La Unidad de Habitación” (Unité d’habitation) un encargo del Estado Francés para alojar a las víctimas de barrios destruidos de la ciudad. Un edificio de 337 viviendas, con una estructura de hormigón que está implantada entre colinas y el mar por una terraza jardín. En la obra propia movimiento moderno, hay un compromiso fuerte entre el entorno inmediato, la escala humana, la función y la identidad del usuario francés promedio. Sin embargo, en la obra del arquitecto Vlado Milunić y el arquitecto Frank Gehry, “Casa Danzante”, es un complejo que creó una gran polémica por la implantación de ese diseño particular en una zona rodeada de un lenguaje taxativamente moderno (Arte gótico, barroco y Arte Nuevo). Con un lenguaje deconstructivista, “Casa Danzante” rompe con los paradigmas modernos, pone en evidencia la no relación entre el entorno y el edificio, sin embargo, genera una identidad única en función de crear un montaje escenográfico. Una obra de arte contemporánea que atrae y genera lo que el capitalismo dicta.

LA EVOLUCIÓN DE LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA

Si bien, en tiempos actuales la arquitectura contemporánea es la expresión que hablamos durante este ensayo, quedan ciertas premisas a analizar sobre que rol ocuparán los nuevos arquitectos para el futuro, y como serán las nuevas intervenciones que quedarán plasmadas como hitos en las distintas ciudades.

Hoy debemos pensar como futuros constructores en bien de lo que se ha estado perdiendo en la arquitectura, el significado, la metáfora y la identidad colectiva. Volver a construir en base a la antropometría los espacios habitables, usando las nuevas tecnologías renovables podría ser un camino hacia una nueva arquitectura contemporánea.

Dejar de lado las ambigüedades significativas y comenzar a usar correctamente la metáfora en la arquitectura con un sentido más tácito. Quizá lo logremos.

Matías Bataglia

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