LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR, UNA PANDEMIA SILENCIOSA

LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR, UNA PANDEMIA SILENCIOSA

Por Nerio Olivar Urbina

A escasos días de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretara el fin de la pandemia por covid-19, vale la pena llamar la atención sobre otra que está ocurriendo de manera silenciosa, se trata de “la violencia intrafamiliar”. El número de casos está en aumento, sin que se tomen las medidas realmente eficaces para erradicarlos; lo cual provoca que este flagelo tienda a negarse, ocultarse o naturalizarse en todo el mundo.

Como psicólogo sé que se trata de un problema de salud pública, que repercute en la salud mental de víctimas y victimarios. Además, de que no basta con aplicar sanciones al agresor (que en muchos casos reacciona conductualmente a un conjunto de variables que escapan de su control consciente), sino que también debemos hacer más énfasis en su prevención. Por eso, he redactado este artículo, con el cual (a través de un conjunto de preguntas claves) pretendo dar a conocer los elementos más importantes relacionados con este tema.

¿Qué es la familia? 

Su concepción ha evolucionado en paralelo con la sociedad, y ha dependido de la disciplina desde la que se aborde, así como de los objetivos que se persigan. Particularmente defino a la familia como una institución conformada por personas que interactúan entre sí, y que forman parte de una sociedad que responde a la cultura, las tradiciones y los valores de su entorno. Los individuos que la integran pueden estar unidos por vínculos consanguíneos, afectivos o cohabitacionales.  

La familia tiene como objetivo principal brindar ayuda mutua y bienestar para todos sus miembros. Además, es esencial para el desarrollo de la identidad personal, y cumple funciones importantes en el desarrollo biológico, psicológico y social del ser humano, asegurando la socialización, la educación, al igual que la transmisión de valores culturales de generación en generación. Por tanto, es una entidad que debe garantizar (a cualquiera de sus integrantes) una vida organizada y armónica.

Para su estudio pueden considerarse variables estructurales y sociopsicológicas, por lo que debe abordarse como institución social (en conjunto) y como unidad psicológica particular (de forma individual).

¿Qué es la violencia intrafamiliar o doméstica? 

El concepto de violencia intrafamiliar depende de varios factores, pero en general es ampliamente aceptado el que la describe como cualquier acto de agresión emprendido por un miembro de la familia contra otro u otros integrantes de ese grupo, sustentado por su poder, jerarquía, dominio o cualquier otra razón.

Se trata de un tema relevante para la psicología porque tiene importantes implicaciones psicoemocionales tanto para las víctimas como para los victimarios, puesto que origina daños físicos, a la vez que trastornos psicológicos que inciden negativamente en su salud física y mental. En otras palabras, porque genera la pérdida del respeto que debe existir en el hogar, lo que lo convierte en un espacio disfuncional, donde impera la zozobra, el miedo, y la ausencia de valores.  

¿Quiénes son los más vulnerables ante este flagelo?

La población más vulnerable son las mujeres, pues según la OMS y otros organismos internacionales muchas de ellas en América Latina y otras partes del mundo han sido víctimas de uno, varios o todos los tipos de violencia intrafamiliar desde hace siglos, llegando incluso a ser asesinadas por sus parejas actuales o anteriores.

Asimismo, los niños, los ancianos y las personas con alguna discapacidad física o mental son especialmente vulnerables, debido a que no pueden defenderse de las agresiones o huir para evitar convertirse en víctimas. Debido a que son parcial o totalmente dependientes de sus victimarios, toleran estoicamente sus agresiones. 

También son blancos fáciles los hombres retraídos, tímidos, sumisos, y con baja autoestima, que perciben a su pareja como una figura de autoridad con potestad para castigarlos. Que buscan constantemente aprobación, con una historia de maltrato durante su infancia, y que no saben cómo salir de una relación disfuncional. En estos casos no se denuncia el maltrato por miedo al ridículo o a ser percibidos como débiles, por falta de apoyo jurídico e institucional, por escasa credibilidad de terceros, y por sentimiento de culpa.

¿Cuántos tipos de violencia intrafamiliar existen?

A mi modo de ver, los tres tipos de violencia intrafamiliar más habituales, debido a que dejan huellas o consecuencias tangibles, son: 

1. Violencia verbal. Conformada por las palabras que tienen como objetivo amedrentar o maltratar a la víctima. Sus manifestaciones más comunes son: los insultos; los gritos; las palabras hostiles; las formas atemorizantes o aterradoras de hablar; y las palabras dirigidas a menospreciar, desvalorizar o atentar contra la autoestima de la otra persona. Suele estar acompañada de un lenguaje corporal agresivo, con el fin de infundir dolor y miedo.  

2. Violencia física. Se trata de todo acto de fuerza que cause daño, dolor o sufrimiento físico a la víctima. Los más frecuentes son: bofetadas; empujones; golpes con manos, pies u objetos contundentes; heridas punzocortantes; mordidas; pellizcos; mutilaciones; y en casos extremos, la muerte.  

3. Violencia sexual. Es considerada como tal todo maltrato que constituya una imposición en el ejercicio de la sexualidad. La forma más común es obligar a la víctima a tener relaciones u otras prácticas sexuales con el agresor o con terceros, mediante el uso de la fuerza física, amenazas o cualquier otro medio coercitivo. De la misma forma, se manifiesta mediante la privación de sexo por parte de uno de los miembros de la pareja como castigo por alguna acción realizada o como mecanismo de presión para conseguir fines específicos.

