¿Has estado frente a un dibujo u objeto compuesto de muchos círculos o huecos y sentido una sensación incómoda o de ansiedad? Si tu respuesta es sí, lo más seguro es que padezcas de tripofobia (trypophobia en inglés) (trypo proviene del griego y significa ‘perforación’ o ‘puntada’), una repulsión o miedo ante un patrón repetitivo de círculos o agujeros o figuras geométricas. Llega a ser una condición grave en ocasiones para ciertas personas que no soportan la visión de este tipo de imágenes: sienten ansiedad, picores o incluso náuseas.
La American Psychiatric Association (Asociación Americana de Psiquiatría) no la contiene en su Manual para el Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM), sin embargo, miles de personas manifiestan ansiedad o una creciente incomodidad cuando miran este tipo de objetos.
Sus causas
Varios de los animales más letales del planeta (arañas, serpiente o ranas) se distinguen por tener en sus pieles patrones repetitivos de círculos de diferentes tamaños y colores. Geoff Cole, experto investigador en ciencias de la visión, cree que la tripofobia puede ser un mecanismo evolutivo para alertar al cerebro de un peligro inminente.
Stella Lourenco de la Universidad de Emory en Atlanta (Estados Unidos), menciona que la tripofobia está impulsada asimismo por el disgusto. Está de acuerdo en que el miedo es un mecanismo para escapar de los depredadores pero que la tripofobia responde más a cuestiones de asco o disgusto, lo cual puede ser también un mecanismo de defensa ante la apariencia de ciertos alimentos que pudieran estar podridos.
El asco como mecanismo de defensa
Lourenco y sus colegas sometieron a un grupo de 85 voluntarios a un test en el que les mostraban imágenes de animales peligrosos y otras que desataran una reacción de tripofobia, al tiempo que se les practicaba una pupilometría. Mientras que con las imágenes de animales sus pupilas se expandieron (señal clara de miedo), con las de patrones de círculos sus pupilas se contrajeron (señal de asco).
En este sentido, los científicos afirman que las imágenes relacionadas a la tripofobia podrían recordar al cerebro primitivo la comida enmohecida o en estado de descomposición, lo cual genera en automático una reacción de asco o disgusto. Esto puede ser la explicación del porqué la tripofobia no está catalogada como fobia, sino que es más bien un desagrado por los agujeros.
Los mecanismos evolutivos que el cuerpo y la mente utilizan para ciertas tareas pueden ser un misterio indescifrable, sin embargo, necesarios para la supervivencia. Igualmente las fobias descubren muchos antecedentes mentales de una persona: algunas son tan extrañas que nadie quisiera padecerlas.
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