¿Cómo medir el impacto ambiental de la sociedad? ¿Cómo evaluar el impacto que produce sobre el planeta una forma determinada de vida? Este indicador fue acuñado en 1996, como propuesta del economista William Rees y del ecologista Mathis Wackernagel, y es conocido como Huella Ecológica.

Mediante esta manera se mide el impacto generado por la demanda de recursos naturales existentes en el planeta, en relación con la capacidad que tiene este para regenerar los recursos. En otras palabras, es el total de superficie ecológicamente productiva, necesaria para la producción de los recursos consumidos por un ciudadano promedio en una determinada comunidad.

La huella ecológica es un indicador muy utilizado para la medición del desarrollo sostenible. Según el World Wildlife Fund (WWF2012) la huella ecológica de cada ser humano es de 2.7 hectáreas, sin embargo, el planeta tierra tan solo es capaz de otorgar a cada uno de sus habitantes cerca de 1.8. Esta diferencia nos indica que cada uno de nosotros utiliza más espacio para cubrir sus necesidades de lo que el planeta puede darnos.

De acuerdo con el folleto Huella ecológica, datos y rostros, elaborado por el CECADESU (Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable) en México fue calculada en cerca de 3.4 hectáreas por persona, lo que nos ubica entre los países con déficit y ocupamos el lugar 46 entre las mayores en el mundo. Son datos para preocupar pues eso quiere decir que nuestra conciencia del cuidado del planeta no es el adecuado.

La diferencia entre la huella ecológica (demanda de recursos) y la biocapacidad (recursos disponibles) se define como déficit ecológico.

Si deseamos reducir nuestro impacto ambiental, debemos crear armonía y equilibrio en tres aspectos, económico, social y ambiental. Por ello debemos recordar lo que necesitamos y lo que la naturaleza necesita para sobrevivir. Debemos ser conscientes de lo que consumimos, porque somos un reflejo de lo que está afuera. Si nosotros estamos bien de salud, si somos limpios y ordenados, también el medioambiente.

Las actividades que más han influido en el crecimiento de esta huella ecológica son la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), la agricultura y la ganadería. Ante este panorama, resulta imperante el uso adecuado de los recursos naturales, una cultura del reciclaje que ayude a la conservación del ecosistema y una filosofía más enfocada al cuidado del medio ambiente con la participación de todos quienes vivimos en este planeta.

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