No obstante, existen tres tipos de violencia intrafamiliar menos evidentes, por lo que, en muchos casos, resulta difícil demostrarlos o reconocerlos como parte de la clasificación de la violencia en este contexto. Ellos son:

4. Violencia psicológica. Incluye toda acción u omisión que cause daño, dolor, perturbación emocional o alteración psicológica a la víctima. Se manifiesta por medio de amenazas, burlas, encierros, y celos, entre muchas otras acciones. De este modo, termina siendo una consecuencia a mediano y largo plazo de los tipos de violencia intrafamiliar descritos anteriormente, por lo que sus huellas se hacen intangibles y dificultan su demostración. 

5. Violencia económica. Se trata de toda acción realizada por un individuo que tiene un impacto en la supervivencia económica de otros miembros de la familia. Se manifiesta a través de la retención o el robo de dinero, así como de la restricción del uso de los recursos económicos y la negación del aporte monetario para cubrir los gastos ordinarios del hogar (alimentación, pago de servicios públicos y rentas, entre otros). 

6. Violencia por negligencia. Se produce cuando los responsables no se esfuerzan por satisfacer las necesidades de aquellos que no pueden valerse por sí mismos, es decir, niños, ancianos o personas con alguna discapacidad física o mental. La manifestación más frecuente es negarse a proporcionarles alimentación, vestido, vivienda, atención, higiene, medicación y seguridad. 

¿Cuáles son las principales causas de la violencia intrafamiliar? 

Pueden llegar a ser diversas, pero las más comunes las agrupo de la siguiente manera:

Fisiológicas. Lesiones en el cerebro (sistema límbico, lóbulos frontales y temporales) o anormalidades en el metabolismo de la serotonina, que pueden predisponer a la agresión.

Psicológicas. Baja autoestima, antecedentes de maltrato, escasa tolerancia a la frustración, traumas en la infancia, dificultades para el control emocional, estrés, ansiedad, depresión, trastornos del sueño u otros padecimientos psicológicos. También, falta de comprensión, empatía o amor hacia niños, mujeres, ancianos y personas con discapacidad que forman parte de la familia.

Conductuales. Consumo de alcohol o cualquier otra droga (lícita o ilícita). Patrones mentales inadecuados que dificultan o impiden la resolución de conflictos de manera asertiva, una comunicación de calidad, y una crianza de los niños desde el amor y los valores.

Contextuales. Elementos ambientales o contextuales, distintos en medios rurales y urbanos, en países desarrollados y en vía de desarrollo, que hacen diferente tanto la concepción como la expresión de la violencia intrafamiliar (machismo, patriarcado, rol de la mujer y de los niños, entre otros).

¿Cuáles son las consecuencias de la violencia intrafamiliar?

Suelen ser diferentes en cada caso, puesto que influyen factores fisiológicos, psicológicos, sociales, culturales, y religiosos. Algunas de las más comunes son: depresión, irritabilidad, ansiedad, temor, inseguridad, trastornos del sueño, anorexia, bulimia, disfunción menstrual, trastornos sexuales, fatiga, disfunciones en la memoria, alteraciones en la atención, y dificultades para la concentración.

Adicionalmente, alteraciones de la conciencia, alucinaciones, distorsión de la imagen corporal, problemas de conducta, trastornos del aprendizaje, bajo rendimiento escolar, timidez, baja autoestima, conducta hostil hacia los demás, pesadillas, y conductas antisociales (caracterizadas por robos, consumo de drogas y alcohol). Aislamiento social, autolesiones, suicidio, abandono escolar, desesperanza, minusvalía, vergüenza, culpa, ira, y dificultades para el establecimiento de relaciones de pareja sanas, entre otras. 

¿Qué podemos hacer para prevenir o combatir este flagelo? 

Ante el aumento de los índices de violencia intrafamiliar, los psicólogos y otros especialistas recomendamos:

1. Diseñar y aplicar programas de formación, que promuevan la sensibilización del problema desde los diferentes niveles de educación. Los mismos deben estar basados en la enseñanza de valores tanto éticos como humanos, en el conocimiento de los elementos asociados a la violencia intrafamiliar, y en la prevención de este flagelo en todos los estratos de la sociedad.

2. Propiciar el diálogo en la familia y la manera adecuada de resolver los conflictos, para que todos sus miembros disfruten sus derechos, sin que ello provoque una reacción agresiva.

3. Solicitar ayuda especializada ante los primeros actos de violencia de cualquier miembro de la familia, para evitar males mayores en el futuro. La atención profesional debe ser integral, oportuna, expedita, confiable, eficiente, y de calidad.

4. Denunciar las agresiones ante las autoridades correspondientes, con el fin de que el agresor y la víctima reciban la atención que el caso amerite.

5. Legislar en función de que las diferentes instancias del poder público coadyuven esfuerzos para garantizar el número suficiente, así como el funcionamiento adecuado de las instituciones que brindan ayuda especializada tanto a las víctimas como a los victimarios. También para que desarrollen programas tendentes a reducir los índices de violencia intrafamiliar.  

A manera de síntesis quiero resaltar tres elementos referidos a la violencia doméstica: (1) este flagelo puede presentarse en cualquier estrato social (no solo en los más bajos), sin importar raza, sexo o edad; (2) por la conformación disfuncional de muchas familias, en algunos casos, sus miembros alternan el papel de víctimas y victimarios; y (3) una familia donde la violencia es cotidiana, se convierte en un semillero de abuso, donde las personas intentan conseguir sus objetivos aplicando la fuerza, la intimidación, y el miedo.

 

 

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